Vitoria-Gasteiz :: Arqueología.


 

 

Monumentos megalítico de Vizcaya y Álava.

Monumentos megalíticos de Vizcaya y Álava
por Juan María Apellaniz Castroviejo
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I.º EXCAVACIONES DEL TÚMULO Y CRONLECH DE «ESCACHABEL». (¿Dolmen?).

El túmulo lleva el nombre de una mina cercana.

Se tuvo conocimiento de su existencia a través de Dn. Pedro María Gorrochategui. Descubierto el día 17 de diciembre de 1961.

Parte primera: situación.

El túmulo se halla situado en terrenos pertenecientes al Ayuntamiento de San Pedro de Galdames.

Se llega hasta él partiendo del pueblo de La Arboleda por la carretera que conduce a las minas de Galdames. A la altura del lugar llamado «Peñas Negras» se abandona la carretera para tomar el camino que remonta el collado llamado Alta de Galdames o Alto del Cuadro. Este collado separa el Pico Mayor del Pico del Cuadro a E. y W. respectivamente.

Las coordenadas geográficas del mismo sobre el mapa 1:50000 del Instituto geográfico catastral en la hoja de Bilbao n.º 61.

Longitud: 0º, 36', 20"
Latitud : 43º, 16', 46" (Fot. N.º 1).

Fot.n.º 1.

Se halla montado el túmulo sobre terrenos de areniscas secundarias que forman lentillas urgonianas dentro de una gran masa de calizas. (1).

Al iniciarse la excavación el túmulo presenta un cráter central de forma ligeramente ovalada que mide en su dirección E.W. 4,50 m. y en su dirección N.S. 3 m. El fondo de este cráter se halla cubierto por losas de arenisca seguramente arrojadas allí por los violadores del monumento, de cuya acción es resultado seguramente el crater.

Los naturales no conservan leyenda alguna referente al túmulo, cosa muy explicable pues la composición actual de la población es predominantemente alóctona. Se trata de gentes que esporádicamente y en forma temporal emigra de otros lugares para trabajar en las minas.

El pastoreo se conserva sin embargo en las mismas inmediaciones del túmulo aunque es muy poco frecuente y se reduce a ovejas y caballos.


(1) Rat, Pierre. Les Pays cretacés Basco-Cantabriques (Espagne). Publications de l'Université de Dijon.

Presses universitaires de la France. Paris, 1959. Vid. Tableau IV.


 

La excavacion ia inicié, acompañado de Isidro Navarro de La Arboleda, el día 23 de agosto y la terminé el día 1 de setiembre.


Parte segunda:
El túmulo.

El túmulo no posee cámara alguna ni existen restos en los alrededores para creer que éste fuera desplazada o destruida. En el caso de que existiera debería tratarse de una cista megalítica. Anteriormente a la excavación no se conoció la existencia de un cronlech que rodea el túmulo.

El túmulo presenta una planta casi circular. Sus dimensiones son:

en la dirección N.S. 14 m.
en la dirección E.W. 16 m.
en las direcciones complementarias 15 m.
(Vid. Plano 1)

Los materiales son areniscas del terreno sobre el que se asienta y se ven mezcladas alguna vez con mineral de hierro que los naturales llaman vena o campanil.

La estructura del túmulo, es decir su arquitectura, aparece regular. La excavación ha dejado patente que el túmulo se ha construido en la siguiente forma:

a) el suelo natural, arcilla muy arenosa y amarillenta con lajas de areniscas. Que este sea el suelo natural se pudo comprobar mediante catas en otros lugares de las proximidades del túmulo.

b) Sobre el suelo se levanta una capa también de arcilla arenosa amarillenta que nace a 1 metro de la línea de testigos del cronlech.

Su grosor es tanto mayor cuanto más se aleja del cronlech y se acerca al centro geográfico del túmulo. Esta capa alcanza mayor espesor a 3 mts. del centro geográfico del túmulo. Para comprenderlo es necesario recordar que en el momento de la excavación el centro geográfico del túmulo estaba ocupado por un cráter.

Alcanza un espesor de 1,50 m.

En el interior de este estrato arenoso aparecen unas lastras de arenisca, predominantemente rectangulares, hincadas en la arena en posición de afectar un rumbo o hincadas sobre el lado menor del rectángulo, todas ellas dando frente al centro del túmulo e inclinadas hacia él. Sus medidas oscilan entre los 60 y 70 cm. de longitud y 10 a 15 de anchura. El ángulo de inclinación hacia el centro es variable. (Vid. Fot. n.º 2).

Fot. n.º 2

Es de notar que la inclinación de estas lastras cambiaba al llegar a un punto situado a 1,50 m. del centro geográfico del túmulo.

Entonces formaban una especie de pendiente o rampa hacia el interior del cráter del centro.

c) A esta capa se superpone otra de humus negro que sigue el mismo perfil que la anterior y que cubre los mismos testigos del cronlech y alcanza hasta el crater central.

Por ella se hallaban dispersos los objetos hallados en la excavación. Con el humus aparecían piedras areniscas sin orden alguno y alcanzaba el espesor de 45 cm.

d) Una capa de hierbas y tierra más clara formaba el suelo del túmulo y se sobreponía a la anterior en un espesor de 10 cm.

El Plano n.º 1 da una idea de la estructura de este túmulo.


Parte tercera:
el cronlech.

El túmulo se halla encerrado en un cronlech que no ha conservado todos sus testigos pero que rodea enteramente a aquel.

La línea de testigos comienza a 1 metro de distancia de la circunferencia exterior del túmulo y esto es lo que hizo que no se pudiera reconocer éste antes de la excavación.

Los testigos son lastras de arenisca de medidas variables pero que no exceden los 50 ctmrs. de anchura y los 75 de altura. Algunas veces no se trata de testigos aislados sino que forman como dos y tres filas de losas, unidas estrechamente unas a otras formando una especie de pequeña barrera.

Pero este no es el caso general. Presentan los testigos la cara más ancha en dirección al centro del túmulo. Su colocación ha sido cuidadosamente establecida. A fin de estribarlas bien y de que no cedan se les ha colocado otra losa en dirección perpendicular a la cara del testigo. Algunas veces estos estribos, que siempre son de arenisca, tienen unas dimensiones tan grandes como las del propio testigo. (Vid. Plano n.º 1).

 

Cuarta parte: el ajuar.

Está compuesto de los elementos hallados en el estrato de humus negro y son:

fragmento de plaqueta de arenisca, con marca (fig. n.º 1),

1 cuenta azul vidriado,
1 raspador en lasca,
1 lasca retocada,
2 laminillas,
2 núcleos,
6 lascas informes (Vid. Fig. 2. Fot. n.º 8.

Los objetos fueron depositados en el Museo arqueológico y etnográfico de Bilbao.

Fig.1

     

Fig. 2

Fot. n.º 8


Consideraciones.

Dos problemas plantea el monumento de Escachabel: su clasificación y su ajuar.

El primero consiste en determinar su naturaleza: o se trata de un cronlech tumular de los que se conocen varios en el País vasco (1) o se trata de un  dolmen con cronlech que ha perdido las losas de la cámara caso igualmente frecuente.



(1) Barandiarán. J. M. Prospecciones prehistóricas en el Pirineo vasco. MUNIBE «Homenaje a Dn. T. Aranzadi». 1962, 3/4, pág. 307.



El hoyo central y el ajuar encontrado en el monumento nos hacen inclinarnos a ver en él un dolmen con cronlech que ha sido revisado y cuyas losas probablemente han sido utilizadas para alguna construcción.

En cuanto al ajuar podemos asegurar que las piezas encontradas son conocidas ya en el ajuar de otros dólmenes, excepto, dos: la cuenta en materia no reconocida en otros casos y la plaqueta en arenisca con surco decorativo.

Hasta ahora se han reconocido en otros dólmenes colgantes en diversas materias, piedra y hueso, de forma rectangular, provistas de orificio de suspensión, de las que cito algunos de los ejemplares conocidos. (2)

Nuestra pieza (Fig. 1. Fot. n.º 3) nos parece distinta de las conocidas hasta ahora. Sus medidas son 4,30 ctmrs. de longitud por 3,60 de anchura y 0,70 ctmrs. de grosor, medidas por otra parte incompletas ya que la pieza se halla fragmentada en su extremo superior y por ello no es reductible a estas medidas.

Presenta además un surco decorativo.

Plaquetas semejantes las hallamos en otros dólmenes españoles. En el conjunto catalán se señalan varias tanto en dólmenes como en cuevas sepulcrales. (3). 

Nos parece que el surco decorativo aleja un tanto nuestro ejemplar de los de este conjunto.

Igualmente se conocen estas plaquetas en los conjuntos megalíticos del Sur de España, concretamente en los grupos de Almería y Huelva pero en estos casos, la decoración es infinitamente más rica y fina.

En los conjuntos megalíticos de Portugal sin embargo aparecen ejemplares idénticos a los de Huelva y Almería pero se ven otros en los que la decoración es una sencilla marca o surco, unas veces simple y otras doble, que nos parece muy semejante al que encontramos en Escachabel. (4). 

Pero en España también vemos repetirse este caso, en lugares más próximos geográficamente, al grupo dolménico vasco, como en Badajoz. (5).

Abel Viana anota, comentando la decoración de las plaquetas de Odivelos que algunas están decoradas «rudamente, con falta de simetría y trazos inciertos, casi siempre muy gruesos y a veces extremadamente finos» (Viana, op. cit. pág. 261). 

Este parece ser nuestro caso.


(2) Aranzadi, T. Barandiarán, J. M., Eguren, E. Exploración de ocho dólmenes de la sierra de Aralar. S. Sebastián 1924. Pág. 39. Fots. 27 y 31.

(3) Pericort, L. Los sepulcros megalíticos catalanes y la cultura pirenaica. Barcelona, 1950. Págs. 82 y ss. Fotografías 27 y 31.

(4) Cerdan C. Leisner, G. y V. Los sepulcros megalíticos de Huelva. Informes y Memorias de la Comisaría general de Excavaciones. Numero 26. Vid. Lám. XXIV y XL. Viana. Abel. O monumento megalítico de Folhada da Amendoeira (Odivelos do Alemtejc) en «Zephirus» IV (1953) 241 y ss. Pág. 253. Fig. 18 b.

(5) Almagro, Martín. Excavaciones en el dolmen de  la Pizarrilla, de Jerez de los Caballeros (Badajoz). Madrid. 1963. Trabajos del Instituto Español de Prehistoria. Pág. 16 y ss.


 

II.º Dolmen de «LOS ANDRINALES» (Igay. Álava).


Este dolmen fue descubierto por Domingo Fernández Medrano y dado a conocer en el año 1958 (1).


(1) Barandiarán, J. M. y Fernández Medrano. Domingo. Excavaciones en Álava. En «Boletín de la Institución Sancho el Sabio» II (1958). 128-129.


 

Se halla situado en terrenos del Ayuntamiento de lgay (Álava) propiedad de Máximo Ortiz de Zárate, colindantes con terrenos del Ayuntamiento de Hereña (Álava).

Dista este terreno, que es llamado de «Los Andrinales», del río Bayas, 36 metros y 65 de la vía férrea Bilbao-Miranda. Ocupa una terraza del mismo río cuya base es una formación de graveras fuertemente cementadas de cantos rodados pequeños y cubierta por una ligera capa de tierra fértil.

En la Hoja n.º 137 - Miranda, del Mapa del I. G. y C. el dolmen se sitúa según estas coordenadas Longitud: O. 46'. 25". y Latitud: 42. 40'. 32".

En el actual estado se presenta muy destruido gracias seguramente a la leyenda que está ligada al monumento. Según esta leyenda los moros enterraron oro en él.

El túmulo se presenta allanado casi por completo excepto en la zona más próxima a la losa enhiesta más grande, es decir, en la zona Este, donde una formación de piedras alcanza el radio de 3 metros.

En este resto se puede apreciar una regularidad en la construcción del túmulo que consiste en que las piedras mayores ocupan regularmente la base del túmulo. No creo sin embargo que se pueda hablar rigurosamente de una modalidad constructiva. Yo mismo he podido observar que en la operación de cubrir los cuadrantes excavados, antes de abandonar la excavación de un dolmen, insensiblemente se arrojan sobre los lugares que hay que recubrir, las piedras más grandes y después las más pequeñas. El túmulo está compuesto por piedras areniscas, ofita, cantos rodados y piedras de asperón.

El dolmen pertenece al género de los de galería y planta poligonal, que son corrientes en la zona de la Rioja, en la ribera alavesa del Ebro.

En la actualidad la cámara está compuesta por dos losas hincadas en el suelo a diferente profundidad y una de las cuales presenta señales de fractura en su borde superior. La losa mayor alcanza las medidas de 230 metros de altura y es de arenisca.

El resto de las losas falta. A juzgar por los restos, el dolmen en su origen debió ser un monumento muy semejante a los de Laguardia, como el del «Sotillo» o de «San Martin».

Del corredor se conservan dos losas grandes, profundamente hincadas en el suelo de la terraza de cantos rodados, inclinadas hacia el centro. Esta es la parte no violada recientemente pero revuelta por los hombres que se sirvieron del monumento para sepultura ya que los huesos aparecen en total desorden, completamente fragmentados, la cerámica en trozos muy menudos que impiden cualquier reconstrucción, etc. Según la línea del corredor, el dolmen se halla orientado al E.S.E. (Vid. Fot. n.º 4 y Fig. 3).

Fot. n.º 4.

Fig. 3.

 

Excavación del dolmen.

Fue practicada por mí en colaboración con Don Ignacio Amezua y Don Eusebio Arregui en Julio de 1964.

Esta excavación dio por resultado el hallazgo de una pieza de asperón de un molino de mano (pieza superior) de medidas 11 por 9 por 7,3 ctm., pieza que apareció en la operación de desescombrar la cámara de las piedras acumuladas en ella.

En el corredor apareció un canto rodado con una de sus superficies perfectamente pulimentada y cuya funcionalidad debió ser la de frotar o afilar. Medidas: 6,5 por 1,90 por 2 ctm. Vid. Fig. n.º 4.

El ajuar de sílex está compuesto por una contera de hoja en sílex blanco y 33 lascas informes y sin retoque alguno.

La cerámica aparece fragmentada, llegando los fragmentos a 70, todos ellos representan una cerámica hecha a mano, burda unas veces y fina otras.

Figuran entre estos fragmentos, 8 bordes distintos pertenecientes a otros tantos vasos. Estos bordes revelan la presencia de vasijas de cuello recto y corto, de perfil y labio fino y delgado, redondeado y generalmente recto, no saliente. Solamente en un caso, en el cuello se forma una pequeña cenefa lisa.

Un sólo caso revela la presencia de vasos de panza pronunciada. (Fig. n.º 4).

Entre esta cerámica aparece un fragmento de cuello recto con un orificio de suspensión, en todo semejante al tipo reconocido por Barandiarán en los niveles neolíticos de Santimamiñe (Vizcaya). Vid. (2).


(2) Barandiarán, J. M. de. El hombre prehistórico en el País vasco. Ed. Ekin. B. Aires, 1953. Pág. 130, Fig. 80


 

Otros fragmentos de cerámica fina y hecha a torno se asemejan al tipo de cerámica que aparece en Cobairada (Subijana-Morillas. Álava) unida a restos romanos.

En los restos aparecidos en la cámara figuran tres huesos labrados. (Vid. Fig. n.º 4 y Fot. n.º 5).

Foto n.º 5.

Según Jesús ALTUNA, Paleontólogo y Conservador de las Colecciones prehistóricas de la Sociedad de Ciencias Naturales «Aranzadi» en el Museo de San Telmo de San Sebastián, se trata de:

1) Falange segunda de Sus scrofa (imposible, determinar si se trata de cerdo o de jabalí). Mide 2,5 ctm. de longitud por 1,05 de anchura. Ha sido trabajada con un instrumento muy cortante, sílex o metal. Conserva las dos epífisis. La articulación proximal ha sido reducida a una especie de pequeña cabeza a modo de yunque que conserva una parte de las cavidades alveolares. La diáfisis ha sido estrechada como para formar un pequeño cuello que sustenta la cabeza. La superficie del hueso ha sido cortada y quitada hasta dejar visible la cavidad interna del hueso. Pero en la mitad inferior sale de la pared conservada de la diáfisis, una especie de espolón biselado que se une a la articulación distal.

El hueso está perfectamente conservado. La talla está practicada por incisiones, no tiene rastro alguno de pulimento. Talla análoga se observa en algunas piezas óseas de la cueva sepulcral de «Hierbas Largas» (Subijana-Morillas. Álava). Se trata de incisiones cortas y pequeñas.

2) Los 2/3 superiores de Metatarsiano II de Sus scrofa (derecho) imposible la determinación ulterior de cerdo o jabalí. Mide 5,3 ctm. de longitud por 1,05 ctm. de anchura por 0,43 ctm. de grosor. El hueso ha sido cortado en su extremo inferior dejando al descubierto la cavidad ósea. El mismo, tratamiento descrito para la poeza anterior, se observa ahora en ésta.

En su parte superior y en el borde derecho ha sido también cortada hasta la cavidad ósea. En su cara posterior, se observan señales de punta seca, como marcas muy ligeras. La mitad inferior conserva todavía el tono brillante del hueso pero la superior se estrecha en forma de cuello que termina en una pequeña cabeza. El hueso se halla en perfecto estado de conservación y no ostenta fractura reciente alguna.

3) Extremo distal de primera falange lateral de Sus Scrofa (probablemente cerdo). A la altura de la terminación de la epífisis y articulación distal, un instrumento cortante ha penetrado en el hueso en forma oblicua al eje longitudinal del mismo, hasta la cavidad ósea. Desde este punto, una fractura antigua ha completado la obra y ha partido el hueso de dos trozos de los que solamente conservamos uno.

4) Falange primera lateral de Sus scrofa. Carece de epífisis por tratarse de un ejemplar joven. No contiene señal alguna de trabajo humano pero su presencia junto a otros, trabajados evidentemente nos lleva a incluirlo aquí tanto más cuánto que en otros monumentos megalíticos y en yacimientos existen también este tipo de falanges sin trabajar y son consideradas, por las mismas razones, pertenecientes al ajuar de la sepultura. (3).



(3) Motos, F. La edad neolítica en Velez Blanco. Madrid, 1918. Pág. 68. Fig. 34. Mem. 19 de la Com. de InV. Paleont. y Preh. 

Leisner, G. und V. Die Megalithgräber der Iberischen Halbinseln. Süden. Westen. W. de Gruyter. Berlin, 1943 etc. Vid. passim.


 

Consideraciones.

En el ajuar de «Los Andrinales» hallamos objetos ya conocidos en otros dólmenes del País Vasco, como la cerámica, la hoja de silex, etc. Menos conocido es el pulidor en canto rodado. Y lo que realmente se presenta como insólito es el ajuar de hueso.

Ya en el dolmen de Gúrpide Norte (Catadiano. Álava.) hallé una falange labrada a la que dediqué un estudio. (4). En él y ante la extraordinaria similitud con otros ejemplares españoles, igualmente hallados en dólmenes, encontré un sentido de no utilitaridad y tal vez por ello de religión. Lo asocié a los ídolos aparecidos en otros lugares de la península.

Ahora se trata de comparar estos ejemplares, más concretamente, el ejemplar n.º 1, con otros instrumentos semejantes. En este caso debemos tener presente que existe una proximidad geográfica a tener en cuenta: entre «Gúrpide Norte» y «Los Andrinales»  «apenas hay 7 km., se hallan ambos a orillas del mismo río, en emplazamientos en todo semejantes y en valles que son continuación el uno del otro. Por otra parte las piezas de Gúrpide y Los Andrinales» se incluyen en el género de huesos utilizados para estos objetos religiosos o ídolos. Se trata de falanges, metatarsianos etc. de cérvidos, suidos, equidos etc. (5).

En «Los Andrinales» se ha utilizado el suido. La forma de talla difiere entre los ejemplares. En Gúrpide N. se utilizó el pulimento, en «Los Andrinales» la talla. por último difiere la forma. En el ejemplar de Gúrpide N. se veían más claramente la proximidad a los ejemplares de Los Millares, cosa no tan fácil de ver en el ejemplar de «Los Andrinales». Pero es posible pensar en una variante local de aquellos tipos tan abundantes en el Sur, como son las falanges labradas en forma de ídolos.


(4) Apellániz Castroviejo. J. M La falange labrada del dolmen de Gurpide Norte En «Anuario de Eusko-folklore». XIX (1962).

(5) Maier, R, A. Neolitische Tierknochen-Idole und Tierknochen-Anhänger Europas 42 Bericht der Röm Germanischen Kom. Berlin. 1962 W de Gruyter. Vid pás. 175. Abb. 2.