PROGRAMA DE PROSPECCIÓN GEOFÍSICA, MICROSONDEOS
Y CATAS PARA LA CARACTERIZACIÓN DE UN GRAN FOSO DEL IV MILENIO CAL AC EN ALT DEL PUNXÓ (MURO DE
L'ALCOI, ALACANT).
AN INTEGRATED PROGRAM OF GEOPHYSICAL
SURVEY, CORING, AND TEST
EXCAVATIONS TO STUDY A 4TH MILLENNIUM CAL BC DITCH AT ALT DEL PUNXÓ (MURO DE
L'ALCOI, ALACANT).
ORETO GARCÍA PUCHOL (*)
(*) Departament de Prehistòria i Arqueologia. Universitat
de València. Correo electrónico: oreto.garcia@uv.es
C. MICHAEL BARTON (**)
(**) Department of
Anthropology. Arizona State University. Correo electrónico:
Michael.barton@asu.edu
JOAN BERNABEU AUBÁN (*)
(*) Departament de Prehistòria i
Arqueologia. Universitat
de València. Correo electrónico: juan.bernabeu@asu.edu
TRABAJOS DE PREHISTORIA. 65, N.º 1, pp. 143-154, ISSN: 0082-5638
RESUMEN.
La amplia e interesante secuencia arqueológica
sugerida por los materiales de superficie del yacimiento de Alt del Punxó (Muro de l'Alcoi, Alacant) ha supuesto el
punto de partida para la práctica de una serie de métodos de detección de las estructuras conservadas en el lugar. La
prospección geofísica (magnetometría y tomografía), y los microsondeos (augers) han dirigido la planificación
de la excavación con el fin de obtener nuevos datos a propósito de la naturaleza y cronología del gran foso
prehistórico, así como de las diversas estructuras localizadas.
La información obtenida, junto a la serie radiocarbónica disponible, abre nuevas perspectivas para el estudio del
poblamiento prehistórico al aire libre en las comarcas centro-meridionales valencianas desde los inicios del
Holoceno, y de un modo particular en el IV e inicios del III milenio cal AC Neolítico
IIB.
ABSTRACT.
The potentially long and interesting archaeological sequence revealed by systematic survey at the site of Alt
Del Punxó (Muro de l'Alcoi, Alacant) was the basis for initiating a study of the locality's subsurface structures
using new methods of remote sensing. Geophysical survey (magnetometry and tomography) and systematic
augering revealed buried structures, including monumental earthworks, and guided subsequent excavations to
collect more detailed data about the nature and age of these prehistoric features.
The information recovered, including new radiocarbon dates, offers a new perspective
on the organization of prehistoric populations in this region of south-central Valencia since the beginning of the
Holocene and is especially important for understanding the Neolithic IIB from the 4th through the early 3rd
Millennium BC.
1. INTRODUCCIÓN.
El poblamiento neolítico al aire libre en la
Península Ibérica disfruta en la actualidad de una particular eclosión informativa fruto de la
prospección y excavación de un buen número de localizaciones. Si bien es cierto que desde un punto
de vista territorial esta afirmación ofrece importantes desequilibrios, cada vez son más los datos
disponibles a propósito de la naturaleza del hábitat en poblados, de su organización interna y de las estrategias de gestión social del territorio
circundante. En esta nueva coyuntura influye de
forma decisiva la puesta en práctica de proyectos de prospección sistemática enfocados en
ciertos casos a la detección particular de este tipo de evidencias prehistóricas. De forma paralela, la
aplicación de nuevos métodos de teledetección (análisis de imágenes de satélite), de prospección
geofísica, y de la tecnología informática aplicada a los estudios espaciales (SIG), han supuesto un
giro de primera magnitud para el procesado y análisis del volumen creciente de información
generado.
Si nos ceñimos al marco geográfico de este trabajo el Valle del río Alcoi o Serpis
(Alacant) (Fig. 1), los datos proporcionados por las prospecciones sistemáticas y las excavaciones
realizadas corroboran la presencia de una ocupación neolítica inicial en torno a mediados del
VI milenio cal AC, que puede calificarse de pionera en el marco del mediterráneo peninsular
(Bernabeu et al. 2000; Barton et al. 2002; Bernabeu et al. 2003; Barton et al. 2004; García
Puchol y Aura Tortosa 2006).

Fig. 1. Situación de Punxó y de los principales
yacimientos citados en el texto.
Unas primeras ocupaciones que ofrecen una repartición en
apariencia selectiva y concentrada en determinados territorios, como sucede con el curso del río
Penàguila y tributarios (Bernabeu et al. 2006). A partir del IV milenio cal AC Neolítico IIB de la
secuencia regional, observamos un incremento notable en el número de yacimientos
reconocidos y también en su distribución a lo largo del valle, toda vez que se advierte un patrón
repetitivo en la selección de las ocupaciones, junto a los cursos de agua, y frecuentemente en zonas de
interfluvio.
La necesidad de obtener información ajustada
y fiable sobre la naturaleza y grado de conservación de estos sitios arqueológicos al aire libre
obliga a la puesta en marcha de estrategias enfocadas en esta dirección, con el fin de optimizar la
planificación de las actuaciones arqueológicas.
Resulta obvio cómo buena parte de estos lugares soportan una marcada presión
antrópica, bien a través de trabajos agrícolas continuados y/o del creciente desarrollo urbanístico, que en todo
caso, condicionan cualquier tipo de actuación a seguir. El objetivo inicial de la intervención en
Alt del Punxó ha consistido en la evaluación de la conservación del depósito arqueológico, y de
modo particular en la caracterización de una gran estructura en forma de foso.
En general, estas estructuras transmiten una
imagen de amplitud y fácil visibilidad en el espacio. En el contexto del mediterráneo
occidental, milenios de prácticas agrícolas han conseguido en gran medida enmascarar las trazas de
este tipo de vestigios monumentales neolíticos.
El recurso a los métodos de teledetección, las prospecciones geofísicas junto a determinadas
técnicas de sondeo, permite identificar y delimitar su naturaleza, invisible desde la superficie, y
sin necesidad de programar costosas intervenciones en extensión.
La investigación realizada constituye un
buen ejemplo de la puesta en práctica de estos métodos de prospección geofísica. Su aplicación
ha servido principalmente para discernir el recorrido de la gran estructura anteriormente
señalada. A partir de estos resultados se procedió a la práctica de microsondeos (columnas de 10 cm
de diámetro), y la posterior realización de sondeos mayores que, conjuntamente, han
permitido la obtención de una imagen inicial de la naturaleza del foso y del depósito arqueológico en
general.
2.
ALT DEL
PUNXÓ: LAS INTERVENCIONES PRACTICADAS.
2.1.
El yacimiento de Alt del
Punxó.
El sitio de Punxó queda localizado en el
término municipal de Muro de l'Alcoi (Alacant), a los pies del contrafuerte montañoso de la Serra del
Benicadell (1.104 m), elevación que se enmarca en las estribaciones septentrionales del
Prebético externo. Situado en la amplia cubeta que conforma el río Serpis, el lugar está ubicado al
NW, en la margen derecha del río de Agres, sobre un terreno de suave pendiente NW a SE, a unos
425 msnm. Sus coordenadas geográficas son 722461E 4297911 N (UTM 30S, ED 1950).
Desde el punto de vista geológico el entorno de Punxó se caracteriza por la presencia de materiales
pliocénicos que corresponden a depósitos de ladera de arcillas rojas, tal como puede apreciarse
en los cortes del barranco de Turballos.
En la actualidad, este espacio muestra signos
evidentes de transformación agrícola, aspecto que ha supuesto la deformación de la loma a través de
la creación de una serie de grandes superficies aterrazadas. Los cultivos de olivos y, en menor
medida, frutales, se extienden por gran parte de la zona.
Su identificación como lugar arqueológico
tuvo lugar a fines de la década de los 80 del siglo pasado ( 1 ).
El área principal de distribución de
materiales prehistóricos resultó extensa, ocupando un total de 42 hectáreas, limitadas al S y el W
por un camino de acceso, al E por el camino de la vía Alcoi-Gandia, y al N por el barranco de
Turballos, que aguas abajo alcanza el curso principal del valle: el río Alcoi o Serpis (Fig. 2 y Lám. I).
( 1 ) Localización efectuada en el contexto del proyecto "El
origen del hábitat estable en poblados", desarrollado desde el Departament de Prehistòria i Arqueologia de la Universitat de
València.

Fig. 2.
Plano general del yacimiento de
Punxó.

Lám.1.
Foto aérea del yacimiento.
Entre los materiales de superficie recuperados
en el transcurso de las prospecciones sistemáticas confluyen evidencias de una amplia secuencia
arqueológica de difícil encuadre locacional, a partir sólo del estudio de los materiales de superficie.
Los restos hallados se atribuyen así tanto a etapas prehistóricas (neolítico, bronce final) como
posteriores (de época ibérica, romana).
Al mismo tiempo fue posible identificar un
posible foso de sección en "U" visible en el corte del camino de la vía. La adscripción neolítica de esta estructura parecía a todas luces plausible
teniendo en cuenta la presencia de materiales prehistóricos en el corte.
Si nos ceñimos a los materiales prehistóricos,
el estudio pormenorizado de los mismos en particular la piedra tallada, planteaba también
algunas cuestiones (García Puchol y Molina Balaguer 1999). De un lado, la amplia distribución de los
restos líticos, si bien mostraba algunos puntos de concentración, dificultaba la comprensión de su
relación sincrónica (Fig. 3).

Fig.3.
Distribución por subsectores de algunos de los materiales prehistóricos recuperados en el transcurso de la prospección.
De otro, el análisis sugería aspectos interesantes para su asignación
cronológica. Aunque mostraba una serie de parámetros propios de las industrias talladas del IV milenio cal AC, también ofrecía ciertos
elementos discordantes como un importante número de microburiles y una representación escasa del
retoque plano.
Sin embargo, el estudio morfológico y
tipométrico de la producción laminar estudiada advertía de una marcada homogeneidad (García
Puchol 2005; García Puchol y Molina 1999).
La conclusión manejada inicialmente en base a estos
datos preliminares incidía en la representatividad del conjunto del IV milenio cal AC, si bien la
baja presencia de retoque plano podía quizá relacionarse con una fase inicial. Éste es un
segmento cronológico que no disfruta precisamente de una especial concreción en el registro valenciano,
tanto desde el punto de vista de su caracterización material y habitacional, como a través de su
encuadre cronoestratigráfico (Juan Cabanilles y Martí 2002; Martí y Bernabeu 1992).
2.2. La intervención del año 2003:
Prospección geofísica, microsondeos
y excavación.
Como cabía esperar, esta hipótesis requería de
una confirmación, únicamente factible a través de la realización de una intervención arqueológica
por la cual obtener una estratigrafía precisa del yacimiento. Para ello, y dada la magnitud de la
zona de dispersión de restos arqueológicos, decidimos centrar las actuaciones en dos áreas
principales: el espacio inmediato a la ubicación del foso (Punxó 1) y un segundo punto al NW que
denominamos Punxó 2 (Fig. 2).
La actuación tuvo lugar entre finales del verano e inicios del
otoño de 2003. La prospección geofísica inicial fue seguida de la realización de una serie de
microsondeos (columnas de 10 cm de diámetro) y la excavación de sondeos de dimensiones variables.
2.2.1.
Prospección geofísica.
La primera intervención geofísica
( 2 ) proporcionó resultados desiguales en las dos áreas. En efecto, en el área denominada Punxó 2, la
interpretación de las anomalías observadas no arrojaba datos indicativos de la presencia de
estructuras. En cambio, en Punxó 1, al menos una de las anomalías detectadas podía correlacionarse con
los restos del foso visibles en el corte del camino. En este caso, el método escogido fue la
magnetometría de Cesio, técnica que permite detectar pequeñas variaciones en el campo magnético de
la tierra causadas por la presencia de materiales diferentes en el subsuelo (Kvamme 2003).
( 2 ) Intervención efectuada por un equipo de California
State University, Long Beach dirigido por el Dr. Michael Larson.
Ciertos materiales como suelos quemados de antiguos fuegos, pueden ampliar el campo magnético, mientras otros materiales tales como
acumulaciones de CaCO3 moderan ligeramente el campo. Otros fenómenos como la posición del sol
y la presencia de objetos metálicos en la superficie también afectan a la lectura del campo
magnético, si bien los modernos magnetómetros pueden compensar estos efectos. En la práctica,
una persona se desplaza a través de una serie de transectos predeterminados mientras el
magnetómetro recoge la lectura del campo a intervalos regulares (por ejemplo cada segundo). Al quedar
guardadas las coordenadas de los mismos, las coordenadas XY de cada medida de campo
magnético puede ser determinada. La información resultante de una serie de valores de campo
magnético y sus coordenadas pueden ser incorporadas al ordenador y procesadas a través de un SIG para crear un mapa continuo de las variaciones magnéticas en el yacimiento. En Punxó 1, la
magnetometría mostró claramente la extensión de la estructura enterrada (Fig. 4).
Otras alineaciones rectilíneas y paralelas quedan reflejadas en esta
misma figura al W de la anomalía identificada como el foso. A partir de los datos actuales no
resulta factible avanzar su interpretación.


Fig. 4.
Mapa resultado de la aplicación de la magnetometría de Cesio en Punxó 1.
Una segunda intervención geofísica tuvo
lugar tras la excavación arqueológica en Punxó 1 ( 3 ), en este caso para comprobar la posible
continuidad del foso en un área colindante, al otro lado del camino. El recurso de nuevo a la
magnetometría de Cesio dio resultados positivos al confirmar la presencia de dos anomalías que
podrían corresponder a la misma (Fig. 4): una en sentido NW/SE y una segunda de orientación
E/W. La mayor intensidad de la primera induce a relacionarla con el foso, siguiendo los
parámetros observados en la otra área. Esta hipótesis deberá ser valorada en futuras intervenciones de
campo.
( 3 ) Estudio realizado por la empresa INEMA Ingenieros y Asesores,
S.L., Valencia.
Se procedió al mismo tiempo a la aplicación
de un método geofísico complementario conocido como Tomografía eléctrica, con el fin de
averiguar su potencial de resolución para revelar la sección de esta gran estructura. La tomografía
eléctrica utiliza un lector Wenner modificado para leer los diversos voltajes
(Kvamme 2003; Weymouth 1986). Esto permite guardar la información sobre la resistividad eléctrica de los
depósitos estratificados a diversas profundidades.
Cuando estos datos son procesados en un software especial, es posible obtener un perfil. La
aplicación de este método en Punxó 1 ha permitido obtener una lectura sólo aproximada de la sección
del foso, debido a su localización en uno de los extremos de la alineación medida.
2.2.2.
Microsondeos.
A partir de los resultados de la prospección
geofísica se practicaron una serie de microsondeos en columna de 10 cm de diámetro que
resultaron determinantes, entre otros aspectos, a la hora de seleccionar las áreas de intervención
manual. En este lugar se excavaron un número de 57 columnas lo que posibilitó rastrear la
presencia de la estructura y trazar un primer plano de al menos una parte de su recorrido (Fig. 5).

Fig. 5. Detalle de la ubicación de los microsondeos en Punxó 1.

Fig. 6. Ubicación de los sondeos en Punxó 1.
Esta imagen, además, encajaba bastante bien con la
lectura del mapa geofísico.
La profundidad alcanzada por los
microsondeos estuvo condicionada por la presencia en el subsuelo de piedras o bien del depósito natural de
base. La aplicación de este método posibilitó la obtención de una visión particular y general del
funcionamiento del depósito.
2.2.3. La excavación.
Tras la práctica de los microsondeos
planteamos la realización de una serie de catas exploratorias cuya finalidad era la de obtener
información sobre la morfología y estratigrafía de la gran estructura, además de confirmar la presencia de
otro tipo de estructuras y/o niveles arqueológicos en Punxó 1. Los resultados permiten trazar una
imagen inicial de la ocupación del lugar en diferentes momentos prehistóricos e históricos, tal
como se desprende de la naturaleza de las estructuras, el estudio de los materiales y la serie de
dataciones radiocarbónicas obtenidas (Tab. 1).

Tabla 1. Dataciones radiométricas obtenidas en el yacimiento de
Punxó.
De las estructuras localizadas, al menos una de ellas,
el foso, corresponde al IV milenio cal AC. Posiblemente esta misma cronología neolítica es
aplicable al fondo de una fosa o silo detectada en una de las zanjas excavadas.
En total fueron practicados 5 sondeos, tres de
ellos en relación con el foso, además de dos amplias zanjas localizadas ya fuera de su recorrido.
Los sondeos 1 y 2 afectan directamente a los laterales de la estructura (Fig. 6). Del primero
disponemos de una datación C14 AMS (AA-53982: 3.541±61 bp) procedente de la capa inferior
excavada, que ha proporcionado una fecha de la primera mitad del segundo milenio cal AC (Bronce
medio).
El sondeo 3 fue excavado en una zona central
del foso, tal como se deducía de la lectura de los microsondeos y la prospección geofísica.
Previamente quedó abierta una amplia zanja de 14,2 m en sentido transversal a su recorrido. El sondeo
se centró en una superficie de 8 m2, que fue reduciéndose de forma paulatina a medida que se
avanzaba en profundidad hasta alcanzar aproximadamente los 3,80 m desde la cota superficial.
A partir del mismo pudo establecerse la estratigrafía del relleno de la estructura, a la vez que ha
servido de base para el muestreo paleobotánico y sedimentológico.
Desde la superficie se distinguieron un total
de 12 niveles arqueológicos a partir de las características sedimentarias apreciadas (Fig. 7).


Fig. 7.
Estratigrafía del foso de Punxó obtenida en el sondeo 3. Fotos a y b, detalle de la excavación
del foso en el sondeo 3.
Dibujo del perfil del foso en el corte del camino de la vía (c).
El estudio microsedimentológico (
4 ) realizado muestra el protagonismo de los procesos naturales en el transporte y sedimentación: los procesos
hidromórficos de competencia media/baja jugaron un importante papel en el arrastre y deposición.
De la cultura material recuperada se deducen ciertas diferencias de base a techo. La mitad
inferior del relleno del foso (niveles 8 a 12) aporta una baja densidad de restos arqueológicos, en los
que la cerámica y la piedra tallada suponen una cifra moderada/baja. Su adscripción al IV milenio
cal AC (Neolítico IIB) no ofrece mayores problemas. Los niveles inferiores (11 y 12) han
proporcionado ciertas evidencias que podrían ser indicativas de una posición inicial dentro de esta fase
(cerámicas de pastas cuidadas, superficies tratadas, y en ocasiones decoradas). Esta hipótesis se
ha visto confirmada por las fechas radiocarbónicas, si bien debemos advertir de la inversión de
las mismas en relación con su profundidad. Del nivel 11 (UE 3014) procede la datación más
antigua, la cual sitúa la documentación de materiales de un momento inicial del IV milenio cal AC
(4.996±60 bp: AA-60629). Al nivel 12 (UE 3016) corresponde la datación
AA-57439 fechada ya a mediados del IV milenio cal AC (4.604±60 bp). Ambas fechas han sido obtenidas mediante
el recurso a la técnica AMS a partir de una muestra singular de hueso, identificado en ambos
casos como perteneciente a bos taurus ( 5 ).
( 4 ) El análisis microsedimentológico ha sido elaborado por
Carlos Verdasco.
( 5 ) El análisis de la fauna ha sido llevado a cabo por el Dr.
Manolo Pérez Ripoll (Departament de Prehistòria i Arqueologia, Universitat de València).
En cualquier caso, esta contradicción supone
añadir un cierto grado de incertidumbre en cuanto a la fecha de construcción de la estructura, pero
no resta validez a la identificación de acciones antrópicas en el lugar referidas a un momento
inicial del IV milenio cal AC.
La mitad superior del relleno (nivel 2 a 7)
refleja un discreto incremento en el número de efectivos materiales, sobre todo cerámicos y
líticos. Entre la cerámica destaca la ausencia de decoración, y una tónica común: pastas de aspecto grosero y superficies poco cuidadas. Este factor
coincide con los datos conocidos en relación con una parte importante de las producciones del IV
milenio cal AC (Bernabeu et al. 1993; Bernabeu et al. 1994). En todo caso, y en relación con el
sondeo 1, disponemos de una datación que retrasaría el final de su colmatación al menos hasta el
Bronce medio.
El nivel 2 muestra ya materiales dispares
revueltos. Entre la vajilla cerámica recuperada se clasifican tanto fragmentos a torno como a mano;
de estos últimos destacaríamos la documentación de un fragmento con decoración campaniforme.
Los sondeos 4 y 5 fueron realizados fuera ya
de los límites de la estructura. En el sondeo 4 localizamos una estructura correspondiente a un
fondo de silo. Su cronología prehistórica se deduce a partir de los materiales recuperados,
posiblemente en relación con los momentos finales de la secuencia documentada en el foso
(Campaniforme o incluso de la Edad del Bronce). En el sondeo 5 excavamos los restos de una cubeta de
dimensiones medias, así como un área delimitada por una concentración de carbones y una tierra
más oscura apelmazada, probablemente debido al efecto de la combustión. A la misma corresponde
una fecha sorprendente centrada en el IX milenio cal AC (AA-57440: 9348±61), en este caso sobre
carbón. Conviene señalar a este respecto la práctica ausencia de evidencias claras que pudieran
relacionarse con el Epipaleolítico Microlaminar entre los abundantes materiales líticos analizados hasta la fecha (García Puchol y Molina 1999).
Habrá pues que esperar a la ampliación de los
trabajos de campo para tratar de discernir la naturaleza de esta datación. En la cubeta excavada
disponemos de una fecha que sitúa su colmatación en época tardo-romana.
3. EL FOSO DE PUNXÓ: NATURALEZA Y CRONOLOGÍA.
De los tres sondeos que afectan de forma
directa al foso, uno fue practicado en una zona central con respecto a su eje transversal (sondeo 3).
De él procede la secuencia más completa disponible. Con el fin de asegurar la estabilidad de los
cortes, se profundizó de forma escalonada alcanzar la base de la estructura. Este aspecto
condiciona la exactitud de sus dimensiones transversales, si bien el dibujo del corte visible en el camino (Fig. 7), así como los datos proporcionados por
los microsondeos, permiten una estimación mínima de esta medida en torno a los 7 m. De sección
en U, la profundidad alcanzada desde la superficie hasta su base se sitúa alrededor de los 3,80 m
en el área excavada, medida sensiblemente mayor que la observada en el corte del camino en torno
a los 2,5 metros. Se trata por lo tanto de una estructura de grandes dimensiones, segmentada, y
de largo recorrido.
Estos dos últimos calificativos se deducen
fundamentalmente de la interpretación del mapa geofísico obtenido. Su recorrido, tal como
podemos observar en la figura 4, no llega a alcanzar el límite marcado por el barranco, aspecto
comprobado en el corte del mismo, donde no se aprecia ninguna evidencia de la estructura. La longitud
perceptible en esta imagen resulta considerable mínimo de 70 m, toda vez que continúa al otro
lado del corte del camino de la vía, conformando un gran arco irregular. A partir de cierto punto la
imagen sobre su continuidad hasta el final de la superficie aterrazada queda desdibujada.
Tampoco en el corte inmediato ha sido posible observar su presencia. La conjunción entre el carácter
segmentado, además de la naturaleza del relleno y de los materiales asociados, abogan por su origen
antrópico. Hemos tenido ocasión de comprobar además la dilatada secuencia neolítica del relleno,
que cubriría prácticamente el IV y el III milenio cal AC, hasta llegar al Bronce medio. Los datos
mostrados inciden pues en una colmatación que podemos calificar de paulatina y de larga
vigencia.
Sobre la situación del espacio habitado en
relación con la estructura disponemos de datos de naturaleza desigual. En efecto, las
concentraciones de materiales de superficie en el área advierten varios puntos principales; uno de ellos
corresponde al área denominada Punxó 1. Otros puntos quedan ubicados en bancales más o menos
alejados, todos ellos en el margen derecho del barranco. En todo caso, los dos sondeos efectuados más
allá del recorrido del foso, confirman la presencia de estructuras en la zona inmediata, si bien es
cierto que las dataciones disponibles advierten del amplio abanico cronológico de la secuencia
documentada.
En diversos yacimientos neolíticos localizados
en las comarcas centro-meridionales valencianas ha sido posible localizar y excavar este tipo de
construcciones de carácter comunal. En los momentos finales del Neolítico, estas estructuras
suponen uno de los elementos que articulan el espacio habitado. A los fosos publicados en el vecino
yacimiento de Niuet (Bernabeu et al. 1993) cabría añadir las estructuras identificadas en el
mismo término de Muro: Marges Alts y Carrer la Pau (Pascual Benito 1987). En las inmediaciones
de los valles del Serpis podemos señalar las de Camí de Missena (Pascual Beneyto et al. 2005) y
el foso documentado en la Torreta-El Monastil (Jover Maestre et al. 2000-2001) por lo que al
Neolítico final se refiere (Fig. 8). También en la etapa campaniforme contamos con el ejemplo
del foso de Arenal de la Costa (Bernabeu 1993).
Con la excepción del foso de Punxó, se trata
en general de estructuras excavadas de profundidad media en torno a 1,5/2 m de profundidad
máxima.
Insistiendo en la parcialidad de la información
manejada, en recientes trabajos comprobamos la asunción de su carácter como delimitador del
espacio habitado, asumiendo su papel disuasorio y/o de marcador social (Díaz del Río 2003;
Bernabeu et al. 2006).
Sobre este particular convendría avanzar en
nuestro conocimiento a propósito de la distribución y naturaleza de los diferentes espacios
habitados. Disponemos a este respecto de un amplio número de localizaciones al aire libre
distribuidas en el fondo del valle, en gran medida siguiendo un patrón de ubicación similar: en
las inmediaciones del principal curso de agua del valle (el río Alcoi o Serpis) o de alguno de
sus tributarios.
Las intervenciones arqueológicas directas,
más allá de las atribuciones realizadas a través de los materiales de prospección, son escasas. Por lo
que al hábitat se refiere contamos con los trabajos de campo efectuados en los yacimientos de
Jovades (Bernabeu 1993), Niuet (Bernabeu et al. 1994), Marges Alts, todos ellos en el valle del
Alcoi o Serpis, a los que habría que sumar, en la vecina Vall d'Albaida, los registros de Colata
(Gómez Puche et al. 2004), Camí de Missena (Pascual Beneyto et al. 2005) y Arenal de la
Costa (Bernabeu 1993). En algunos casos los datos disponibles resultan parcos, caso de las dos
estructuras a modo de foso detectadas en el casco urbano de Muro de l'Alcoi. Los materiales
visualizados determinan su atribución grosso modo al IV milenio cal AC.
Con los datos actuales, queda corroborada una
alta densidad de ocupaciones en el área comprendida en la margen izquierda del río Serpis entre
los términos municipales de Cocentaina y Muro (Fig. 8).

Fig. 8. Mapa de localización de yacimientos del IV milenio cal AC en los
valles del Serpis. Los triángulos corresponden a yacimientos al aire libre; las
estrellas de color gris a cuevas de enterramiento; las estrellas de color blanco a
ocupaciones en cueva o abrigo; el doble círculo identifica al santuario rupestre
de la Sarga.
En la vecina Vall d'Albaida se advierte
igualmente de ciertas concentraciones particulares (Pascual Beneyto et al. 2005).
De las dimensiones de estas agrupaciones de
estructuras definidas como poblados sólo podemos esbozar algunas conjeturas. Para Jovades se
calcula una superficie superior a 50 Ha, en tanto que en Niuet la distribución de evidencias
afecta a un área entre 4 y 6 Ha. Dado que el abanico cronológico de estas secuencias parece
amplio, la sincronía resulta difícil de establecer. En consecuencia no es posible extraer
conclusiones precisas sobre su extensión. Sí contamos en cambio con ciertos elementos que podemos
considerar particulares de algunos yacimientos: la representatividad del número de contenedores
de gran capacidad como se traduce del estudio de las estructuras de Jovades (Pascual Benito
2003), o incluso la construcción de fosos que destacan por sus grandes dimensiones como el
caso de Punxó.
4. DISCUSIÓN.
Los trabajos realizados en el sitio de Punxó ponen de relieve distintas cuestiones que atañen tanto
a problemas de interpretación de la secuencia del lugar, como a su valoración desde una perspectiva
de proceso histórico. La propuesta metodológica planteada en la intervención ha tratado de resolver
algunas de las principales cuestiones planteadas: la potencialidad arqueológica del yacimiento y la caracterización del foso localizado.
Cabe destacar también la dificultad de
valorar adecuadamente los restos encontrados en la excavación y su correlación con los hallazgos de
superficie. Aunque, ciertamente, tanto la prospección como la excavación señalan la
ocupación reiterada o recurrente del lugar entre comienzos del Holoceno y la época romana, no
siempre estamos en condiciones de valorar adecuadamente aspectos como la continuidad en la
ocupación.
Esta circunstancia constituye un aspecto
recurrente de estos sitios, donde se aúna la ausencia de superposiciones estratigráficas y la amplitud
cronológica de estructuras y materiales. De este modo, no resulta infrecuente encontrar, a una
misma cota y nivel estratigráfico, estructuras de épocas muy diversas, como se observa en este
caso.
La datación de c. 9000 AC, obtenida en el
sector excavado, podría indicar la presencia de ocupaciones epipaleolíticas antiguas que, sin
embargo, no ofrecen correlato entre los materiales recuperados durante la prospección o en la
excavación (Barton et al. 2004; García Puchol 2005; García Puchol y Molina 1999).
Para el tramo cronológico neolítico, la
prospección geofísica, los microsondeos y la excavación de diversas trincheras pusieron al
descubierto una serie de estructuras y niveles de diversa cronología, entre los cuales interesa destacar el
gran foso. La información aportada por la prospección geofísica ha resultado de gran interés. La
selección realizada en nuestro caso (magnetometría de cesio y tomografía eléctrica) queda
justificada por los resultados obtenidos: la delimitación de la gran estructura en forma de foso. El
recorrido y dimensiones de esta estructura sugieren que nos encontramos ante un foso monumental, al
estilo de los construidos en Mas d'Is 1.500 años antes (Bernabeu et al. 2003; Bernabeu y Orozco
2005). Las características de su relleno son asimismo equiparables a aquellas construcciones:
rellenos prolongados en el tiempo (un milenio o más), con materiales escasos y concentrados, a
excepción de los tramos superiores, donde el volumen de restos por m3 es mayor.
Desde este punto de vista, se ha considerado al
foso de Punxó como el representante más reciente de los fosos monumentales que caracterizaron
toda una época del paisaje neolítico en el valle del Serpis (Bernabeu et al. 2006). Probablemente,
estos fosos se construyeron para dotar de cohesión interna al grupo local, compuesto de diversas
unidades dispersas por el territorio. De ser así, su construcción debería relacionarse con la
colonización efectiva de este tramo del valle.
En efecto, si en los momentos anteriores
apenas sí documentamos algún asentamiento de adscripción dudosa, Mas del Moro c. 5000-4800 cal
AC y la Cova negra de Gaianes, atribuible al VI milenio, durante el IV milenio AC el tramo
comprendido entre las actuales poblaciones de Cocentaina y Gaianes se llena de los típicos
asentamientos de silos como Jovades o Niuet.
No resulta posible distribuir la veintena larga
de yacimientos conocidos entre el milenio largo de duración del período, hasta la aparición de las
cerámicas campaniformes.
Sabemos, sin embargo, que hacia el final, entre las últimas centurias
del IV y las primeras del III milenio cal AC, se produjo un cambio sustancial. El aumento
demográfico, de la producción agrícola, y la probable aparición del arado, hicieron aparecer tensiones
sociales que se reflejaron en una distribución claramente desigual de la riqueza agrícola en y entre
grupos locales, permitiendo y estimulando el desarrollo creciente de la desigualdad social.
Es en este contexto donde aparece un nuevo
elemento en el paisaje arqueológico: los fosos de delimitación del hábitat. Son mucho más
pequeños, su relleno es rápido y con gran cantidad de vertidos en sus depósitos. Por último, su relación
con el hábitat es evidente, puesto que delimitan el área aldeana. La única característica común con
los anteriores es que sigue tratándose de fosos segmentados.
Su aparición, en el momento en que el
desarrollo de la competencia entre grupos vecinos parece creciente, marcará el final de los
monumentos de fosos, al estilo de los documentados en Punxó.
Sin embargo, su uso o, cuando menos, su
recuerdo no parece terminar aquí. Tal como parecen indicar los hallazgos de Punxó o los del Foso
4 de Mas d'Is, hallazgos campaniformes y de la Edad del Bronce plantean al menos, la
continuidad de su memoria y, de paso, parecen argumentar en favor de la presencia de un hábitat en llano
paralelo a la ocupación de los cerros durante la Edad del Bronce. Es éste otro aspecto sumamente
interesante que plantean estos fosos monumentales y que necesariamente deberá ser atendido en
futuros trabajos.
AGRADECIMIENTOS.
Queremos expresar nuestro más sincero
agradecimiento por todo el apoyo prestado a D. Rafael Eduardo Mollá Tortosa y D.ª Isabel Todolí
Llopis, vecinos de Muro y propietarios de las parcelas donde se ha practicado la intervención
arqueológica.
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