Estudio
geofísico preliminar del yacimiento arqueológico de La Hoya, Laguardia (Álava).
González de Durana, J.
M. : Dpto. de Electrónica de Ia EUITI de Vitoria-Gasteiz. (UPV/EHU).
Llanos Acebo, H ;
Dpto. de Geología de la EUP de Vitoria (UPV/EHU).
Llanos, A.:Instituto
Alavés de Arqueología. Vitoria-Gasteiz.
Ulívarri, V. :
Dpto. de Geología dcl Colegio Universitario de Álava. Vitoria-Gasteiz.
El poblado de La
Hoya, situado en las afueras de la localidad alavesa de Laguardia, se
conoce desde 1935 en que don Alejandro Sampedro Martínez, al encontrar
un elevado número de fragmentos de cerámica, comunica el hallazgo a don
Carlos Sáenz de Tejada y don Álvaro de Gortázar, quienes publican un
breve estudio con las observaciones más significativas.
A partir de los años
cincuenta, se suceden diversos estudios y excavaciones que culminan en
la década de los setenta en la que el Instituto Alavés de Arqueología,
aborda bajo la dirección de don Armando Llanos, el análisis y excavación
exhaustivos de este singular yacimiento (Llanos, A., 1976).
Los trabajos, que
se suceden de forma contínua hasta el presente, han dado como resultado
la sucesión histórica que sigue:
— FASE IV. (Bronce
medio tardío-Bronce final).
Se trata de las construcciones de los primeros grupos que se asientan sobre el lugar y corresponden a edificaciones de madera de planta rectangular,
fácilmente identificables por los agujeros horadados sobre la roca, atribuibles a un urbanismo perimetral.
— FASE III.
(Bronce final continental).
Superpuestos a la
anterior, se observan grupos de construcciones con zócalo de piedra y
divisiones interiores de madera y suelos pintados, edificadas de forma
aislada.
Aparece abundante
material cerámico con ornamentaciones de tipo anguloso, atribuibles a
la mitad del siglo XIII a. C.
— FASE II. (Hierro I).
Se superpone a la
anterior y coincide con un cambio en el trazado de las viviendas, que
ahora pasan a agruparse con muros medianiles y presentan, en
consecuencia, un mayor desarrollo de la zapata de piedra (1,77 m.).
Su fechación ha
sido establecida entre finales del siglo VI a. C. y los finales de
este nivel coinciden con el importante cambio originado por la
iberización del poblado (finales del siglo IV a. C.) en la que, entre
otras cosas se extiende la práctica de enterramientos infantiles.

(Fig. 1). Esquema parcial de las Excavaciones y del
Área Investigada. Escala 1:250.

(Fig. 2). Perfiles
de resistividad aparente.
— FASE
I. (Hierro II).
Es la última fase y está dominada por el desarrollo del periodo celtibérico. Se caracteriza por el urbanismo reticular en manzanas, la
potenciación de la agricultura cerealista, la utilización de la cerámica de
torno y el desarrollo de la metalurgia con fabricación de piezas de hierro,
etcétera.
En los momentos de mayor desarrollo se aprecia una clara definición del
modelo urbano reticular con calles pavimentadas, viviendas medianiles, tiendas,
etcétera. Tras la destrucción del poblado a finales del siglo IV a. C., se acomete la
reconstrucción respetando el trazado inicial, si bien se introducen
pequeñas modificaciones en detrimento de la calidad de construcción y de los
volúmenes habitables (siglo III y II a. C.). Posiblemente en coincidencia con la roma de la
región por Sertorio (año 77 a. C.) se produce el abandono del poblado del que solo quedan algunas construcciones sobre escombros anteriores.
Entorno geológico del yacimiento.
Dentro del recinto amurallado, que al parecer incluye la totalidad del antiguo poblamiento, se ha investigado
exclusivamente un área, aún no reconocida, de unos 400 metros
cuadrados de superficie, situada en la mitad septentrional del yacimiento entre los dos sectores hasta ahora mayoritariamente
excavados (Fig. 1).
A partir de estas consideraciones, el estudio se ha orientado exclusivamente a la
determinación de aquellas anomalías eléctricas, principalmente de tipo lateral, aunque pueden detectarse otras en sentido vertical, generadas por el apilamiento artificial de elementos
pétreos y otras piezas arquitectónicas utilizadas por los antiguos moradores del poblado en sus esquemas constructivos.
Bajo estas condiciones, y con la técnica utilizada, es posible establecer, como se
verá más adelante, de forma relativamente rápida y no destructiva, la existencia de cuerpos o agrupamientos, cuyas formas
geométricas deben coincidir sensiblemente con las estructuras y principales directrices del poblado.
Metodología.
El trabajo de campo se ha dividido en dos etapas:
La primera consistió en un reconocimiento del entorno geológico y de la morfología del yacimiento, acompañada
de una previa prospección geofísica por diversos dispositivos adecuados al problema planteado.
En un segunda fase se procedió a la realización de la propia campaña geofísica en la que se invirtieron siete días de
campo. Para el desarrollo de la misma se ha utilizado un equipo de corriente
contínua constituido por un grupo generador, fuente convertidora, electrodos de corriente y de
potencial, estos últimos impolarizables, y aparatos de medida digital con dispositivo de puesta a cero.
Dentro de las diferentes categorías de calicatas eléctricas móviles, en las que los electrodos se desplazan
conjuntamente, conservando sus distancias y posiciones mutuas a lo largo de una serie de perfiles, como un todo rígido, se han empleado las del tipo
Schlumberger.
Así, y con objeto de efectuar un barrido lo más exhaustivo posible del terreno a investigar, se midieron 25
perfiles con un total de 425 estaciones. Además, en todas ellas
se adoptaron cuatro amplitudes interelectródicas con 2, 4, 6 V , 8 m. de A B , simétricas respecto al punto de lectura,
con lo que se han obtenido otros tantos niveles de información correspondientes a diferentes profundidades de investigación de aproximadamente A B / 4 , en cada caso
respectivamente, disponiéndose, en definitiva, de un total de 1700 lecturas.
Interpretación.
Básicamente el análisis consiste en la inspección de sucesivas representaciones, a partir de los valores obtenidos en la
campaña de campo, observando agrupamientos y deduciendo de ello la presencia y
posición de los accidentes mas significativos.
Para el tratamiento de los datos se ha utilizado en una primera fase un equipo
informático constituido por un ordenador Comodore 64; la correspondiente unidad de disco modelo 8050 y un plotter digital del tipo CX-Itoth.
Posteriormente se ha realizado un proceso análogo mediante un ordenador Hewlett-Packard modelo HP-9920 conectado a una impresora Manesmann Tally de tipo matricial de 132 caracteres, que proporciona una
resolución gráfica de 1.200 x 800 puntos.
Asimismo se han diseñado y elaborado para este caso en concreto una serie de programas escritos en lenguajes
Basic Comodore 64 y Pascal (HP-90000) que han permitido disponer finalmente de
diversas salidas gráficas a escala. Tanto el programa Basic para el Comodore 64 como el
escrito en Pascal para el HP-90000, realizan el trazado del lugar geométrico de puntos de isorresistividad
comprendida entre dos valores, mínimo y máximo. El programa permite dividir
la celda elemental de la malla (cuadro de 1 x 1 metro en este caso), en unidades integrantes, cuyo
número se
establece a voluntad en cada ejecución del programa.
Como es lógico el proceso tiene una duración proporcional al número de unidades escogidas. En concreto, para
el tratamiento de los datos de campo recogidos durante esta campaña
que como ya se ha indicado, corresponde a 425 unidades por nivel, se han considerado para cada una de ellas
2.500 divisiones (50 x 50), con lo que el tiempo
invertido en los procesos de interpolación e impresión ha sido de aproximadamente 40 minutos con el ordenador
HP-9000 y de seis horas para el Comodore 64.
(Fig. 3).
Perspectivas
asonométricas.
Entre las diversas técnicas de representación elaboradas se han retenido como representativas los perfiles de
resistividad aparente. Prácticamente en todos los perfiles (Fig.2), representados a escala semilogarítmica, se observa una correspondencia entre los diferentes niveles, a excepción
del más superficial.
Además se han elaborado otras representaciones por niveles que agrupan la totalidad de los perfiles.
Tal es el
caso de las representaciones en perspectiva axonométrica (Fig. 3), y los Mapas de isorresistividades (Figs. 4 y 5), con lo que en este último caso, se ha esbozado un sistema de
cartografía automática del yacimiento, considerando intervalos de resistividad variables.
En todos ellos pueden apreciarse, de forma real, la correspondencia entre los principales accidentes v su
evolución a diferentes profundidades. No obstante, un análisis
más detallado indica la existencia de escasas, pero notables, desviaciones puntuales, tanto
positivas como negativas, caracterizadas por un elevado contraste que pueden dar lugar a una incertidumbre en la interpretación.
Conclusiones:
Se ha realizado una campaña de prospección geofísica en corriente continua en un pequeño sector de 400 m
cuadrados del
yacimiento arqueológico de La Hoya.
El procedimiento utilizado ha sido el de las calicatas eléctricas móviles de tipo simétrico, con dispositivo de
lectura Schlumberger.
(Fig. 4).
Mapas de isorresistividades
(Comodore 64).
(Fig. 5). Mapas
de isorresistividades (HP-90000).
La profundidad de investigación en cada punto ha sido
variable, adoptando distancias interelectródicas crecientes de 2 , 4 , 6 y 8 m. de A B .
A partir de los datos recogidos en el campo, y previo tratamiento de los mismos, con el concurso de
correspondiente ordenador, se han elaborado distintas salidas gráficas de
utilidad para la interpretación. En todas ellas, y especialmente en los Mapas de isorresistividades y en las
proyecciones axonométricas, parece deducirse la presencia de sistemas constructivos sensiblemente ortogonales y otros
elementos urbanísticos que podrían coincidir con vías de paso de desigual entidad en el poblado.
B I B L I O G R A F Í A
HESSE, A . (1970): Manuel de
prospection géophysique appliquée a la reconaissance archeologique.
Publi a du Centre de Rccherches Bur. Techniques.
LLANOS, A . (1976): Poblado protohistórico de La Hoya (Laguardia, Álava), public. Consejo de Cultura de la
Excma. Diputación Foral de Alava. 1 9 páginas. Vitoria-Gasteiz.
R A M O N SÁNCHEZ, S. y GONZÁLEZ MARTÍNEZ, A . (1984): Cartografía automática aplicada a la investigación
arqueológica. I Congreso Nacional de Geología. Tomo III,
páginas 607-614. Segovia.