ARTE
PRERROMÁNICO Y ROMÁNICO EN ÁLAVA.
J. JAVIER LÓPEZ DE
OCÁRIZ.
FELICITAS MARTÍNEZ DE SALINAS.
"ARKEOTIK
VITORIA-GASTEIZ" MUSEO VIRTUAL.
INTRODUCCIÓN AL ARTE
ROMÁNICO.
El arqueólogo normando Charles de Gerville inventó en el siglo XIX la expresión «Arte Románico» bajo el supuesto de que este arte sucedía al arte
de Roma a la vez que las lenguas romances sucedían al latín. Aceptando que
tiene base romana, hoy se constata la importancia de las aportaciones
orientales llegadas por la vía bizantina o musulmana.
Parroquia desafectada de Santa María de Tobera.
Por su sencillez de proporciones es un ejemplar significativo del románico alavés. Planta
rectangular con cabecera semicircular y su conservación obedece a lo reducido de su
vecindario, más tarde despoblado.
El monje Raul Glaber hacia 1050 da testimonio de que, pasado el terror
al año 1000, el Milenarismo, se reconstruyeron o levantaron iglesias en todo
el Occidente europeo. El arte Románico florece entre los siglos XI y XIII,
coincidiendo con el logro de la unidad espiritual de Europa, la Cristiandad,
que comienza a eclipsar a las culturas bizantina e islámica.
Es un arte internacionalista y bastante unitario pese a las escuelas
locales. Cuadrillas volantes de canteros y escultores deambulan realizando
encargos. Es también un arte de monjes y peregrinos; lo impulsaron los
benedictinos de Cluny y la revitalización de las peregrinaciones Jacobea
(Santiago de Compostela) y de los Santos Lugares (Jerusalén). Hay un impulso de
renovación religiosa tan fuerte que la cultura está clericalizada. La Iglesia es
la única cliente de obras de arte. El arte no se valora como placer estético
sino como ofrenda cultural a la Divinidad.
Se distingue un Primer Románico, hasta mediados del siglo XI: iglesias sencillas con techumbre de madera; y después un Románico Pleno: la
bóveda de piedra es sustancial por sus exigencias constructivas y su valor
simbólico. Es imagen de la bóveda celeste, corona la Jerusalén celestial
representada en el templo. Frente a los pobres chozas de los campesinos, las iglesias
románicas sobresalían como fortalezas de la Iglesia militante, construidas no
para fieles sino para gloria de Dios.
La Arquitectura ocupa el puesto principal y en torno a ella se integran las
demás artes. Es la Escultura se enfrentan dos tradiciones, la estatuaria grecolatina
y la decoración rítmica, bárbara, de los pueblos de las estepas. El acierto del
Arte Románico es el no excluir a una para optar por otra, sino coordinar
ambas como complementarias. En la «Ley del marco» Focillon resalta la
adaptación de las esculturas al marco arquitectónico. Su organización la estudia
Baltrusaitis en la «Ley del esquema interior».
La Escultura y Pintura Románicas apuntan a una simbología muchas veces poco clara, que los simples creyentes sólo comprenderían en sus formas
mas «expresionistas». El poeta francés François Villon describía a fines de
la Edad Media el impacto que causaba a una mujer sencilla, su madre, la
iconografía religiosa:
«Soy una mujer vieja y pobre,
ignorante de todo; no se leer;
en la iglesia de mi pueblo me mostraban
un Paraíso pintado, con arpas,
y un Infierno, donde hierven las almas de los condenados;
el uno me alegra, me asusta el otro».
PANORÁMICA HISTÓRICO-RELIGIOSA DE
ÁLAVA. (SIGLOS VI-XIII).
Entre los siglos VI y X después de Cristo hay un espacio de gran
oscuridad en la historia universal. Coincide en Álava con la sucesiva invasión
visigoda y musulmana, y con el proceso de introducción del Cristianismo. En lo
poco que sabemos, la tenaz resistencia frente a visigodos y árabes contrasta
con la mayor permeabilidad al mensaje cristiano, aunque todo apunta a un
proceso lento en coexistencia con las prácticas y creencias tradicionales. Las
tierras bajas del Ebro o del Zadorra, en contacto con las vías romanas serían
las primeras en recibir la nueva fe, pero la ruralización dificultaba una
evangelización masiva.
Las fuentes árabes nos informan de las duras aceifas musulmanas que
entre el 767 y 886 toman a Álava como portillo para castigar y someter los
reductos norteños. Es precisamente entonces, siglos VIII y IX, cuando las
inmigraciones desde la Meseta y tierras leonesas pudieron generalizar, junto
con aportaciones de cultivos mediterráneos, la aceptación de la nueva fe,
aún persistiendo cultos ancestrales o grupos a los que las fuentes árabes
podían calificar de «Madchus» (idólatras o paganos) en contraposición a las
«Religiones del Libro» (el Corán o la Biblia).
Santuario rupestre de Nuestra Señora de la Peña.
Faido.
Este santuario semirrupestre mantiene el culto cristiano desde hace más de mil años, sería el
templo cristiano más antiguo del País Vasco. A la ermita excavada en la roca se le adosó un atrio
cerrado con un muro de mampostería.
En torno a estas fechas alcanzarían su mayor vitalidad los Cenobios
rupestres de las riberas del Ayuda y Omecillo, un escondido paraíso de
ascentismo rupestre que no tiene parangón en Europa.
Los Cartularios medievales nos documentan además desde el 822 (San
Román de Tovillas) hasta mediados del siglo XII más de sesenta
«monasterios» en Álava. Muchos de ellos no tendrán de monasterio más que la
fórmula actual de fundación y el patronato laico, pues son contados los que
podrían haber mantenido una comunidad amplia de monjes, convirtiéndose la
mayoría en simples iglesias monacales. Es evidente que tanto su papel
socioeconómico en la labor de repoblación como su influencia religioso-cultural
sirvieron de soporte al renacimiento económico y cultural representado en
el Arte Románico.
Antes del año 1000 es el oeste alavés la zona más floreciente en la
fundación de monasterios, y muy especialmente Valdegovía por su situación
geopolítica. Los comienzos del siglo X, paralelamente al Califato de
Abderraman III, se abría una coyuntura socio-económica favorable que contribuyó
al desarrollo de los Condados de Lantarón y Álava, a la par que al
robustecimiento político del Condado de Castilla, nacido a la vera de los dos
primeros. El epicentro religioso de Lantarón y Castilla estaba desde el 804 en el
Obispado de Valpuesta, mientras Álava tenía en el siglo IX Obispado
propio, perviviendo más de doscientos años hasta la muerte de Fortunio I en
1087. La sede de Armentia certifica en la alta Edad Media un intento de
comunidad religiosa entre casi toda la Álava actual, dos tercios de Vizcaya y un
tercio de Guipúzcoa, con indudables consecuencias políticas y artísticas.
Muerto Almanzor (1002), cesa el peligro musulmán y las zonas llanas pueden desarrollar su agricultura y prosperidad. Ya están formados los
pequeños núcleos rurales que, sin sobrepasar los 30 vecinos, integran el
mosaico rural alavés. La lista que nos proporciona el Voto de la Reja de San
Millán, nos evoca al doblar el milenio y sin entrar en matices de fechación, un
mapa de pueblos semejante e incluso más denso que el actual.
Sin duda ya era entonces el templo parroquial elemento configurador de las aldeas y hay motivos documentales para explicar la ausencia de restos por
ser material predominante la madera. Según escrituras del Cartulario de
Valpuesta hacia el 940 las casas e iglesias de los monasterios de Villambrosa
(Valdegovía) eran construídos con la madera acarreada por el Obispo
Diego de Valpuesta. A fines del siglo XII y durante el XIII se vivirá el magnífico
esfuerzo de sustitución de aquellas endebles construcciones por templos de
piedra aunque de modestas proporciones.
Entre los factores que lo hicieron posible son evidentes una cierta
pujanza económica, el impulso de ciertos monasterios, la resolución del
contencioso Navarra-Castilla en el control de los centro de poder alaveses, y sobre
todo, el influjo de la Peregrinación a Santiago de Compostela. Antes del
nuevo camino, «el Camino francés», abierto por Sancho el Mayor de
Navarra, se peregrinaba por escondidas sendas de Álava a cubierto de los moros.
a) Armentia: Relieve del pórtico.
b)
Oreitia: Relieve sobre un óculo del ábside.
c)
Pedruzo: Relieve en la parte exterior de la cabecera.
El tema del caballero localizado en relieves de estos tres templos, se interpreta en relación
con los caminos de Peregrinación; pero el simbolísmo concreto en cada caso está aún por
aclarar.
Después, seguía siendo frecuente hacer por estas tierras el recorrido de
vuelta, potenciándose desde el siglo XIII el paso por el túnel de San Adrián.
Gracias a las peregrinaciones, nuevos influjos comerciales, culturales, religiosos y artísticos abrieron los gustos y la mentalidad de los pequeños
pueblos a las corrientes europeas.
Los Cluniacenses franceses, traídos por Sancho el Mayor impulsarán los brotes del Románico. Los Cistercienses,
respaldados por Teobaldo de Champaña, rey navarro, marcarán en el siglo
XIII la transición al Gótico.
Con el despegue económico y artístico del momento románico, Álava inicia una etapa cultural que ha perdurado hasta hoy en que se ve sustituida
por la revolución tecnológica industrial.
PANORÁMICA ARTÍSTICA.
Arquitectura.
Conservación.
El románico alavés es muy abundante, en la actualidad 240 templos
conservan restos románicos repartidos en diversos elementos arquitectónicos:
bóvedas, cabeceras, portadas, ventanales etc. (Ver mapa de dispersión del
románico) que responden a un arte rural y pobre. Estos restos se hallan
localizados en aldeas de pequeña población y en templos y ermitas de
dimensiones reducidas, construidas con recursos muy pobres, con predominio de la
mampostería sobre la sillería. Cada iglesia no nos aporta mucho, pero la
recopilación de todos los restos, nos ofrece una interesante documentación
hasta ahora poco estudiada de la vida medieval alavesa.
Cronología.
Son escasas las inscripciones que poseemos, la más antigua sería la de
Añes (1128) desaparecida, cuya lectura conocemos gracias a Doña Micaela
Portilla, quien pudo leerla en un libro parroquial igualmente desaparecido.
Además San Vicentejo (1162), San Juan de Marquínez (1226), San Juan de
Treviño (1251). Otras inscripciones conservadas no se relacionan
directamente con la fundación del templo: Respaldiza (1167) con epitafio del Abas
Petrus, Cárcamo (1158) «Cister venit», Armentia «Episcopus Rudericus» y
Tuesta «Elias me fecit».
En la mayoría de los casos la falta de documentación escrita nos obliga a
intentar la clasificación cronológica en base a una tipología, decoración y en
comparación con los monumentos de otras áreas geográficas. Eso nos da pie
a englobar algunos edificios dentro de un «Primer Románico Alavés», aún
quizá con fechas más tardías que el comienzo del románico en otras
comarcas. La casi totalidad de los monumentos románicos son fechables en el siglo
XIII. Sus características apuntan hacia nuevas soluciones: apuntamiento en
los arcos de las portadas y bóvedas de cañón.
Influencias. En el Arte alavés confluyen tradiciones artísticas variadas
entre las que pueden distinguirse:
Influencias provenientes de estilos artísticos precedentes:
Clásica: se manifiesta sobre todo en los motivos ornamentales que decoran arquivoltas con acantos estilizados y capiteles derivados del corintio.
Como podemos citar Estíbaliz, Respaldiza, Obécuri, etc.
ARTE ROMÁNICO EN
ÁLAVA.
Ermita de San
Vicentejo. Detalle del ábside.
La influencia oriental aparece aveces clara en el románico alavés. Estos arcos trilobulados
de raigambre musulmana, son una de sus muestras más destacables.
Oriental: Obedece a un abanico de influjos llegados desde Bizancio a través del arte árabe y mozárabe. En lo constructivo donde mejor se
reflejan estas influencias es en San Vicentejo y también se manifiesta en los
primitivos arcos de herradura que se abren en algunas cabeceras. En lo
decorativo aparece marcada en los modillones de rollos: Añes, Miñano Menor,
Santa María de Tobera, Moraza, San Vicentejo. Hay un conjunto de templos en la Llanada que parecen obra del mismo taller: Argandoña,
Durana, Otazu y Gordoa. Toda su temática lleva una impronta oriental: festones,
entrelazos, estrella de seis puntas, tocado femenino...
Relacionables con la Escatología Musulmana decorando capiteles
aparecen temas como carátulas y cabezas de animales vomitando tallos
vegetales: Estíbaliz, Saraso...; dos aves afrontadas picoteando el rostro de una
persona humana: Bellojín, Pedruzo, Uzquiano... y serpientes enroscándose
para morder los pechos de una mujer: Domaiquia y Délica.
Prerrománico Europeo: Temas procedentes de las técnicas
artesanales derivados de la cestería con raíces prerrománicas, se emplean como
elementos decorativos adaptables a cualquier marco arquitectónico. Estos
motivos son: encestado, círculo con aspa entrelazada y sogueado.
El encestado decora los fustes de las portadas de
Estíbaliz, Pedruzo, Fuidio, Respaldiza ... (Véase cuadro sinóptico). Este tema frecuente y
característico de Alava es muy raro en el románico Europeo, para encontrar
ejemplos semejantes hay que ir a la portada de Pompierre (Vosgos-Francia) y a
la iglesia benedictina de Königslutter (Baja Sajonia-Alemania).
El círculo con aspa entrelazada. Este tema que aparece repetido en serie
desde mediados del siglo VIII en el Arte Carolingio decorando pilares de
cancel en varias localidades francesas: Nimes (Gard), Rennes-le-Château
(Aude), Saint-Outrille-les-Gracay (Cher)...; en el arco del baldaquino de
San Apollinaire in Classe en Rávena. Siglo IX, y en otras localidades
Italianas: Testone, Turín, Alessio, Campagnano di Roma; en Alemania: placa de
cancel en el Museo de Munich, procedente de Illmnünster; en Zadar
(Yugoslavia) y en un ventanal románico de Lioux (Charente-Francia). Con un
motivo casi idéntico aparece decorando el fuste de la portada de Respaldiza
y no en serie, sino como motivo aislado en los canes de Estíbaliz y San
Martín de Zar.
El sogueado presente ya como ornamento del arte asturiano y muy
arraigado en el Románico Europeo: francés, alemán, italiano. Lo encontramos
frecuentemente en las arquivoltas de los ventanales de Urcabustaiz y
Cuartango; en un collarino de San Juan de Cárcamo y en las basas de Santa María
de Tobera.
Influencias de corrientes artísticas contemporáneas:
Jacobea: Esta influencia tan marcada en el norte de la Península, aporta sin duda las estructuras de ábside semicircular y algunos temas
escultóricos. Precisando el origen concreto de la influencia Jacobea, distinguimos
dos corrientes, la que llega de la zona Navarro-Aragonesa y la emparentada
con el Claustro de Santo Domingo de Silos. En relación con la primera, el
edificio más representativo es Armentia en su escultura monumental:
Crismón sostenido por ángeles inspirado en los tímpanos de la Catedral de Jaca,
y en el de San Pedro el Viejo (Huesca); el Tetramorfos del crucero de Armentia y el de Gáceta se relacionan con el de Irache; la Anunciación del
pórtico de Armentia recuerda a San Miguel de Estella; y el tema del Caballero
frecuente en el románico alavés.
En los núcleos rurales la influencia Jacobea es más difusa, pero se
muestra en la abundancia del taqueado y en los capiteles con bolas o piñas en los
caulículos.
Silense: Esta influencia afecta a los ejemplares de escultura más
cuidada: Armentia en el relieve de la Resurrección y las Tres Marías; Tuesta
como se evidencia en algunos rostros del interior, y en San Vicentejo en los
grandiosos capiteles vegetales del arco triunfal.
Cisterciense: Avanzado el siglo XIII se impone en muchos templos la
corriente cisterciense manifestada en las bóvedas de «ogivas» y en
austeridad decorativa.
Difusión de algunos temas característicos del románico alavés: Los
fustes encestados en combinación con redes de cuadrifolios tan frecuentes en
torno a Estíbaliz se expanden hacia Treviño, Villarreal y el Valle de Ayala,
continuando su difusión hacia Vizcaya (Fruniz y Zumechaga), Navarra (Learza) y Rioja Alta (Ochanduri).
Portada de
Ordoriana.
La simplicidad decorativa tan característica de la influencia cisterciense alcanzó a un gran
número de templo románicos en nuestra provincia.
Santuario de Nuestra Señora de Ayala. Alegría.
Conserva intacta su estructura románica de una nave cubierta con bóveda de cañón
apuntado y rematada en ábside semicircular con bóveda de horno.
El tema de la Dama y el Caballero, motivo muy repetido en la Llanada,
Comarcas del Norte, un ejemplar en Treviño y otro en Tuesta. Se difunde
hacia Vizcaya (Galdácano).
Estructuras. Al estudiar el románico en los diferentes valles alaveses se
analizará los templos que han conservado mejor su estructura románica. En
la mayor parte de los casos han sido alterados por el paso del tiempo y las
nuevas necesidades. El crecimiento económico o poblacional obligó en
muchas ocasiones a su derribo o a su remodelación. Lo más frecuente es la
sustitución de las bóvedas por las de crucería gótica. A veces sólo se rehace la
cabecera, ampliándola; otras, se le añaden capillas, formando una planta de
cruz.
Los tramos de los pies han sido más respetados, y por fortuna, el
esplendor de la portada le ha salvado en la mayoría de los casos de su
demolición y se ha preferido su traslado.
Otro tanto ha ocurrido con algunos
ventanales, que en general han corrido peor suerte. Muchos aparecen cegados,
otros desgarrados para ampliar el vano de luz. En el interior las alteraciones
son más marcadas por las sucesivas reformas: maestreos, pinturas, retablos,
etc. De modo que se disimula a veces su verdadera estructura.
Planta. La inmensa mayoría de los templos románicos alaveses
presentan una sola nave, estrecha y alargada, tipo «salón», las dos únicas
excepciones son Estíbaliz y Armentia con planta de cruz latina.
Cabecera. Existe en esta provincia una gran tradición de cabeceras
rectas, contra lo que ocurre en las provincias limítrofes de Burgos y Navarra y
en general en todo el románico castellano. Pero también se han conservado
gran número de ejemplares con cabecera semicircular: Estíbaliz,
Armentia, Gateo, Alaiza, La Soledad de Atauri, Contrasta, Argandoña, Hueto
Arriba, Troconiz, San Juan de Elburgo, San Vicentejo, San Juan de
Marquínez, Nuestra Señora del Campo en Antoñana, Busto, San Martín de Zar, Santa
María de Ayala en Alegría, Astúlez, Bellojín, San Juan de Cárcamo,
Sobrón, Nanclares de Oca, Santa María de Tobera y Valluerca.
Contados ejemplares los de cabecera poligonal: Tuesta, Amia, Hueto Abajo y
Ezquerecocha.
En el interior de la cabecera se abre a ambos lados unas hornacinas que
sirvieron como credencias o para guardar reliquias, y aparecen sobre todo
en las Comarcas del Norte y algún ejemplar en Treviño y Llanada
Occidental.
El ábside siempre va orientado hacia el Este, lo que encierra un claro
simbolismo: la salida del sol que simboliza a Cristo Salvador. Cristianos y
Musulmanes han dirigido sus oraciones mirando al Este.
Bóvedas y Apeos. Las bóvedas que contemplamos nos hablan de los
distintos momentos. Algunos templos conservan cubiertas de medio cañón en
algunos de sus tramos: Taravero, Uzquiano, Moraza, San Juan de Amamio y las cabeceras de Samiano, Arlucea, Hueto Arriba y San Juan de Elburgo.
Con medio cañón apuntado se cubren la mayoría. Bóvedas de
«ogivas» encontramos en el crucero de Armentia, crucero y brazo izquierdo de
Estíbaliz, en los presbíteros de Acilu y Gáceta, en la nave de Tuesta y en el tramo
anterior al presbiterio de Miñano Menor. Bóveda gallonada en la cabecera
de Tuesta y Ezquerecocha. Las bóvedas de cañón aparecen generalmente reforzadas por arcos fajones de sección rectangular, de medio punto o
apuntados, lo mismo que las bóvedas. El arco triunfal suele estar doblado y en
ejemplares destacados como Tuesta y Estíbaliz siguen doblados los arcos de
la nave.
Estas cubiertas y sus arcos fajones normalmente se apoyan en pilastras
rectangulares. Frecuentemente en el apeo del arco triunfal se añaden medias columnas adosadas y en algunas comarcas como Treviño y Valdegovía
estas medias columnas se extienden a los tramos de la nave. En otras zonas
simplemente se apean en pilastras por las que también corre la imposta
general de la nave y en otros casos descansa sobre ménsulas.
Portada de la Parroquia de
Betolaza.
Presenta cinco arquivoltas apuntadas decoradas con motivos geométricos y vegetales sobre
capiteles de temas historiados. Actualmente cegada y aprovechada como fondo de una capilla
habilitada para el culto.
Portada. Colocada en el muro sur de la iglesia, rara vez a los pies. La
mayoría presentan un ligero apuntamiento, son pocas las de arco de medio
punto: Ezquerecocha, Andra Mari de Ullívarri Arana, Ozaeta, San Román de San Millán, Estíbaliz, Armentia, Zuazo de Vitoria, Aberásturi, San Miguel
de Abechuco y Hueto Arriba en la Llanada; Marinda en el Valle de Cuartango;
Fuidio, Grandival, San Vicentejo, San Pedro de Aguillo y Ajarte en el Condado de Treviño; Cárcamo en Valdegovía.
En la portada se acumulan los elementos parlantes, sobre todo en los
capiteles y también en las arquivoltas, cuya simbología la relaciona con la
bóveda del cielo y las jambas con la tierra.
Carecen de parteluz y tímpano decorado, son excepciones Añes y Armentia con originales tímpanos; siendo lisos los de
Saraso, Aguillo, Peñacerrada y apoyados en ménsulas.
Ventanales. Muchos templos conservan sus ventanales románicos, aún después de sus reformas. Localizados generalmente en las cabeceras, en la
fachada sur, y Zuazo de Cuartango, San Juan de Marquínez y Astúlez en el
hastial. Desde simples saeteras que incluso rematan en pequeños arcos de
herradura muy pronunciada, se complican frecuentemente con uno, dos o tres pares de columnas exentas. Hasta el ejemplar más destacado y
barroquizante del románico alavés que es Lasarte. En la cabecera normalmente se
abre un ventanal, en la zona de Urcabustaiz y algún ejemplar en el Condado
de Treviño y Llanada Occidental se abren dos superpuestos.
La decoración es semejante a las portadas y concentrada fundamentalmente en las arquivoltas y capiteles. Hay un predominio de arco de medio
punto sobre todo en las Comarcas del norte, Cuartango, Llanada Oriental y
Ribera, y por el contrario, de arco apuntado en Treviño y Llanada
Occidental.
óculos sin decorar, con abocinamiento hacia el exterior localizamos en la fachada sur de San Vicentejo y en la cabecera de Unzá y Oreitia; con
exuberante decoración en San Juan de Laguardia.
Canecillos. Cobijan gran riqueza ornamental. Muchos templos los han perdido en posteriores reformas y otros los conservan todavía, con un
predominio de canes lisos. La decoración que abunda son carátulas, rostros
humanos y cabezas de animales irreconocibles.
Son raras las cornisas decoradas, se han conservado fragmentos en Añes,
Armentia, San Vicentejo, Belunza, Bellojín...
Marcas de Cantero. Al existir el trabajo por sistema de destajo y al no
firmar las obras cada artesano-albañil, la única manera de reconocer la labor
hecha por cada operario era hacer una señal en la piedra, una especie de
firma. Es lo que llamamos marca de cantero. Así se impedía que cada operario
se aprovechara del trabajo hecho por su vecino. En algunos casos se ha
comprobado que las marcas se transmitían por descendencia familiar, teniendo
un nieto la misma marca que su abuelo. Los templos que mayor riqueza presentan en marcas son: Abechuco, Cicujano, Nuestra Señora de Uralde en
Araico, San Vicentejo, Obécuri, Gáceta y la ermita de San Juan de Treviño.
Campanarios.
Se impone una distinción entre torre y espadaña, es raro
encontrar torres románicas en Álava, el único ejemplar Ascarza en el
Condado de Treviño. Quedan restos en Monasterioguren, Aberásturi, Legarda
y Armentia en la Llanada Occidental; y Arriola en la Llanada Oriental.
La espadaña fue el campanario más corriente en los templos románicos rurales. La conservan totalmente exenta Estíbaliz, Subijana de
Álava, Ribera de Valderejo, Tuesta y Arana a los pies del templo; siendo espectacular la
de Villamaderne de tres pisos que voltean sobre un gran arco apuntado.
Otras han sufrido añadidos y algunos forman parte de la torre actual. En
Vizcaya, Santander y en general en el románico castellano, las torres más
populares son también las espadañas.
Espadaña de
Villamaderne.
El arco apuntado de su base servía de entrada al recinto amurallado. Sobre él se disponen
tres pisos con vanos para alojar las campanas. Es el campanario románico más espectacular
conservado en Álava.
Escultura
Escultura monumental: Temas decorativos.
Ocupan un lugar reseñable en el románico alavés y son una ayuda eficaz
para establecer relaciones y señalar influjos. En este trabajo no intentamos
un estudio exhaustivo de todos los motivos, la tarea resultaría desmesurada,
nuestro fin es mostrar los géneros que se repiten con mayor frecuencia.
Pila bautismal de San Román de San Millán.
La taza va decorada con motivos geométricos de sabor popular cubriendo toda la superficie,
puede pensarse en influencias orientales así como las de Róitegui y Onraita muy parecidas.
Temas Geométricos: algunos pueden responder a tradiciones locales y otros por el contrario, a influencias ajenas que se encuadran dentro del
repertorio ornamental del románico de dentro y fuera de España. Así el
entrelazo formado por líneas ondulantes que se entrecruzan; las puntas de
diamante o cabezas de clavo, motivo tardío dentro del románico, de influencia
cirsterciense, más de una vez la forma piramidal se confunde con un motivo
de carácter vegetal: el cuadrifolio; el encestado decorando los fustes de las
columnas que aparece en la Llanada y se extiende hacia el románico treviñés
y Valle de Ayala, alternando con ajedrezado y motivos cuadrifoliados. Sogueados o cordelajes, cestería plana y círculos concéntricos son característicos de Urcabustaiz y Valle de
Cuartango.
Taqueado, medias bolas,
besantes... aparecen en general en toda la provincia.
Capitel del interior de la Ermita de San
Vicentejo.
Su exuberante decoración vegetal invade el triple apoyo con acantos de hoja picuda,
labrados a trépano yen su remate una tosca carátula. La finura de su labra es comparable a lo mejor
del románico europeo.
Temas Vegetales: Recordar la importancia no pudo tener Egipto y
Babilonia en la formación de la decoración vegetal, adoptada por los griegos y
asimilada por los romanos, parte ha pervivido en los estilos visigodo,
asturiano y posteriormente tomado por el románico: la hoja de acanto,
palmetas, hojas o frutos dispuestos aun lado y otro de tallos ondulantes, y otros
tomados de la flora naturalista. Hojas estilizadas rematadas en caulículos y
piñas o bolas, es un tema que se repite a lo largo de los caminos Jacobeos.
Temas Animalísticos: Los orígenes del simbolismo animal también se
remontan a la antigüedad, tuvieron su apogeo en Oriente y han servido de
inspiración artística. La escultura románica tomó mucho de la Biblia y de los
libros medievales (Bestiarios y Physiologus). Haremos una distinción entre
los animales reales y monstruosos, respecto al primer grupo, el águila ocupa
un lugar primordial en el románico alavés y sobre todo el águila en presa. En
el arte oriental aparece con frecuencia luchando, pasará a la Edad Media en
arquetas de márfil hispano-árabe, en fíbulas aquiliformes, se nos muestra
atrapando con sus garras a un cuadrúpedo, bien sea liebre o conejo, a la vez
que lo picotea. Para la concepción cristiana, el águila con ansia de botín se
convirtió en un símbolo del diablo.
Aves afrontadas, una veces bebiendo de una copa, otras picoteando una flor, su simbolísmo es tan diverso como el carácter de las distintas aves.
Según Emile Mâle, los escultores no pensaban siempre en instruir, muchas
veces no soñaban más que en decorar.
El león aparece con cierta frecuencia. Hay leones andrófagos, devoradores de hombres, en un capitel del coro en Armentia; rampantes con sentido
heráldico en Matauco, Peñacerrada, Busto...; afrontados con caras humanas en Tuesta, con alas en Treviño. Como a casi todos los animales del
Bestiario, se le puede dar dos simbolismos antagónicos: el de Cristo y el del
diablo. Es difícil determinar en cada caso su significado, debido a esta
ambivalencia. También aparece flanqueando las portadas, en las ménsulas de
Saraso, Aguillo y en las jambas de Busto. Actuando como guardianes del
templo que nos recuerdan los palacios asirios.
Los animales monstruosos debido al horrible aspecto que presentan y a los
pronunciados rasgos de fiereza, hace que se les clasifique como prototipos
de maldad e incluso interpretándolos con la muerte y el demonio. Se trata de
dragones, grifos, arpías, centauros, sirenas etc.
La sirena se representa con cuerpo de mujer y cola de pez, el simbolismo
que se le atribuye es el de la seducción femenina, que ocasiona la perdición
del hombre.
Detalle de la portada de Tuesta.
El personaje mitológico del centauro en lucha contra monstruos, en este caso enfrentado a
un grifo refleja un significado de victoria sobre las fuerzas del mal.
El centauro, mitad hombre y mitad animal (Caballo), suele aparecer
armado con arcos y flechas, su simbolismo es ambivalente según sea la
víctima: si ésta es de simbolismo puro, el centauro representa al demonio, por
ejemplo en Armentia; si, por el contrario, se trata de un animal maléfico, el
centauro puede simbolizar a Cristo, en Estíbaliz ataca a una arpía y en
Tuesta a un grifo.
Temas Historiados: hacemos diferenciación entre los de tipo profano,
religioso y hagiográficos o vidas de Santos.
Los de tipo profano: en la arquivolta exterior de la portada de Treviño,
se representa el mensario o los trabajos característicos de cada mes
alternando con los signos del Zodiaco.
Estos calendarios durante la época románica
son escasos en Alemania e Inglaterra, y por el contrario, Italia y Francia
ofrecen abundantes ejemplos. En España hay una enorme proliferación de
dicho tema.
Tema original en el románico alavés es la Dama y el Caballero, a la Dama se la representa con toca de barbuquejo, tocado característico del
siglo XIII, y el Caballero destocado, con peinado geométrico. Hemos
rastreado desde la antigüedad este motivo, y no hemos hallado ninguna pista que
nos aclare su significado. Es llamativo el número de ejemplares que decoran
nuestras portadas, sobre todo en la Llanada. Fuera del ámbito alavés sólo
hemos encontrado un ejemplar en Vizcaya, en la portada de Galdácano.
Posiblemente tenga un contenido histórico y esté en relación con los posibles
fundadores o patronos de la iglesia.
Capiteles de las portadas de mazo de Cuartango y
Durana.
Más de 20 templos alaveses presentan unidos estos dos personajes: la cabeza de una dama
con toca de barbuquejo y el caballero con peinado geométrico. Contrasta la abundancia de este
tema en el románico alavés con su carencia en otros lugares.
También se hace presente la temática obscena, localizada en los canecillos de Santa María de Tobera, Gojaín, Aistra (Zalduendo-Araya) y
arquivolta de Tuesta, estos temas tuvieron una intención moralizante.
Ilustran a menudo nuestros capiteles escenas de la vida cotidiana: escenas de caza del jabalí, a caballo y con halcón; escenas de pesca, de vendimia,
la matanza del cerdo tan popular en nuestra región. Muy ilustrativa es la
cuarta arquivolta de la portada de Tuesta, donde se representan los oficios:
panadero, cantero, alfarero, estudiante, carnicero... El artista plasmó la
sociedad del momento.
Esta temática de tipo profano nos permite conocer, por una parte la
indumentaria de las diferentes clases sociales de la época, por otra, las
costumbres de la vida cotidiana, de la clase campesina y de los gremios. Este es uno
de los movimientos de la Edad Media que agrupaba a los artesanos y menestrales del mismo oficio.
Los de tipo religioso: Dentro de este amplio epígrafe los agruparemos
por temáticas más concretas. Son escasos los temas bíblicos del Antiguo
Testamento, entre los que podemos citar: Daniel entre los leones, Sacrificio
de Abrahán, el Pecado Original es uno de los temas que han aportado mayor
número de motivos al arte y a la literatura y Sansón desquijarando al león,
los comentaristas medievales ven es esta escena a Cristo vencedor del
demonio. La temática del Nuevo Testamento localizada fundamentalmente en el
Románico Monumental: Anunciación, Apóstoles, Epifanía, Tetramorfos,
Resurrección y Asunción de María.
-- Los temas Escatológicos: se repiten en varias portadas la escena del
infierno, representada por la boca de un dragón infernal en actitud de tragarse
a los condenados que se precipitan unos junto a otros en la boca del
monstruo, como vemos en los capiteles de Tuesta y Bernedo. Relacionado con
esta temática, en el pórtico de Armentia que representa la Anástasis o
Bajada de Cristo a los Infiernos para sacar a los primeros padares. En este caso,
el Infierno se simboliza en forma de cabezas monstruosas y figuras
llameantes, como medusas.
El Pantocrator representado en la jamba izquierda de la portada Speciosa de Estíbaliz y en la clave del arco triunfal de Tuesta. El de Estíbaliz en
bajorelieve y con rasgos sumarios aparece bendiciendo. En la jamba opuesta le
corresponde la figura del Precursor, Juan Bautista que señala con el dedo
índice desmesurado. En lo alto de la bóveda de Tuesta, lugar simbólico de la
cúpula celeste, aparece el busto policromado de Cristo en actitud de
bendecir.
-- Los temas moralizantes son variados en el románico alavés. La avaricia
y la lujuria aparecen en un capitel del arco triunfal de Estíbaliz. La avaricia
representada por un figura humana indiferenciada, de cuyo cuello cuelga un
saco y tiene en su diestra un cedazo, relacionado con la avaricia del
molinero; la lujuria representada por una mujer en cuyos pechos tiene un sapo y
una serpiente que la rodea, en Délica se ceban dos serpientes en los pechos
de otra mujer con tocado de barbuquejo, mientras que con la diestra
sostiene un broquel incandescente en su vientre. Domaiquia en dos capiteles
diferentes brotan también serpientes de la boca de un hombre y de una mujer,
formando varias rocas para cebarse en los pechos de la mujer o para
englobar pequeñas cabezas humanas en el otro caso.
Interpretamos como símbolo de la maledicencia el rostro humano estirándose su boca con los dedos que aparece en Ali, Saraso y Tuesta. Según
Iñiguez Almech se interpreta como el castigo de mentirosos y falsos testigos.
Se repite en los capiteles de Tuesta, Saraso y en el trasdós del ventanal
de Berrícano, una doble escena de lucha y abrazo entre dos personas. Según
Weisbach puede interpretarse esta contraposición de actitudes como la
representación de la Discordia y la Concordia. Aveces aparece aislado el tema
de la Discordia, como en los canes de Tuesta, Unzá y Miñano Menor, en un
capitel de Elburgo y en un relieve del pórtico de Franco. Acompañándoles
aparece un tercer personaje como espectador en la escena de Discordia de
Berrícano, Elburgo y en la escena de Concordia de Tuesta.
Los temas Hagiográficos o Vidas de Santos: No son muy frecuentes en el románico alavés. El más repetido es el de
San Miguel Arcángel en lucha contra el dragón que se representa en los capiteles de
Ondátegui, Domaiquia y en un capitel y arquivolta de Tuesta.
Son muy expresivos los martirios de San Pedro y San Andrés en los capiteles de la portada de Saraso. San Pedro aparece crucificado cabeza abajo y
San Andrés en una cruz en aspa, flanqueados por sayones.
Escultura exenta: Andra Mari.
Las tallas de Santos medievales conocidas en
Álava, responden a una cronología avanzada. Las abundantísimas imágenes marianas del tipo
«Andra Mari» arrancan en su tipología de las imágenes bizantinas y se
representa a la Virgen Madres sedente con el Niño sobre sus rodillas en posición
frontal. A veces aparece coronada, mostrando una flor o una manzana, símbolo
de la Nueva Eva. El niño con el libro de la Vida o la bola del mundo en la
mano izquierda, mientras que con la derecha está en actitud de bendecir.
Las más antiguas que poseemos, atribuibles al siglo XII, son las de Nuestra
Señora de la Encina en Arceniega, la de Estíbaliz (muy restaurada) y la de
Cabriana en Salcedo.
Presentan gran hieratismo y rigidez en su postura y
miembros, escasez de pliegues en la indumentaria y los que existen caen
perpendiculares.
Andra Mari de Cabriana en la Parroquia de Salcedo.
Contrasta el hieratísmo de la Virgen con la postura más expresiva del Niño que vuelve su
cabeza hacia la madre que lo acaricia. Conserva una excelente policromía en su indumentaria a
base de motivos geométricos.
Con perduración del mismo modelo, aunque con características más naturalistas y cronología más avanzada de fines del siglo XIII, XIV e incluso
del siglo XV, se esculpirán más de un centenar de Andra Maris repartiadas
por toda la geografía Alavesa.
Generalmeante estas imágenes procedían de talleres locales. A lo largo
del siglo XVII y sobre todo en el siglo XVIII muchas de ellas fueron
desfiguradas para acoplarles vestidos, coronas y mantoso, llegando incluso a
mutilarlas.
Pintura.
Los hombres que construyeron las iglesias románicas, no gustaban de paredes toscas y desnudas. La mampostería se recubría con un revestimiento
muy grueso y la sillería iba disimulada con una ligera capa de cal. Después
tenía lugar la pintura y un edificio no se consideraba terminado hasta recibir
en su interior una decoración pictórica. Tenía doble función: hacer más
bello el interior de un edificio religioso y presentar a los simples fieles una
enseñanza figurativa.
Esta pintura mural se fija más en el efecto que en la elegancia y presta
mayor atención al relato que a la decoración. Utiliza colores vivos, creando
imágenes muy expresivas. La técnica al fresco era la utilizada y consistía en
extender los colores sobre una capa de cal, que los absorbía.
En la provincia de Álava se han conservado importantes restos pictóricos, localizados fundamentalmente en la cabecera, como en la ermita de
San Martín de Avendaño, en Vitoria, de reciente descubrimiento en Ribera
de Valderejo yen Alaiza, aún sin estudiar; Gateo aunque de cronología algo
posterior, en su temática hay pervivencias románicas. Otros muchos
edificios cobijan sus pinturas bajo la capa de cal, como es el caso de
Bellojín.