Vitoria-Gasteiz Arqueológica.


 

 

LA CERÁMICA DE LA SEGUNDA EDAD DEL HIERRO EN EL PAÍS VASCO: ESTUDIO TECNOLÓGICO, FUNCIONAL Y SOCIAL.

Judit López de Heredia Martínez de Sabarte.


Tesis doctoral dirigida por:

Alfonso Alday Ruiz.

Manuel García Heras.

Dpto. de Geografía, Prehistoria y Arqueología .
2014.

Servicio Editorial de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).
Euskal Herriko Unibertsitateko Argitalpen Zerbitzua (UPV/EHU).
University of Basque Country - Editorial Service (UPV/EHU).
ISBN: 978-84-9082-098-8.

A mis padres.

DIRECTORES:

Dr. Alfonso Alday Ruiz.
Universidad del País Vasco - Euskal Herriko Unibertsitatea.

Dr. Manuel García Heras.
Instituto de Historia. CCHS-CSIC.

TRIBUNAL:

Presidente: Dr. Alberto Lorrio Alvarado.
Catedrático de Universidad.
Universidad de Alicante.

Secretario: Dr. Íñigo García Martínez de Lagrán.
Contratado postdoctoral.
Universidad del País Vasco - Euskal Herriko Unibertsitatea.

Vocal: Dr. Carlos Olaetxea Elosegi.
Técnico Superior Arqueólogo.
Diputación Foral de Gipuzkoa.

Vocal: Dr. José Luis Solaun Bustinza.
Contratado postdoctoral.
Universidad del País Vasco - Euskal Herriko Unibertsitatea.

Vocal: Dra. Laure Salanova.
Directrice de recherche.
Paris Ouest Nanterre. CNRS.

INFORMES DOCTORADO INTERNACIONAL:

Dra. Valentine Roux.
Directrice de recherche.
Paris Ouest Nanterre. CNRS.
Dr. François Réchin.
Maître de Conférences habilité.
Université de Pau et des Pays de l'Adour.

             

ÍNDICE.

AGRADECIMIENTOS.
ABSTRACT.
1. INTRODUCTION.
1. INTRODUCTION.
1.1 BACKGROUND IN THE STUDY OF POTTERY.
1.1.1 Typology.
1.1.2 Technology.
1.1.3 Techno-Typology.
1.2 THEORETICAL BACKGROUND AND OBJECTIVES.
1.3 CHRONOLOGICAL AND GEOGRAPHICAL FRAMEWORK.
1.3.1 Chronological framework.
1.3.2 Geographical framework.
2. CONTEXTO.
INTRODUCCIÓN.
2.1 CRONOLOGÍA.
2.2 LAS FUENTES.
2.2.1 Fuentes escritas.
2.2.2 Arqueología.
2.3 POBLAMIENTO.
2.3.1 Hábitat: concepción del espacio.
2.3.2 Ocupación del territorio.
2.3.3 Urbanismo.
2.3.4 Sistemas defensivos.
2.3.5 Organización de las viviendas.
2.4 SOCIEDAD.
2.4.1 Estructura social.
2.4.1.1 Instituciones.
2.4.2 Gentes, pueblos.
2.5 RELIGIÓN.
2.5.1 Ritos funerarios y creencias.
2.6 ECONOMÍA.
2.6.1 Recursos vegetales y agricultura.
2.6.2 Ganadería.
2.6.3 Artesanado.
2.6.3.1 Industria lítica.
2.6.3.2 Cerámica.
2.6.3.3 Metalurgia.
2.6.3.4 Industria ósea.
2.6.3.5 Madera.
2.6.4 Productos de intercambio.
2.7 EL FIN DE UNA ERA.
3. LOS PROCESOS DE PRODUCCIÓN.
INTRODUCCIÓN.
3.1 EL ESPACIO Y EL TIEMPO.
3.2 ALFAREROS.
3.3 FUNCIONALIDAD.
3.4 CADENAS OPERATIVAS Y ESTILO.
3.5 LOS PROCESOS DE LA PRODUCCIÓN.
3.5.1 Proceso de obtención y preparación de la arcilla. 
3.5.1.1 Búsqueda y selección de materias primas.
3.5.1.2 Preparación de la arcilla, desgrasantes y agua.
3.5.1.3 Preparación de la pasta.
3.5.2 Produción de la cerámica.
3.5.2.1 Modelado de la arcilla.
3.5.2.2 Reposo o primer secado.
3.5.2.3 Tratamiento de la superficie y decoración.
3.5.2.4 Secado.
3.5.2.5 Cocción.
3.5.2.6 Postcocción o enfriamiento.
3.5.2.7 Acabado del objeto.
3.5.3 Distribución y reutilización.
4. METHODOLOGY.
4.1 SHAPES STUDY.
4.1.1 Classification.
4.1.1.1 Morphology.
4.1.1.2 Typology.
4.1.1.3 Typometry.
4.1.1.4 Decoration.
4.1.2 Technology: rst macroscopic approach.
4.1.2.1 Modelling.
4.1.2.2 Surface treatment.
4.1.2.3 Macroscopic evidences of ring.
4.2 TECHNOLOGICAL STUDY.
4.2.1 Macroscopic study.
4.2.1.1 Sampling for thin sections.
4.2.2 Mineralogy.
4.2.2.1 Petrography: thin section study.
4.2.2.2 X-Ray di raction.
4.2.3 Chemical analysis.
4.2.3.1 Statistical study.
4.2.4 Raw materials.
4.3 STUDY OF FUNCTION AND USE.
4.3.1 Functional analysis.
4.3.1.1 Morphology.
4.3.1.2 Technology.
4.3.2 Analysis of organic residues.
5. LOS CASTROS DE LASTRA.
5.1 EL YACIMIENTO.
5.1.1 contexto geológico.
5.2 ESTUDIO CERÁMICO.
5.2.1 Cerámica modelada a mano.
5.2.1.1 Análisis formal.
5.2.1.2 Análisis tecnológico.
5.2.1.3 Análisis de la función y el uso.
5.2.2 Cerámica modelada a torno.
5.2.2.1 Análisis formal.
5.2.2.2 Análisis tecnológico.
5.2.2.3 Análisis de la función y el uso.
5.2.3 Fuentes de aprovisionamiento.
5.3 CONCLUSIONES.
6. LA HOYA.
6.1 EL YACIMIENTO.
6.1.1 Contexto geológico.
6.2 ESTUDIO CERÁMICO.
6.2.1 Cerámica modelada a mano.
6.2.1.1 Análisis formal.
6.2.1.2 Análisis tecnológico.
6.2.1.3 Análisis de la función y el uso.
6.2.2 Cerámica modelada a torno.
6.2.2.1 Análisis formal.
6.2.2.2 Análisis tecnológico.
6.2.2.3 Análisis de la función y el uso.
6.2.3 Fuentes de aprovisionamiento.
6.3 CONCLUSIONES.
7. SANTIAGOMENDI.
7.1 EL YACIMIENTO.
7.1.1 Contexto geológico.
7.2 ESTUDIO CERÁMICO.
7.2.1 Cerámica modelada a mano.
7.2.1.1 Análisis formal.
7.2.1.2 Análisis tecnológico.
7.2.1.3 Análisis de la función y el uso.
7.2.2 Cerámica modelada a torno.
7.2.2.1 Análisis formal.
7.2.2.2 Análisis tecnológico.
7.2.2.3 Análisis de la función y el uso.
7.2.3 Adobes.
7.2.3.1 Análisis tecnológico.
7.2.4 Fuentes de aprovisionamiento.
7.3 CONCLUSIONES.
8. BASAGAIN.
8.1 EL YACIMIENTO.
8.1.1 contexto geológico.
8.2 ESTUDIO CERÁMICO.
8.2.1 Cerámica modelada a mano.
8.2.1.1 Análisis formal.
8.2.1.2 Análisis tecnológico.
8.2.1.3 Análisis de la función y el uso.
8.2.2 Cerámica modelada a torno.
8.2.2.1 Análisis formal.
8.2.2.2 Análisis tecnológico.
8.2.2.3 Análisis de la función y el uso.
8.2.3 Adobes.
8.2.3.1 Análisis tecnológico.
8.3 CONCLUSIONES.
9. MUNOAUNDI.
9.1 EL YACIMIENTO.
9.2 ESTUDIO CERÁMICO.
9.2.1 Cerámica modelada a mano.
9.2.1.1 Análisis formal.
9.2.1.2 Análisis tecnológico.
9.2.1.3 Análisis de la función.
9.2.2 Cerámica modelada a torno.
9.2.2.1 Análisis formal.
9.2.2.2 Análisis tecnológico.
9.3 CONCLUSIONES.
10. DISCUSSION.
INTRODUCTION.
10.1 HAND-MADE POTTERY.
10.1.1 e production process of hand-made pottery.
10.1.1.1 Choice of raw materials.
10.1.1.2 Modelling.
10.1.1.3 Decoration and treatment of the surface.
10.1.1.4 Firing.
10.1.2 Use and function.
10.2 WHEEL-MADE POTTERY.
10.2.1 Origin and use in the area.
10.2.2 Technological implications.
10.2.2.1 Raw materials.
10.2.2.2 Modelling.
10.2.2.3 Decoration.

10.2.2.4 Firing.
10.2.3 Social implications.
10.2.3.1 e adoption of new technology.
10.2.3.2 e development of the new technology.
10.2.3.3 Use.
10.2.3.4 Disadvantages of the use of wheel-made pottery.
11. CONCLUSIONS.
11.1 PARTIAL CONCLUSIONS.
11.2 GENERAL CONCLUSIONS.
12. BIBLIOGRAFÍA.
RESUMEN.
INTRODUCCIÓN.
METODOLOGÍA.
DISCUSIÓN.
CONCLUSIONES.
ANEXO I TIPOMETRÍA.
ANEXO II:TECNOLOGÍA.
ÍNDICE DE TABLAS.
ÍNDICE DE FIGURAS.
ÍNDICE DE MAPAS Y PLANOS.

"Damos comúnmente a nuestras ideas de lo desconocido el color de nuestras nociones de lo conocido."

Fernando Pessoa. Libro del desasosiego

AGRADECIMIENTOS.

Esta tesis es fruto de varios años de trabajo en los que he ido contrayendo deudas de gratitud con muchas personas. Personas sin las que no hubiera sido posible, por su apoyo, ayuda, consejos y amistad.

En primer lugar agradecer a mis directores, Alfonso Alday, por el apoyo y la ayuda que me ha prestado, las correcciones de los textos y sobre todo la paciencia con algunas de mis ideas. Y Manuel García Heras, mi más sincero agradecimiento por guiarme en el camino de la Arqueometría y los ánimos para seguir y terminar el proyecto.Esta tesis hubiera sido muy diferente sin ellos,y sin el Dpto. de Geografía, Prehistoria y Arqueología de la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV/EHU) donde la he desarrollado, y el Instituto de Historia del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS) del Consejo Superior de Investigaciones Científcas (CSIC). 

Así como la Beca Predoctoral FPI del Gobierno Vasco que me fue concedida.

Debo agradecer la con anza que depositaron en mí los directores y directoras de los yacimientos estudiados. A Paquita Sáenz de Urturi, no solo por los materiales de Los Castros de Lastra, sino también por su disponibilidad y sus consejos. A Armando Llanos por los materiales de La Hoya. A Manu Ceberio por las facilidades para estudiar Santiagomendi. A Xabier Peñalver por el acceso a Basagain y otros yacimientos y aportarme toda la documentación posible. Y a Sonia San Jose por permitirme estudiar Munoaundi, pero también por proveerme de la información necesaria, su accesibilidad y cercanía.

En este sentido he de agradecer a las instituciones responsables del depósito de los materiales: Bibat Museo de Arqueología y Fournier de Naipes y el Centro de Conservación e Investigación de los Materiales Arqueológicos y Paleontológicos de Gipuzkoa. A los técnicos que allí trabajan Elisa García, Javier Fernández Bordegarai, Koro Mariezkurrena y Oier Sarobe. En especial a Jaione Agirre, por la labor que desempeña, su profesionalidad, sus útiles consejos y sobre todo, su sincera amistad. Asimismo agradecer a Maite Izquierdo, del Centro de Patrimonio Cultural Vasco, Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, su disposición a la hora de facilitar los trámites relativos al material.

Este trabajo no habría sido posible sin la aportación económica del Instituto Alavés de Arqueología a través de su programa Ondare, cofinanciado con el Ministerio de Cultura. Esta ayuda me permitió realizar parte de las muestras arqueométricas de esta tesis, que de otro modo no habría sido posible. En este sentido, agradecer a los técnicos de los laboratorios donde se realizaron las muestras su ayuda y disposición en todo momento: Ángel Ramos del Servicio General de Preparación de Rocas de la Universidad de Salamanca, Imanol de Pedro del CITIMAC de la Universidad de Cantabria, Romualdo Seva del Servicio de Arqueometría de la Universidad de Alicante y Jacinto Delgado del Centro I+D+i de la Universidad de Burgos. 

Y a Luis Eguiluz y Andoni Tarriño, por permitirme utilizar las instalaciones del Laboratorio de Cartografía Ambiental de la UPV/EHU, donde está el microscopio petrográ co en el que di mis primeros pasos de lectura de láminas delgadas.

He de agradecer las estancias en otros centros de investigación en los que he crecido como investigadora pero sobre todo como persona. A aquellos que me acogieron como una más en el equipo de CERVITRUM, Mª Ángeles Villegas, Fernando Agua, Juan Félix Conde, Teresa Palomar, Javi Peña, Álvaro Llorente y Ángel Guinot, pertenecientes al Instituto de Historia del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS) del Consejo Superior de Investigaciones Cientícas (CSIC), realmente me siento una más. Y a Valentine Roux por su amabilidad y confianza en mi, al acogerme en su laboratorio de la Maison Archéologie et Ethnologie, René-Ginouvès y permitirme debatir con ella el origen y la difusión del torno. Además de tener acceso a la impresionante colección de referencia y ponerme en contacto con otros investigadores como Caroline Jeffra, a quien debo agradecer sus comentarios sobre algunos aspectos de la producción, facilitarme el acceso a su tesis doctoral y sobre todo, los momentos de té en Nanterre.

El contacto directo con los barros no habría sido posible sin la disposición y la dedicación de Blanka Gómez de Segura, del Museo de Alfarería Vasca en Ollerías.

El desempeño de su labor hizo que me replanteara muchas de las afirmaciones que tenía hasta el momento acerca de la producción de la cerámica. Además, su manejo del torno hacía que pareciera fácil lo que a mi me resulta increíblemente difícil, dar forma a una vasija. Porque ella recoge todo el saber de muchos alfareros y alfareras, los que trabajamos en cerámica le debemos más de lo que pensamos.

Debo agradecer, a todos aquellos que me dieron la oportunidad de empezar en la investigación cerámica, como Lorena Elorza que me enseñó a tener paciencia en la definición de grupos cerámicos allá por el 2006 y Manu Ceberio, que me permitió empezar a trabajar con los materiales. Y a aquellos que una vez iniciada la labor investigadora, estaban ahí para ayudarme. Como Mª José Sánchez Sierra al encarar los primeros estudios de material. Iñigo García que me proporcionó unas primeras bases de datos para el análisis y luego las discusiones sobre tipología. Olga Gómez, que desinteresadamente me acogió en su laboratorio, y en su casa, para enseñarme todo lo que ella sabía de cerámica. David Martínez y su conocimiento sobre arqueología y cerámica romana. Miriam Cubas quien me abrió las puertas a la Arqueometría y me enseñó que no es un lugar tan inhóspito como parecía.

También debo agradecer a Eder Domínguez, Idoia Grau e Itsaso Sopelana por acompañarme en la búsqueda de arcillas. A Alejandro Prieto que me ayudó con los gráficos de las dataciones.

A Aitor Moreno-Larrazabal por facilitarme el plano de Basagain.Y Esti Picaza por ayudarme con el maravilloso y odioso InDesign. A mis compañeros de laboratorio quienes hemos realizado verdaderas terapias de grupo, con quienes he descargado mis penas en la dura carrera de la investigación, pero con quienes también he celebrado grandes momentos.

Tanto en el ámbito académico como en el personal hay personas que hacen que sin ellas una tesis no sea posible. Siendo además, las de este último, las que más la sufren. En mi caso, este agradecimiento va para mis amigos y mi familia. Amigas de la cuadrilla, de la universidad, del trabajo, amigos que por la suerte de la carrera elegida o el azar de la investigación coincidimos en el mismo espacio: Leyre Cubino, Amaia Carpio, Liher López, Mirentxu Mendikoa, Ander Ortega, Maitane Oyarzabal, Jana Sánchez, Naroa Garcia, Gina Sorolla, Itsaso Sopelana, Idoia Grau, Begoña Hernández, Arantzazu Jindriska Pérez, Blanca Ochoa, Esti Picaza, Maite Herrero y toda la "LPO"; Jaione Agirre, Jéssica Lara, Eva López de Mendiguren, María Ruíz de Eguilaz y Ainara Martínez. 

A todas ellas les debo mucho más que haber terminado la tesis. Una mención especial se merecen Agurtzane Paz y Adriana Soto, por su amistad desde la universidad y en la vida. Hemos compartido momentos de angustia y sobre todo de emoción. Por los viajes que planeamos pero no hicimos, quizás ahora, a pesar de la distancia, estemos más cerca de hacerlos.

Y finalmente mi más sentido agradecimiento a mi familia. A todos mis primos el interés y las ganas que pusieron por intentar comprender lo que hacía su loca prima, a mis tíos, que creen que todavía estoy a tiempo de "encauzarme" en una vida normal. Un recuerdo para mi tío José Luis, que realmente me comprendía y se interesaba por lo que yo hacía, y a mis abuelas, a Eustaquia que no podrá ver ya el resultado y a Carmen, que siempre ha sido un modelo para mí. Pero sobre todo se lo debo a mis padres, que son los que más han sufrido mi opción por la investigación, por el cariño que me han dado, por la esperanza que siempre han tenido puesta en mí y la inagotable capacidad de aguantar mis peores momentos y conseguir que no abandonara. Han sido y siempre serán el soporte en el que apoyarme.

ABSTRACT.

This Doctoral Thesis is a study of the development of pottery production in the communities of the Second Iron Age that settled in what is now the area encompassing the Basque Country. As a starting point, a comprehensive and integrated approach was sought to bring together a typological and morphological approach towards the collections, including decorative aspects as well as an assessment of the technological and functional standards of the pieces. To this end, as a theoretical basis, the concept of chaîne opératoire has been employed as a theoretical framework, within which different methods of approaching the pottery including morphological study, macroscopic description, Archaeometry, Experimental Archaeology and Ethnoarchaeology converge.

The postery produced at five functionally and geographically separate sites in the Basque Country was studied (in order to get a diverse and complementary view of the pottery series of the time); Los Castros de Lastra, La Hoya,Santiagomendi, Basagain and Munoaundi. Three of these represent forti ed settlements on hilltops (Los Castros de Lastra, Basagain and Munoaundi) while Santiagomendi is an unforti ed settlement and La Hoya is a fortified settlement located on a plain with a highly developed urban area. The choice of these settlements was based on their archaeological importance and on the accessibility of their pottery collections. The first two sites (Los Castros de Lastra and La Hoya), are located in the province of Álava, while the others are located in the province of Gipuzkoa. 

In all five settlements, the study included hand-made and wheel-made pottery, adobes and samples of raw materials (clay sediments and calcites) obtained in the vicinity.

As previously mentioned, the objectives of the research consisted rstly of a typological, morphological and decorative study of the pottery to enable comparison with finds from other sites. The second stage was the archaeometric characterization of these pieces to determine the raw materials used in their manufacture, their possible geographical origin, the technology used in their preparation and to identify the chaîne opératoire of production. In a third stage, a study of the function and possible use of the vessels was made. Finally, a cross-reference of this information allowed the evaluation of the possible relationship between the use of certain raw materials and the production of specific morphologies. 

The achievement of these objectives, from a holistic perspective, has meant that it was possible to establish guidelines for the study of the duality between the pottery made by hand and the pottery made on a wheel as well as to identify diferent behaviour, both in the use of the ceramic materials and in the organization of the pottery production work.

The typological-morphological and decorative study was carried out on a collection of 26,624 potsherds (20,796 hand-made sherds and 5,825 wheel-made sherds). The archaeometric analysis was made based on a selection of 97 pieces from the five sites studied. The selection took into account the diferent techno-typological variants observed in each case and included the two aforementioned types of production, hand-made and wheel-made. Alongside these sherds, 11 adobes from Santiagomendi and Basagain were also analysed, six from the former and five from the latter. Similarly, 22 clay sediments and samples of calcite collected in the vicinity of the settlements of Los Castros de Lastra, La Hoya and Santiagomendi were analysed. is analysis was carried out using complementary techniques of observation and chemical/physical analysis such as stereoscopic microscopy,petrographic microscopy using thin sections,X-ray difraction (XRD) and X-ray fuorescence spectroscopy (XRF). In order to isolate and compare pots that had a similar chemical composition, data obtained by XRF were also analysed with multivariate statistical techniques. 

Samples of raw materials (sediment and clay) were treated in the laboratory for experimental comparisons with the archaeological finds. Finally, in the study of the function and possible use of the pottery, analysis was also made of organic residues by gas chromatography-mass spectrometry (GC-MS) in a total of 39 pottery samples.

Among the results obtained it is worth noting the homogeneity in the sample range in the pottery pieces studied, despite the high degree of fragmentation of the material, both regarding hand-made pots and wheel-made ones. In general, except for the settlement of La Hoya, the hand-made production is more abundant. Based on the similarities found between the archaeological pottery and experimental samples, it was estimated that almost all of the pottery studied came from a local source.

Overall, the pottery is characterized by being made from illitic and illitic-kaolinitic clays red at a temperature range between 700° and 800-850° C. In hand-made pottery the presence of crushed calcite was detected as having been deliberately added as temper to improve the mechanical properties of the pottery and make it particularly suitable for use as kitchenware that could be heated over a fire. 

In sites such as Santiagomendi, Basagain and Munoaundi, given the acidic properties of the soils and the high moisture levels, this calcite has not been preserved and has dissolved, leaving the pottery with a porous, fragile appearance that does not refiect its original features. The wheel-made pottery, however, presents highly levigated clay sediments which would be useful for shaping the vessels but which would not be suitable for exposure to heat in the fire place. The analysis of organic residues did not give any positive results in most of the pottery analysed, except in some of the samples from La Hoya in which fish oils and fats from meat were identiffed.

Evidence has been found of the coexistence and complementarity of two types of pottery production, differentiated by the means of production and use but coinciding in the raw materials used. e spread of the potter's wheel is the biggest innovation in pottery in the Second Iron Age in the Iberian Peninsula. In such production, shapes and decorations change, but there is a marked change the way in which the vessels are now made. Raw clay materials are used that contain less and smaller-sized temper, pots are made on a wheel and permanent or semi-permanent kilns are used for ring them. All this implies a new chaîne opératoire.

Moreover, the introduction of the potter's wheel also carries with it a number of social implications, such as the possible change in status of people using this new
pottery ware, as well as craft specialisation and changes in the learning model.

Furthermore, standardisation of pottery production occurs in a way that had not been seen until now.

In short, this thesis provides a comprehensive study of pottery artefacts in the Second Iron Age in the Basque Country, covering shaping, decorative, technological and functional aspects. is study therefore serves to make a social approach to the pottery phenomenon in which it is possible to see specific chaînes opératoires, cultural rules on the use of certain raw materials such as calcite, technological and functional implications between different productions and the social implications of technological change. is, no doubt, can be of great importance for future studies of other pottery finds, and will serve to expand current knowledge of communities in the Second Iron Age in the Basque Country.

1. INTRODUCTION.

Pottery provides valuable information about the society that creates, uses and discards pots (Fig. 1.1). rough ceramics, it is possible to recognize, among other things, the technological capacity of the people, their contact with other groups of people,their forms of consumption,status or relationship with the ritual world. Moreover, once the use of pottery became the norm, this was the material that dominated the daily life of these societies. Only later would metallurgy and the plastics industry displace pottery objects.

Fig. 1.1: Information provided by archaeological ceramics in knowledge of past societies.


Nowadays, although it seems that pottery is an asset from the past, it is used every day, in a direct or indirect way. Its use goes beyond the scope of food with pots, plates and cups, and reaches such places as transport.

All sparkplugs in cars have a ceramic component that acts as an insulator and which makes them work properly; ceramics are also used in the catalysts of cars, or as a coating for the space shuttle; or even as a protective barrier in nuclear power plants. Furthermore, in raw materials clay is very common in the world of cosmetics or in toothpaste, and calcite, so widely-used in pottery as a temper, is the basic mineral in the limestone rock which cement is made from, as well as being used to make glass and as a polarizing prism for microscopes. Therefore, the material we choose as archaeologists to study past societies is also present in our daily lives.

 

1.1 BACKGROUND IN THE STUDY OF POTTERY.

Pottery can be studied from many viewpoints. Typological approaches were the most common for a long time, from the 18th century when antiquarian hypotheses were followed, until later in the mid 20th century when other methodologies involving archaeometry begin to be considered (Renfrew and Bahn, 1993). However, this choice of one method of study or another responds to di erent approaches in relation to the ultimate goals, but sometimes has more to do with the technical, personal or nancial means which are available.

Here we will look at the application that these diferent methods have had in the Basque Country( 1 ), summarized succinctly in that some are based on typological questions and some on technological ones. However, the studies in which both perspectives are combined to get an integral study of pottery are few and recent.

 

1.1.1 TYPOLOGY.

Regarding typological studies,they mainly focus on recognition of the shapes of the vessels. It is a matter of nding parallels and tting them into previously-made lists of types. they are tests that are limited by the characteristics of the collections (poor maintenance, highly fragmented, decontextualised material, etc.). 

As a result, this often means the recognition of the morphology of the edges or bottoms, individually, without determining the type of vessel to which they belong. is means that it is not always possible to get a general classification of the pottery type of a place in order to compare it with others.

In the Basque region, typology has been the most common mode of study.

Firstly, the corpus of Apellániz, Corpus de materiales de las culturas prehistóricas con cerámica de la población de cavernas del País Vasco meridional", this a part of his thesis called "Sobre la evolución de las culturas prehistóricas"(Apellániz Castroviejo, 1973: 7). Apellániz looks at caves with pottery, as well as burial places (dolmens, burial mounds and cavities) ascribed to the Neolithic and later stages. He reaches the conclusion that there were two distinct cultures in the territory, one that lived in caves on the Atlantic side with a livestock economy and another living in hillforts, on the Mediterranean side, with a farming and livestock economy that would have been influenced by Indo-European migrations (Apellániz Castroviejo, 1973:7,1974:4).Today this theory has been overturned by archaeological advances which have increased our knowledge about the settlements on the Atlantic side.



( 1 ) Work has only been included if it seemed interesting for its subject or its methodology. Not all publications dealing with pottery have been included, since that was not the purpose of this introduction.



An important milestone in the study of ceramics in the Basque Country is the publication by Llanos and Vegas in 1974 of their typological study (Llanos Ortiz de Landaluze and Vegas Aramburu, 1974): Ensayo de un método para el estudio y clasificación tipológica de la cerámica. It covers all the possible existing shapes of a vessel, subdividing the pot into diferent parts, which allows a very detailed description of the diferent types of lips, edges, neck, body and base, surface treatments, decorations and so on. This article, despite the length of time since its publication, is one of the most comprehensive in this respect.

From this typological perspective, a number of varied works were written that are still an useful explanation of a particular type of pottery: Cerámicas excisas en el País Vasco-Navarro by Ugartechea (1968); Estudio de las cerámicas grafitadas en yacimientos alaveses by Sáenz de Urturi (1983); El material cerámico de la cueva de Santimamiñe (Vizcaya) by Ramírez y Ruiz (1986); La cerámica de Busturia by Barañano y González de Durana (1987); Embudos del poblado berón de La Hoya (Laguardia. Álava) by Galilea y García (2005).

Another aspect that the typology covers is decoration. Motifs, compositions and possible iconography are documented. ere have been several works, such as that of de Marcos: Ornamentística de la I Edad del Hierro en el Bajo País Vasco (1975), or that of Llanos (2004): Algunas decoraciones sobre las cerámicas algo más que simples ornamentaciones, which attempts to answer the question of what the meaning or symbolism of the motifs of decoration on the vessels is. However, this study lacks anthropological or ethnoarchaeological data that would support a scientific interpretation. In studies of decoration, the important works are Reflejos del Neolítico  Ibérico. 

La cerámica boquique: caracteres, cronología y contexto (Alday Ruiz et al., 2009), where an attempt is made to explain everything related to this type of pottery, comparing archaeological materials with others that are the result of experimentation.

There is another type of publication where the study of pottery is only the tool to approach a certain era, especially the Neolithic. It is studied in context, together with other archaeological materials and focuses on the shapes and decorations. is includes the following publications by Alday (2003, 2005): Cerámica neolítica de la región vasco-riojana: base documental y cronología and Temas del Neolítico vasco: territorialidad, economía, industria lítica y cerámica.

Finally,another important work is the thesis of García-Martínez de Lagrán:

El proceso de Neolitización en el interior peninsular: La submeseta Norte y el Alto Valle del Ebro. El análisis de la cerámica como herramienta interpretativa (Garcia-Martinez de Lagrán, 2012), in which the study of the Neolithic is approached through the style of the pottery and its relationship with other materials, making a significant typological analysis of the shapes and decorations of the pieces.

Subsequently, this author has continued his research and has incorporated experimental approaches in order to identify diferent techniques and tools relating to the decoration.


1.1.2 TECHNOLOGY.

Based primarily on archaeometric analysis, in recent years studies have been aimed at understanding the sequence of pottery production. the objective is to know where it comes from, whether these are factories with local components or from exogenous pastes, trying to determine patterns of distribution and trade of the ceramic materials.Similarly,Archaeometry tries to recognize the type of ring and the temperature reached or the composition of the pigments used.

One of the most important works in terms of technology is the thesis by Olaetxea: La tecnología cerámica en la protohistoria vasca (2000). In this there are answers to questions about the origin of the pastes at a series of Cantabrian, Basque and Navarran sites, explaining the evolution of the pottery industry in Protohistory and threshing out the knowledge these people had on issues such as the choice of raw materials or ring. Also Olaetxea has written, along with other authors, articles on the petrography of the territory, such as Análisis mineralógico de cerámicas de la Protohistoria de Álava, Análisis petrográfico de cerámicas de la Protohistoria de Álava or Análisis petrográfico de cerámicas protohistóricas de Guipúzcoa all three 2001 with geologists from the Department of Mineralogy and Petrology of the UPV/EHU (Larrea et al, 2001a;. 2001b; Ortega et al., 2001).

Dominguez also started some archaeometric analysis of sites in Alava, in this case medieval sites like Legardagutxi (Margarita, Álava).Her results were given in an article: Estudio preliminar de la cerámica bajomedieval en Vitoria, a través de la intervención practicada en la Manzana II (2001) and later others were published with the participation of Ortega y Sáenz de Urturi; Caracterización ceramológica de las formas cerámicas de época medieval en el despoblado de Legardagutxi (Álava) (2001), and with Zuluaga and again with Ortega, Estudio de la cerámica bajomedieval en Vitoria, a través de la intervención realizada en la manzana II (2001).

Mujika, in her thesis Arcillas del lugar y su incidencia en producciones cerámicas de Euskal Herria (2008), reflects from the perspective of Art rather than Archaeology.

He has carried out highly experimental work, collecting the raw materials of traditional pottery from conversations with potters and applying techniques that allow him to find out the composition and physical properties. is thesis is related to the work of Ibabe Cerámica popular vasca (Ibabe Ortiz, 1995), where the information from difierent potteries and the production process is collected but in this case without doing any analysis.

Finally, in this area also comes the classic work of Silván, Cerámica del País Vasco (1982). A compendium of all Basque pottery from prehistory to modern times,this is an essay in which the author refers primarily to production processes.


1.1.3 TECHNO-TYPOLOGY.

This section covers those works that combine typological and technological bases, the latter from the archaeometric point of view.

In the last 10 years there have been three theses: one by Martinez Salcedo (2004), La cerámica común de época romana en el País Vasco. Vajilla de cocina, mesa y despensa procedente de los asentamientos de Aloria (Álava), Forua (Bizkaia) e Iruña/Veleia (Álava),with a review of common Roman pottery in which the main focus is on the typology, although there is some analysis of factories. en there is that of Solaun, La cerámica medieval en el País Vasco (siglos VIII-XIII) (2005), in which more importance is given to the fabrics, as the pieces are organized by manufacturing groups. is thesis has formed the basis for the study of other sites from surrounding areas with these chronologies. Finally Cubas' thesis: La aparición de la tecnología cerámica en la región cantábrica (2010), which focuses on the production sequence, mainly from the diferent fabrics, because the Neolithic pieces analysed are in a poor state of maintenance.

This seems to be the line that will be followed in the coming years; work where the typology part includes a recognition of technology, as evidenced by the work being done, especially about Roman times: proposals such as that of Amondarain and Urteaga: Estudio de la cerámica procedente del puerto romano de Irún (2003) and La cerámica común Golfo de Bizkaia (2012); also, Estaban, Izquierdo y Martínez Salcedo in the monograph La cerámica común romana no torneada de difusión aquitano-tarraconense (S.II a.c.-V d.c.). Estudio arqueológico y arqueométrico (Esteban Delgado Martinez Salcedo, et al., 2012), where they are responsible for the typological side, while the petrographic analysis is carried out by the Department of Mineralogy and Petrology of the University of the Basque Country (UPV / EHU). For the medieval era, Escribano has also made a comprehensive study of ceramics: El registro cerámico del País Vasco: Araba y Bizkaia, ss. XIV al XVII. Retrospectiva heurística (2012).

Inaddition, other publications, in this case excavation reports, also incorporate typological and technological aspects, such as Depósitos en hoyo de la Edad del Bronce en Álava. Santa María de Estarrona (Estarrona, Vitoria-Gasteiz), Peracho y Alto Viñaspre (Kripan), by Baldeón and Sanchez (2006). e latter author deals with typological aspects to locate the pieces in context while the technological issues are addressed by Larrea and his department (Mineralogy and Petrology of the UPV / EHU) who have analysed the composition of the pieces. Ortega and Zuluaga belong to this department, and they are responsible for this type of analysis in El legado arqueológico de Mendandia: los modos de vida de los últimos cazadores en la Prehistoria de Treviño, where Alday (2006) analyses the typology. e aim of this work is to present the results of the whole excavations, not only the pottery, and hence although it is a significant section, it is not the main part.


1.2
THEORETICAL BACKGROUND AND OBJECTIVES.

In this scenario, it is necessary to consider whether the tools that have been developed to study the pottery are close to the actual knowledge that is intended, and if consequently there is an approximation towards knowledge of the society that made it.

Often, typology goes as far as description, and technology as far as concrete data. We must overcome traditional descriptions of types, shapes, diameters or simply identifying tempers. We must go further, interpret the information, not settling for mere fact, but asking questions such as what certain decoration means, if it appears at other sites, the use given to a vessel and how it is made, the technical advantages of a temper,its drawbacks, its ritual nature,etc.Ultimately,as archaeologists, we must see the social implications of each choice.

This requires drawing up a complete and coherent analysis with the material that is available, encompassing several aspects; a study of forms but also a study of the production and the use given. erefore, the analysis of pottery in this thesis rests on four basic complementary pillars, each devoid of meaning without the other (Fig. 1.2):Typology or Morphology,Technology, Ethnoarchaeology and Experimental Archaeology. All of them are aimed at achieving the fundamental goal, which is knowledge about Iron Age society. To this end, the following objectives are set:

-Study of the hand-wheel duality: complementarity of the two types of production characteristic of the Iron Age,hand- made pots versus wheel-made pottery.

-Morphological study of the collections: encompassing the shapes and decorations and for comparing data from other sites and thus recognising parallels.

-Archaeometric characterization: mineralogical and chemical analysis which in turn allows us to reach other objectives:

    - Identification of raw materials used: their possible origin and dissemination.
    - Interpretation of the role and the possible use of the pots: why they were created and what they were nally used for by consumers.
    - Level of technology: in relation to issues such as the choice of clays,the tempers and ring and the results obtained with them.
    - Reconstruction of processes of making the pottery: identification of the operational and technological chains indicating diferent production traditions.

Identi cation of possible reuses: before being completely discarded,some objects had a second use.

Recognition of the relationships between the di erent groups of typology, technology and function: possible relationship of raw materials and/or certain forms with specic functions.

Identi cation of social behaviour: status di erences in the use of ceramics, work organization and standardisation of craftsmanship and ritual use, etc.

In conclusion, we must remember that when studying pottery, it is easy to fall into the "idolatry of data", such as the measurement of countless parts of the vessel, finding the exact cooking temperature or the use of a certain temper. e conversion of these elements into something more technical, the treatment given to the data and the general approach of only archaeometric studies tend to move us away from the ultimate goal: the recognition of past societies and of the people who made, used and discarded these pots. It is not possible to study pottery as goods that are isolated from the society that produces them; everything has a context and their production is influenced by the society that produces the pots. In other words, there is a cycle in which all elements are connected. Pottery provides valuable information about the daily lives of those people, and it cannot remain as a mere archaeological artefact but should be understood for what it provides and how it can be recognized and contextualised in its social reality (Fig.1.2)

Fig.1.2: Diagram of the different methodological approaches to archaeological pottery and the information they provide.


1.3
CHRONOLOGICAL AND GEOGRAPHICAL FRAMEWORK.


1.3.1
CHRONOLOGICAL FRAMEWORK.

The chronological scope of this thesis is the Iron Age, but focusing on the levels assigned to the Second Iron Age in a series of sites that will be described later. The choice of this chronology is because this is a very interesting moment to study as regards changes in society, especially from the technological point of view. With respect to pottery, this was when wheel-made, the levigation of clay sediments and oxidizing ring probably in a more or less permanent furnace became more widely-used and developed. the presence of this new technology involves changes not only in technology, as mentioned, but also changes at a social level.

The Iron Age in the Basque Country is a period that has been studied for a long time. the Alava Institute of Archaeology began excavations at sites located at strategic points of Alava in the middle of the last century: in the North, Peñas de Oro; in the South, La Hoya; in the East, Castillo de Henayo and in the West, Berbeia,and then continuing in other parts of the region.Meanwhile in Gipuzkoa, in the nineties, Olaetxea and Peñalver with his team from the Aranzadi Science Society conducted an intensive survey of the territory that led to the discovery of numerous forti ed settlements hitherto known. In recent years, in Bizkaia, Cepeda, Unzueta and Valdés and others have worked on the Iron Age, but the urge for discoveries about this period was less than in the other areas mentioned.

In the next chapter (Chapter 2), we will look more closely at the characteristics that define the Iron Age in the Basque region. Since the sites studied are located in this area, we have tried to explain the context that they are in.

 

1.3.2 GEOGRAPHICAL FRAMEWORK.

The choice of geographic area corresponds neither to natural geographical limits nor current administrative boundaries, but corresponds to di erent matters.

While some sites were chosen for their archaeological importance at regional level, others were chosen for the disposition and accessibility shown by the directors of the excavation to allow study of the collections. us, as time and especially resources for a thesis are limited, although this is titled "Pottery of the Basque Country", it only includes sites from the modern-day provinces of Alava and Gipuzkoa (Map 1.1).

Map 1.1: Location of sites studied in this thesis.

Five sites were studied, and they are arranged in the order in which they were analysed, firstly those in which more analyses were carried out.

LOS CASTROS DE LASTRA: a fortified settlement on a hill occupied from the Late Bronze Age to the Middle Ages, with the Iron Age as a time of maximum development and with a hiatus in Roman times. It is located in the pass of the Ebro valley towards the coast, and is very close to sites with similar timelines such as Punta de San Pedro, Castillo de Astulez or Berbeia.

LA HOYA: a fortified settlement located on a plain, noted for its urban planning and the large amount of materials recovered. After its partial destruction it was reoccupied, although during the Second Iron Age it was finally abandoned, with no later continuous occupation.

SANTIAGOMENDI: a settlement on a hill, devoid of fortification. Its special morphology has given rise to an interpretation of it as a series of family farm units and not as a classic hill fort. The materials present indicate that residents had contact with the contemporary Roman world.

BASAGAIN: a prototype fortified settlement on a hill in the Oria valley which has an inhabited area and a possible ritual area where many stelae have appeared.

Although excavations began there in the nineteen nineties, it is currently still under excavation, which shows its archaeological importance.

MUNOAUNDI: a fortified settlement on a hill like Basagain, which is currently in a period of excavation. In the digs already made it has turned out to be an interesting site. Its spectacular wall, as well as some materials that were found, lead to the hypothesis that it was an important town.


2. CONTEXTO.

INTRODUCCIÓN.

La Protohistoria es un término historiográfico utilizado para definir el periodo de transición comprendido entre la Prehistoria y la Historia:

"En la tradición española el término Prehistoria se aplica a todo lo anterior a la Historia escrita, y la Protohistoria corresponde a aquellos momentos finales de la Prehistoria de los que tenemos más información literaria indirecta a través de otras culturas relacionadas (datos escritos que se añaden a los arqueológicos). Así desde la fundación de Gadir la Península Ibérica entra en la Protohistoria".

"En la tradición francesa la Prehistoria se vincula a la Edad de la Piedra (Paleolítico y Neolítico), dejando el término Protohistoria para las Edades de los Metales (Edad del Bronce y Hierro)" (Menéndez, Jimeno, y Fernández, 2002: 342).

En el caso de nuestro territorio y por extensión de la Península Ibérica y de Europa, apenas hay escritura en la Edad del Hierro, y por tanto las fuentes para su conocimiento son eminentemente arqueológicas. En realidad tras el apelativo de Protohistoria se esconden unos procesos de cambio referentes a la sociedad y a la tecnología que marcan la diferencia y rompen con la época anterior.

El objetivo de este capítulo es realizar una breve introducción sobre lo que se conoce hoy de la Edad del Hierro en el territorio actual del País Vasco, extendiéndolo en ocasiones hacia realidades del Alto Ebro y la zona cantábrica puesto que no tiene sentido marcar fronteras actuales cuando se habla del pasado.

Al igual que la Edad del Bronce, la Edad del Hierro es también un momento de cambios, pero en este caso mucho más drásticos que en periodos anteriores.

A nivel europeo, la Edad del Hierro marca el n de los imperios orientales, produciéndose un desplazamiento del poder hacia el occidente. En zonas como Grecia, se da un aumento demográfico, se introducen nuevas tecnologías y las primeras polis. Fenicios y griegos inician sus colonizaciones mediterráneas entrando en contacto con otras sociedades europeas. Comienzan a desarrollarse las culturas de Hallstatt y luego La Tène. 

Desde el Bronce Final, surge una jerarquización dentro de la sociedad, con una aristocracia guerrera (Chapa Brunet, 2003: 193; Peñalver Iribarren, 2008a: 22). Se produce ahora una estructuración mucho más definida: labradores, artesanos y comerciantes, constatándose una incipiente especialización. En esta dinámica también tiene lugar una jerarquización entre poblados, que aumentan en número y en tamaño. En el ámbito funerario continúa el rito de la incineración, pero en Europa igualmente existe la inhumación en túmulos, en los que los jefes eran colocados sobre sus carros.

Las innovaciones tienen lugar en muchos campos: obtención de alimentos por la mejora de los sistemas agrícolas y ganaderos; tecnología: desarrollo de la minería y la metalurgia o el torno en la cerámica. Se fomenta el comercio, ya no solo a escala local, sino abordando relaciones a media y larga distancia, así el hierro se convierte en un bien de prestigio social. Sin embargo, en la Segunda Edad del Hierro su uso se generaliza, junto con la cerámica a torno y con cocción oxidante (Peñalver Iribarren, 2008a: 29).


2.1
CRONOLOGÍA.

La Edad del Hierro se inscribe en lo que se ha denominado Protohistoria, a la que ya se ha aludido. Si bien, tras este marco genérico trazar sus límites cronológicos no es una tarea fácil.

Siguiendo los convencionalismos internacionales para la Europa templada, en la Península Ibérica se toma como inicio el año 725 a.C. (Armendáriz Martija, 2008: 77; Peñalver Iribarren, 2008a: 21), utilizando a su vez las cronologías centroeuropeas y equiparándola con los grandes yacimientos de Hallstatt (Austria) y La Tène (Suiza). Este último, a partir del 450 a.C., marca el comienzo de la Segunda Edad del Hierro.

También resulta difuso el límite posterior que se ha situado con la llegada de Escipión, estableciendo en la Península Ibérica tres momentos clave: 218 a.C., llegada de Escipión el Africano a Ampurias y comienzo por tanto de las Guerras Púnicas; 133 a.C. caída de Numancia y 19 a.C fin de las guerras cántabro-astures (Armendáriz Martija, 2008: 77). 

Marín, en su tesis de reciente publicación añade una última fase a la Edad del Hierro desde el 19 a.C al 400 cal DC, en cuyos primeros estadios (Fase IIIª: 19 a.C.- 200 cal DC) podrían estar reflejados los poblados de la vertiente atlántica situados en el actual territorio de Gipuzkoa incluidos en este estudio (Marín Suárez, 2011: 11). Se asume que la periodización no se encierra en compartimentos estancos, es decir, un determinado hecho no marca el límite exacto entre dos épocas, sino que son construcciones históricas.

2.2 LAS FUENTES.

El final de la Edad del Hierro es una época privilegiada, ya que cuenta con fuentes propias de la Arqueología y fuentes escritas de diversa naturaleza.

2.2.1 FUENTES ESCRITAS.

Este tipo de fuentes se originan fundamentalmente con la llegada de los romanos a la Península. Están compuestas por las fuentes literarias, la epigrafía y la numismática. La lingüística tiene un papel relevante en la identificación y estudio de la lengua utilizada y en su comprensión, sobre todo cuando se utilizan términos indígenas ( 2 )


( 2 ) Entra en funcionamiento lo que se denomina interpretatio, es decir, cuando se definen realidades indígenas a partir de términos griegos o romanos: oppida, castrum, gens, gentilitates.



.
a) Fuentes literarias:

Se hace referencia a las obras de Geografía, Etnografía, Historia, Política, etc. que realizaron los autores clásicos. Algunos como Polibio o Plinio sí estuvieron en la Península Ibérica, de modo que lo que narran está en relación a su experiencia y su sesgo cultural e ideológico, y a su discurso político. Otros como Estrabón, que nunca estuvieron, recibieron la información de otras personas, como legionarios, comerciantes o la obtuvieron de obras anteriores. 

Sin embargo, estos autores solo son una fuente indirecta y parcial de la realidad de esas sociedades, ya que para nuestro ámbito de estudio apenas se cuenta con testimonios debido al escaso interés de griegos y romanos por la región. 

Estos documentos normalmente se re eren a una época posterior a la que interesa en este trabajo, o están plagados de tópicos para describir a los llamados barbaros (Barbaroi ) correspondencia al discurso político.

El Alto Ebro y el actual País Vasco quedó reflejado en las obras de: Gaius Sallustius Crispus (Salustio), Estrabón, Tito Livio, Titus Catius Silius Italicus (Silio Itálico), Pomponio Mela, Lucio Anneo Floro, Cayo Plinio Cecilio Segundo (Plinio el Viejo) y Ptolomeo. Se podría haber aludido a otros como Polibio o Posidonio, que sin encontrar referencias exactas a estos pueblos en su obra, fueron utilizados por otros autores como fuente. 

Asimismo, debe recordarse que la información a partir de las fuentes escritas, en este caso, es vaga o tiene un sesgo político-cultural importante. Hay que comprender a estos autores en el contexto histórico en el que vivieron y los objetivos con los que escribieron, de modo que no puede basarse absolutamente en ellos para la reconstrucción "etnográfica" de los pueblos que aquí habitaron. No obstante, sí deben ser una referencia.

b) Fuentes epigráficas:

Este tipo de fuente es la relativa a inscripciones sobre soportes como piedra, bronce, cerámica, etc. En este caso son siempre de momentos posteriores a la llegada de los romanos a la Península. Sin embargo, en ocasiones pueden ser reflejo del mundo indígena anterior. Por ejemplo, dan información sobre la antroponimia y la teonimia, que aunque pertenecen a época romana puede remitir a una realidad anterior. Se distinguen diversos tipos: funeraria, votiva, honorífica, jurídica, miliarios e instrumenta.


c) Numismática:

Las monedas pueden ofrecer referencias de las cecas existentes en la Península, informando sobre la autonomía de las ciudades, del comercio o de los intercambios. La utilización de la moneda en la Península se documenta a partir de la colonización griega (s. VIII-VI/V a.C.), aunque en el Valle del Ebro, no comienza a conocerse hasta el momento de la presencia romana, y en especial a partir del s. I a.C. (Cepeda Ocampo, 1990: 148). Su iconografía y su utilización permite un estudio alternativo de sociedades de las que se carece de documentos escritos. 

Así, en este territorio, en Los Castros de Lastra y en Rivabellosa se hallan monedas ibéricas (Sáenz de Buruaga Blázquez y Sáenz de Urturi Rodríguez, 1986: 239), y en la zona de los vascones y los berones además de estas, también existen acuñaciones propias (Cepeda Ocampo, 1990: 149), como son las que llevan la leyenda de barskunes o bascunes. Sin embargo, la ceca todavía no ha sido localizada (Blázquez Cerrato, 2009: 79; Burillo Mozota, 2002: 24­25).


2.2.2
ARQUEOLOGÍA.

Esta tesis recoge fundamentalmente el trabajo arqueológico, por lo que aquí no es necesario profundizar en este apartado, puesto que la información que se obtiene a partir de ella se explicará en capítulos posteriores. Con la Arqueología se reconoce en un primer momento el poblamiento y la cultura material, pero es a través del estudio posterior en el laboratorio cuando se empieza a conocer a la sociedad.

La Etnoarqueología es una fuente relacionada con la Arqueología, que trata de observar cómo viven pueblos actuales, participan de lo cotidiano y que sin hacer una analogía completa, pueden dar ideas de cómo era el modo de vida en el pasado. El caso de la cerámica es paradigmático ya que es el campo tradicional de expansión de esta disciplina.

Finalmente, la Experimentación en Arqueología surge como un modo de resolver las dudas en el reconocimiento de la tecnología pasada. Tratando de imitar esa tecnología busca reconocer los procesos de producción sabiendo en todo momento, cuáles son las fases seguidas, los ritmos, los gestos, los materiales implícitos, etc.


2.3 POBLAMIENTO.

Dado el carácter de las investigaciones, probablemente sea del poblamiento de lo que más información se dispone.


2.3.1 HÁBITAT: CONCEPCIÓN DEL ESPACIO.

Hasta finales del s. XX se creía que las diferencias entre las dos vertientes hidrográficas (atlántica y mediterránea, es decir Norte-Sur en el País Vasco) eran mucho más marcadas de lo que en realidad son. De este modo Apellániz desarrolló en su tesis (sobre las culturas con cerámica prehistóricas) la hipótesis de la existencia de dos grupos poblacionales diferenciados en el País Vasco. 

Uno en el Norte, en la vertiente atlántica, que habitaba en cuevas y que denomina autóctonos y otro en el Sur, la mediterránea, que vivía en poblados fortificados y que estaban influenciados por la llegada de pobladores externos, emigrantes (Apellániz Castroviejo, 1973: 7).

Esta situación para la Edad del Hierro tendría sus raíces en la interpretación del Neolítico, con una economía ganadera al Norte y agrícola al Sur. Hoy en día esta teoría se ha superado con el avance de la Arqueología, que ha permitido aumentar el conocimiento en cuanto al poblamiento en la vertiente atlántica en la Edad del Hierro y así descubrir la presencia de una serie de poblados fortificados, gracias a los trabajos de Olaetxea y de Peñalver en los años noventa (Olaetxea Elosegi, Peñalver Iribarren, y Valdés, 1990; Olaetxea Elosegi, 1991).

La utilización de la cueva como lugar de habitación comienza a abandonarse desde el Neolítico y ya desde el Bronce Medio no existe como tal (Valdés, 2009: 77), sino que son utilizadas como lugares de refugio en momentos puntuales o funerarios como se expondrá más adelante. Así, los asentamientos al aire libre configuran el hábitat más característico de la Edad del Hierro, ya sean poblados fortificados o sin fortificar, en alto o en el llano.

Castiella, para Navarra, afirma que es en la Edad del Hierro cuando comienzan los asentamientos verdaderamente estables (Castiella Rodríguez, 1995: 217), lo que lleva a pensar que en el territorio actual del País Vasco ocurriría lo mismo o algo semejante. Sin embargo, Armendáriz en su tesis lo retrotrae al Bronce Final (Armendáriz Martija, 2008: 78), puesto que en yacimientos como Alto de la Cruz aparecen niveles fundacionales en el II milenio a.C.. Esto mismo se puede reconocer en yacimientos alaveses como Berbeia o Castillo de Henayo (Agorreta et al., 1975: 290; Llanos Ortíz de Landaluze et al., 1975). En realidad, desde una perspectiva global, se reconocen poblados estables ya desde momentos anteriores como en el Neolítico (Los Cascajos, en Navarra).


2.3.2 OCUPACIÓN DEL TERRITORIO.

Como se ha explicado anteriormente, durante la Edad del Bronce se van abandonando progresivamente las cuevas, produciéndose un agrupamiento en hábitats al aire libre que con el tiempo irá tomando formas más complejas de estructura y organización.

Al respecto, es importante la elección del espacio en donde se ubicará el asentamiento. Así, suelen elegirse valles  fluviales por la necesidad de agua o el control de las vías de comunicación, zonas con gran control visual e intervisibilidad entre poblados próximos (Cancelo Mielgo, 2005: 418), como ocurre en el Oria donde los distintos yacimientos son observables entre sí, dominándose visualmente la mayor parte de la cuenca de este río. Peñalver y San Jose consideran que los recintos del Oria (Buruntza, Basagain, Intxur y Murumendi), se acercan a lo que podría ser una distribución de espacios de control (Peñalver Iribarren y San Jose Santamarta, 2003: 26­27) (Mapa 2.1).

Mapa 2.1: Algunos de los yacimientos más significativos de nuestro territorio.

En cuanto al tipo de poblamiento que se puede encontrar en la Edad del Hierro, Llanos sintetizó en 1974 los diferentes asentamientos posibles (Llanos Ortíz de Landaluze, 1974: 109 y ss.):

Tipo A: En terrenos llanos (La Hoya, Atxa).
Tipo B: En espolón (Arkiz).
Tipo C: En escarpe o acantilado, simple o doble (Los Castros de Lastra).
Tipo D: En colinas amesetadas (Peñas de Oro, Basagain).
Tipo E: En portillo o collado (Castillo de Portilla).

Peñalver añade: en cima de monte (Peñalver Iribarren, 2001: 128) que sería semejante a los tipos C y D (Malmasin).

Valdés, por otro lado, propone un nuevo tipo de poblamiento distribuido en torno a oppida de los que dependerían los castros (Valdés, 2009: 91), como ocurriría con Illunzar y Kosnoaga respecto del oppidum de Marueleza. Almagro Gorbea considera el castro como un indicativo de inestabilidad, consecuencia del aumento demográfico y de la necesidad de defender el territorio (Almagro-Gorbea, 1999: 27).


2.3.3 URBANISMO.

Es en este tiempo cuando comienza a producirse un cierto ordenamiento urbano, un ordenamiento de las viviendas y de los espacios comunes (Peñalver Iribarren y San Jose Santamarta, 2003: 10). Tanto la forma, como las dimensiones y la estructura de los conjuntos y sus elementos, estarán determinadas por el medio natural donde se localicen, el número de pobladores, las actividades desarrolladas y el tipo de defensa elegida (Peñalver Iribarren, 2001: 134). 

Peñalver en su tesis sobre el hábitat en la Edad del Hierro establece seis morfologías de poblado (Peñalver Iribarren, 2001: 134­135):

Forma oval: Kosnoaga, Malmasin, Basagain, Murugain.

Forma oval con defensas complementarias al exterior: Belozia, Gazteluzahar.

Formas curvas variadas: Berreaga, Marueleza, Intxur, Munoaundi.

Formas curvas variadas con defensas complementarias al exterior: Mehalçu, Sardasse.

Formas curvas alternadas con formas rectas: Buruntza, Moru, Murumendi.

Formas rectas: Gastalepo, Haitzandialtea.

De esto se deduce que prevalecen las formas curvas frente a las rectas. Sin embargo, la adhesión de nuevos recintos a los poblados ha hecho que estos cambien su forma inicial.

Las dimensiones de los poblados son muy variadas, ya que oscilan desde las 3,5ha hasta las 15ha en Los Castros de Lastra o, incluso, 17ha en Intxur. Hay que tener en cuenta que las dimensiones de los poblados se calculan atendiendo al recorrido de sus defensas, sin evaluarse la densidad de las viviendas o los espacios libres que integran. Por otra parte, estudios palinológicos documentan procesos de deforestación en torno a los recintos, siendo superficies libres identificadas como caminos (Peñalver Iribarren y San Jose Santamarta, 2003: 55, 84).

En los primeros momentos de los poblamientos, apenas va a existir una organización interna. Durante la Primera Edad del Hierro las viviendas se organizan en torno a la muralla o al cerramiento de los poblados. Es en momentos posteriores, como los finales de La Hoya, en la Segunda Edad del Hierro, cuando comience a urbanizarse de una manera más o menos controlada, en manzanas a modo de barriada y en torno a una calle central (Peñalver Iribarren,2008a: 68).

En este yacimiento se organiza la trama urbana que ocupa todo el poblado, excepto junto a la muralla, creándose un anillo perimetral. Hay calles pavimentadas y manzanas con las casas unidas, aceras con pasos intermedios y calles principales y secundarias con trazado radial (Llanos Ortíz de Landaluze, 2005: 20). La reorganización del urbanismo en calle central también se documenta entre otros pueblos como los celtíberos y los íberos (Lorrio Alvarado, 2008: 576­580).


2.3.4 SISTEMAS DEFENSIVOS.

Tras la elección del lugar considerado adecuado para establecerse, se construyen una serie de estructuras defensivas de considerables dimensiones. En su interior se levantan la viviendas y, en ocasiones, se ubican campos de cultivo y pastos para el ganado.

Si bien todavía no está claro el objetivo de estas estructuras, se presupone una función defensiva, aunque su carácter monumental ha hecho pensar a los investigadores que se trata de construcciones destinadas a aumentar el prestigio de los pobladores frente a los de otros territorios (Peñalver Iribarren y San Jose Santamarta, 2003: 30­31 y 76).

Peñalver y San Jose catalogan diferentes elementos defensivos: fosos, terraplenes, aterrazamientos y murallas, siendo esta última la más habitual, estando presente por ejemplo en Los Castros de Lastra, La Hoya, Kosnoaga, Marueleza, Buruntza, etc. Construidas con piedras de diverso tamaño, podrían alcanzar una altura de 5m,sin contar con posibles levantes de madera y una anchura de hasta 4m (Peñalver Iribarren y San Jose Santamarta, 2003: 30­31). El trazado y la ejecución de estas obras requeriría de una gran organización, tratándose de obras colectivas que implicarían una considerable dedicación de tiempo.


2.3.5 ORGANIZACIÓN DE LAS VIVIENDAS.

Se ha mencionado que durante la Primera Edad del Hierro las viviendas se organizan en torno a la muralla o al cerramiento de los poblados, pero luego, en la Segunda Edad del Hierro se agrupan en manzanas (Peñalver Iribarren, 2008a: 68). 

En cuanto a las formas y dimensiones (Peñalver Iribarren, 2001: 153), la tradicional división de viviendas antiguas circulares, y más modernas rectangulares, es cuestionada al observar los yacimientos de este territorio. Tradicionalmente, se ha defendido que en un primer momento serían circulares, para con el paso del tiempo convertirse en rectangulares puesto que su defensa, urbanización y organización interior sería más fácil (Peñalver Iribarren, 2008a: 58).

Sin embargo, hay una evolución entre un tipo de habitación y otro, las casas oblongas que se solaparán en la Segunda Edad del Hierro con las rectangulares (Valdés,2009:89). Así, mientras en Alto de la Cruz hay para el s. VII a.C.,viviendas rectangulares (Maluquer de Motes, Munilla, y Gracia, 1990), desapareciendo la redonda hacia el s. VIII a.C., en Atxa por ejemplo, se combinan las dos hasta los ss. III-II a.C. (Peñalver Iribarren, 2001: 153).

En este sentido en La Hoya en cronologías de la Segunda Edad del Hierro se encuentran viviendas rectangulares o trapezoidales, de hasta 80m2 con zapata corrida de mampuestos (Llanos Ortíz de Landaluze, 2005: 21). 

Asimismo, en los poblados del valle del Oria se han reconocido espacios de amplias dimensiones, viviendas complementadas con otros edificios habilitados para el almacenamiento (Peñalver Iribarren, 2001: 149), como se había visto en La Hoya.

En cuanto a los materiales de construcción, tienden a utilizarse los materiales disponibles en el entorno: la tierra para el levantamiento de paredes y la realización de suelos y cubiertas, la piedra imprescindible en la construcción de las murallas, tan solo es una materia prima secundaria en las viviendas y, finalmente, la madera, cuya utilización está documentada en poblados como La Hoya, Intxur, Basagain y Buruntza (Peñalver Iribarren y San Jose Santamarta, 2003: 39).

La organización interior es difícil de interpretar, en la mayoría de yacimientos, las viviendas cuentan con una estancia central, otros en cambio cuentan con diferentes estancias cuyas divisiones se habrían realizado con tablas de madera o entramado de ramaje y barro. Además, es frecuente la presencia de bancos corridos adosados a la pared, conservados en La Hoya, Alto de la Cruz y Alto de Castejón. Asimismo, se han descrito, despensas o bodegas a tenor de los materiales hallados. Igualmente, en La Hoya, se han encontrado edificios que por su morfología o por el tipo de materiales hallados pueden considerarse edificios singulares: tiendas, espacios de reuniones o una sauna seca (Llanos Ortíz de Landaluze, 2005: 21­22).


2.4 SOCIEDAD.

2.4.1 ESTRUCTURA SOCIAL.

El origen de la sociedad de la Edad del Hierro ha sido causa de debate: algunos autores han aludido a la gran importancia de las invasiones centroeuropeas (Llanos Ortíz de Landaluze, 1990: 433). Otros, por el contrario, como Burillo, relativizan esta importancia en la formación del substrato social de la Edad del Hierro. Este autor, indica la influencia de las gentes llegadas del norte de los Pirineos pero no la considera tan relevante, dando más protagonismo al substrato indígena que viene desde el Bronce Medio y la cultura de Cogotas (Burillo Mozota, 2005: 425­442).

Las fuentes escritas, en especial las literarias, proporcionan topónimos y etnónimos, muchos de los cuales se han podido reconocer a partir de la Numismática e identificar con yacimientos arqueológicos. Este es el caso de los topónimos.

El siguiente texto de Plinio, habla de várdulos y carietes, que se han aceptado como etnias o tribus ( 3 ) enclavados en nuestro área:

"Al convento de Clunia los várdulos llevan catorce pueblos, de los que sólo hay que nombrar a los alabanenses; los turmógidos, cuatro, entre los que se hallan los segisamonenses y los segisamajulienses. Al mismo convento se dirigen carietes y vennenses con cinco "ciudades" entre las que están los velienses". (Plinio el Viejo, Naturalis Historia, III, 4.26 4).

Poco se sabe de estos pueblos puesto que la Arqueología no puede apenas distinguirlos, carecen de una cultura material identitaria que los diferencie de los vecinos. Sin embargo, la Arqueología sí permite observar otros rasgos de la sociedad como puede ser su estructuración. Las necrópolis, como la de La Hoya (Laguardia, Álava), muestra una sociedad con una fuerte raigambre guerrera a juzgar por la importancia que se les da a las armas. 

Serían sociedades jerarquizadas con una élite de caballería, a juzgar por los ajuares que se encuentran, donde destacan elementos propios de los jinetes frente a otras tumbas más pobres (Peñalver Iribarren, 2008a: 159). Para los pueblos celtíberos, situados más al sur de nuestro territorio pero de los que llegan influencias, las armas comienzan a desaparecer hacia el s. III a.C., como consecuencia, según Lorrio, de la ideología urbana (Lorrio Alvarado, 2008: 639).


2.4.1.1 INSTITUCIONES.

Por otro lado, la Epigrafía ha dejado indicios de organizaciones sociales.

Aunque las inscripciones datan de época romana se cree que pueden estar basadas en momentos anteriores. A pesar de que en nuestro territorio no se han encontrado, se piensa que pudieron existir formas similares de Hospitium, que consiste en la acogida o aceptación de una persona por una familia o una comunidad; Gens o Gentes, organizaciones suprafamiliares que englobarían a las Gentilitates, unidades con un parentesco ficticio pero con un posible antepasado común, Cognatio o genitivo de plural presente entre los autrigones, los cántabros y los astures, se utiliza en el sistema onomástico sobre todo cuando se encuentran fuera de su comunidad (González Rodríguez, 1986: 87, 108 y 113, nota 116).

Dentro de los pueblos del Norte peninsular se encuentran otras instituciones que se conocen a partir de las fuentes literarias como la Devotio: consagración de los jóvenes al jefe, muriendo si él muere (Parzinger y Sanz Serano, 2000: 394).

El Matriarcado o Ginecocracia: se ha aludido a un pasado con un matriarcado, con la práctica de la covada, con las mujeres como herederas, pero la situación real de la mujer se desconoce (más adelante se hará referencia a lo que ocurre con la cerámica). De lo que se deduce de la onomástica, se estaría ante una sociedad aparentemente patriarcal. Sin embargo, quizás la mujer fuera partícipe o compañera pero no la protagonista, suministraría los víveres y colaboraría en la defensa.

Desde el punto de vista social, serían las depositarias de las herencias, pero no las dueñas. Asimismo, la Epigrafía ha mostrado ejemplos de la posible importancia de la familia materna, concretamente del tío materno (Parzinger y Sanz Serano, 2000: 390). 


( 3 ) "Actualmente el término etnia ha sustituido al de tribu, pero el cambio de palabras no implica necesariamente que exista variación en el significado que hay detrás de estos términos. Si bien es frecuente encontrar que se acepta la existencia de estructuras políticas centradas en las ciudades, que han desplazado una organización social basada en lazos familiares, queda por resolver de forma satisfactoria el significado real que tuvieron las agrupaciones humanas supraciudadanas que los escritores grecoitálicos mencionan a la llegada de Roma al valle del Ebro.

(...) Los etnónimos que las fuentes escritas nos muestran sólo pueden entenderse como fruto de unas relaciones sociales de carácter estatal, de esta manera el etnónimo sedetanos identificaría inicialmente a los habitantes de la ciudad estado de Sedeis, cuya existencia conocemos debido al hallazgo de monedas con leyenda seteizken. Pero no todos los etnónimos derivan del topónimo de una ciudad, de hecho es normal que esto no ocurra fuera del ámbito ibérico.

(...) En cualquier caso, las referencias a etnónimos y a las ciudades a ellos vinculados sólo reflejan la adscripción dada en un momento histórico concreto, y por lo tanto no se puede proyectar en el tiempo como si de una realidad estable se tratara." (Burillo Mozota, 2002: 12-13).

"Al convento de Clunia los várdulos llevan catorce pueblos, de los que sólo hay que nombrar a los alabanenses; los turmógidos, cuatro, entre los que se hallan los segisamonenses y los segisamajulienses. Al mismo convento se dirigen carietes y vennenses con cinco "ciudades" entre las que están los velienses". (Plinio el Viejo, Naturalis Historia, III, 4.26 ( 4 ).


 

Poco se sabe de estos pueblos puesto que la Arqueología no puede apenas distinguirlos, carecen de una cultura material identitaria que los diferencie de los vecinos. Sin embargo, la Arqueología sí permite observar otros rasgos de la sociedad como puede ser su estructuración. Las necrópolis, como la de La Hoya (Laguardia, Álava), muestra una sociedad con una fuerte raigambre guerrera a juzgar por la importancia que se les da a las armas. 

Serían sociedades jerarquizadas con una élite de caballería, a juzgar por los ajuares que se encuentran, donde destacan elementos propios de los jinetes frente a otras tumbas más pobres (Peñalver Iribarren, 2008a: 159). Para los pueblos celtíberos, situados más al sur de nuestro territorio pero de los que llegan influencias, las armas comienzan a desaparecer hacia el s. III a.C., como consecuencia, según Lorrio, de la ideología urbana (Lorrio Alvarado, 2008: 639).

Sin embargo el concepto de etnia conlleva otras cuestiones como son la conciencia de sí mismo de un pueblo, la oposición frente a otras identidades, la adscripción a un territorio o la asunción de un con la cerámica). De lo que se deduce de la onomástica, se estaría ante una sociedad aparentemente patriarcal. Sin embargo, quizás la mujer fuera partícipe o compañera pero no la protagonista, suministraría los víveres y colaboraría en la defensa. Desde el punto de vista social, serían las depositarias de las herencias, pero no las dueñas. Asimismo, la Epigrafía ha mostrado ejemplos de la posible importancia de la familia materna, concretamente del tío materno (Parzinger y Sanz Serano, 2000: 390).

Finalmente, los Banquetes: participan los más destacados de la sociedad, normalmente los hombres, organizados por grupos de edad, y prestigio, fratrias de guerreros (Almagro-Gorbea, 1999: 29). En los banquetes se deciden los intereses de la comunidad y los pactos de hospitalidad, Estrabón habla de ellos:

"Hacen también hecatombes de cada especie al modo griego, como dice Píndaro: de todo sacrificar cien. Realizan también competiciones gimnásticas, de hoplitas e hípicas, con pugilato, carrera, escaramuza y combate en formación.

(...) El vino lo beben en raras ocasiones, pero el que tienen lo consumen pronto en festines con los parientes. (...) Comen sentados en bancos construidos contra el muro y se sientan en orden a la edad y el rango. Los manjares se pasan en círculo, y a la hora de la bebida danzan en corro al son de flauta y trompeta, pero también dando saltos y agachándose, y en Bastetania danzan también las mujeres junto con los hombres cogiéndose de las manos" (Estrabon, Geographika III, 3.7 ( 5 ).

Los datos no permiten conocer con exactitud la situación organizativa del territorio vasco ni la existencia de: gens, gentilitates y genitivos del plural, ni la identificación de este tipo de instituciones con la cultura material. 

Aunque en lo relativo a los banquetes, sí se encuentran restos de bancos corridos en los yacimientos como en Alto de la Cruz a partir del nivel P.II.b (Maluquer de Motes et al., 1990: 19).


( 4 ) Traducción y notas de A. Fontán y A.A. Moure. Biblioteca Clásica Gredos, 1995.

( 5 ) Traducción y notas de M.J. Meana y F. Piñero. Biblioteca Clásica Gredos, 1998.


 

2.4.2 GENTES, PUEBLOS.

"Allí están asentados los cántabros y los várdulos; entre los cántabros hay algunos pueblos y ciertos ríos cuyos nombres no pueden ser expresados en nuestra lengua.

El Saunium riega el territorio de (los concanos) y los salaenos, el Namnasa desciende por entre los autrigones y los orgenomesci; el (¿) Deva les ciñe a Triino y Bellunte (Tritium Toboricum); el Aturia, a Decium, y el Magrada, ¿Los de Oeson? Los várdulos, que forman una sola nación, se extienden desde allí hasta el promontorio de la cadena Porenaica, y terminan las Hispanias" (Pomponio Mela, De Chorographia III,1,15, I ( 6 ).


( 6 ) Traducción y notas de C. Guzmán. Maio. Universidad de Murcia. 1989.


 

La existencia de los pueblos del norte peninsular es conocida en la literatura greco-latina a partir de las guerras Sertorianas, cuando comienzan a interesarse por el lugar donde discurren éstas. En este área estarían situados varios pueblos, todos excepto los caristios, son nombrados por primera vez por Estrabón (Valdés, 2009: 243). 

Sin embargo, asegurar su localización es difícil, puesto que solo se cuenta con las fuentes escritas para ubicarlos, siendo éstas confusas: 

Autrigones: desde la ciudad del Flavióbriga hasta el Nervión y el occidente alavés (Salinas de Frías, 2006: 172) y por el sur hasta la Bureba (Almagro-Gorbea et al., 2001: 381).

Caristios: carietes o venenses, hasta el río Deba y por el sur hasta Treviño. 

Plinio los denomina carietes, siendo él, el primero en nombrarlos (Santos, Emborujo, y Ortíz de Urbina, 1992: 452). Se ubican en el este de la actual Bizkaia, el Oeste de Gipuzkoa y la zona central de la Álava. 

Várdulos: situados entre los vascones y los cántabros según Plinio.

Entre el Urumea y las sierras de Andía y Aralar hasta la de Cantabria (Almagro-Gorbea et al., 2001: 381). Estrabón, Pomponio Mela y Ptolomeo los denominan: barduoioi, bardyetai y bardylloi (Salinas de Frías, 2006: 172).

Berones: a ambos lados del Ebro en lo que es actualmente La Rioja, parte de Burgos, parte de Álava y parte de Navarra (Almagro-Gorbea et al., 2001: 381).

Vascones: Resulta difícil determinar por dónde se extenderían los vascones en su límite occidental. Por el este limitarían con los suesetanos, al norte con los aquitanos y al sur con los berones en Gracurris (Almagro-Gorbea et al., 2001: 381).

Las diferencias en cuanto a cultura material de estos pueblos no pueden reconocerse. La Arqueología en este caso no es determinante a la hora de definir etnias.

Tampoco se sabe cuándo se forman estos pueblos ni la permeabilidad de sus fronteras. Por otro lado, Llanos apunta la celtiberización de poblados como La Hoya (Llanos Ortíz de Landaluze, 1999; 2002a), aunque no quedan de nidos cuáles son los términos de esa celtiberización cultural o ritual. De hecho hoy en día hay un debate acerca de lo que se entiende por celtíbero y cual sería el límite de este pueblo:

"No sólo el término celtíbero, sino el concepto del mismo al que designa, son una creación romana que, más allá de los rasgos afines que estas gentes pudieran compartir y de sus empresas bélicas comunes sirvió a los conquistadores para articular la realidad hispánica a la que se enfrentaban." (Beltrán Llorís, 2005: 261) ( 7 )

Peñalver utiliza la presencia o ausencia de los crómlech para argumentar la existencia de grupos humanos diferenciados (Peñalver, 2005: 309-315). 

De este modo, al este del río Leizaran se situaría el territorio perteneciente a los vascones, caracterizado por la presencia de crómlech y la ausencia de poblados  fortificados.

Mientras que al oeste, territorio várdulo, no hay monumentos funerarios de este tipo y sí los citados poblados. Sin embargo, Ceberio contrapone que el yacimiento de Santiagomendi (Astigarraga, Gipuzkoa) contradice esta teoría, puesto que se trata de un poblado al Este del Leizaran que además se encuentra relacionado con el conjunto de crómlech de Ermañalde (Ceberio Rodríguez, 2009: 229). Así concluye Ceberio:

"Teniendo en cuenta que no existe ningún pueblo que presente unas características culturales o físicas únicas, existiendo numerosas posibles variantes (de idioma, socioeconómicas,...), y dada la complejidad en cuanto a diversidad de gentes y culturas en un mismo espacio que ofrece la Edad del Hierro, resulta enormemente arriesgada la identificación exclusiva de determinados elementos (como los "crómlech") con un grupo humano concreto, así como la asignación a éste de un territorio con límites específicos propios de organizaciones sociales más complejas.

Además se han venido identificando los "crómlech" con los vascones citados por los autores greco-latinos, a pesar de que dicho fenómeno no abarca todo el espacio que las citadas fuentes asignan a dichas gentes, localizándose también en parte de los territorios asignados a otros pueblos (como a los aquitanos y demás pueblos que se extendían por el Pirineo), sin que dicho fenómeno comprenda tampoco en su totalidad los territorios atribuidos a dichos grupos humanos.

A este respecto no debe olvidarse que estos pueblos son citados por individuos ajenos a los mismos, pertenecientes a una cultura diferente que a veces se fija con desprecio en las gentes que habitaban el territorio. En ese contexto es difícil que las fuentes greco-latinas conocieran con exactitud la realidad cultural y social de dichos pueblos, ignorando sus variantes internas así como las relaciones entre los mismos, aplicando sus propios conceptos y generalizaciones en sus descripciones." (Ceberio Rodríguez, 2009: 232)

Este debate muestra que la contraposición entre las fuentes escritas y las arqueológicas ofrecen lecturas disimétricas: es poco probable que las fuentes escritas reflejaran con exactitud la realidad del último milenio a.C. Por su parte, las fuentes arqueológicas, ofrecen parentescos y diferencias que no tienen lectura fácil. La cultura material objeto de este estudio, la cerámica, conlleva unos problemas diferentes y que con dificultad se ajustan a debates encendidos desde otras perspectivas.


2.5 RELIGIÓN.

La Epigrafía de época romana es la que más información aporta sobre la religión de estas gentes. No obstante, hay que recordar que se re ere a un momento ya tardío y con influencias romanas.

Aparecen divinidades como Helasse, posible variante de Selatse (Blázquez Martínez, 2001: 146), Matres (Ciprés, 2006: 335), Liucna (Comunión), Iviliae (Forua), Lacubegi (Ujué) (Blázquez Martínez, 2001: 184). Virovius o Vurovius: por su raíz vir-, se cree que podría tratarse de un dios protector, cuyo santuario se encontraría en Barcina de los Montes (Burgos) (Parzinger y Sanz Serano, 2000: 404). Aunque existen algunos problemas de lectura dada la fragmentación de las inscripciones o incluso su desaparición. 

La Arqueología proporciona otro tipo de ejemplos:

Yacimiento de Gastiburu (Bizkaia): edificio singular con piedras grabadas, estelas sin carácter funerario (Valdés,2009),relacionado con el yacimiento de Marueleza.

Edificios singulares de La Hoya: un edificio con dos columnas en el pórtico cuyas bases se realizaron con grandes piedras redondas. Y otro recinto de gran tamaño cuyas paredes tendrían grabados (Llanos Ortíz de Landaluze, 2005: 22). Aunque se ignora si estos edificios tienen un carácter realmente religioso.

Estelas: a modo de ejemplo, en Basagain hay varias grabadas con motivos de damero, aparecidas en lugares cercanos al de habitación, como se hará referencia más adelante (Peñalver Iribarren, 2008a: 348), y en Ernerando (Meñaka) otra con figuras de reminiscencia solar (Llanos Ortíz de Landaluze et al., 2009: 221) ( 8 ).
.
Imágenes de caballos: como animales psicopompos, la estela del jinete de Iruña, el de Argote (Sáenz de Urturi Rodríguez, 1972: 122) y el bajorrelieve de Marquinez (Llanos Ortíz de Landaluze, 2002c: 118).

Aunque sobre ésta última hay dudas al encontrarse en una cueva con ocupación medieval.

Culto al ciervo: como parece indicar la presencia de cornamentas en la muralla de La Hoya, identificadas como ritos fundacionales (Llanos Ortíz de Landaluze, 2005: 33).


( 8 ) Para ampliar la información sobre las estelas se puede acudir a: Sáenz de Buruaga (1998) y Unzueta (1994).



2.5.1 RITOS FUNERARIOS Y CREENCIAS.

En estos tiempos la inhumación ha sido sustituida por la incineración, depositando en los lugares funerarios la totalidad o una parte de los restos de la combustión. Así se distingue distintos tipos de ritos funerarios:

Campos de urnas: localizados en Navarra para momentos antiguos, como en La Torraza y El Castejón (Peñalver Iribarren, 2008a: 215­218). 

En el Castejon, conviven sepulturas de pequeñas dimensiones con pequeños ajuares y otros con una compleja arquitectura. En este yacimiento, además de encontrarse ejemplos de incineraciones secundarias, también hay primarias, es decir, incineraciones dentro de la propia sepultura. El periodo de máxima expansión sería entre el s.VI y el s.IV a.C. tratándose de campos de urnas tardíos (Faro Carbala y Unzu Urmeneta, 2007: 121­123).

Necrópolis de cistas: A partir de las tumbas estudiadas en la vertiente mediterránea del territorio, se sabe que los cuerpos eran quemados en una pira levantada con madera en un lugar cercano y con el ajuar: vestimenta, adornos personales, armas, etc. Lo que quedaba, cenizas, restos de huesos, carbones; y el ajuar era enterrado en cistas en ocasiones junto con otros objetos como cerámicas u ofrendas (Peñalver Iribarren y San Jose Santamarta, 2011: 213­214). Destaca la de La Hoya, en ella, en los ajuares son frecuentes las armas, los escudos y los bocados de caballos (Llanos Ortíz de Landaluze, 2005: 36).

Se conoce poco de las necrópolis, en ocasiones se encuentran cercanas a los poblados y evidencian diferencias sociales. Hay tumbas de diferentes tipos: realizadas con lajas y ordenadas en cuadrícula como en Piñuelas, la necrópolis de La Hoya, o circulares realizadas a base de adobes, hoyos en el suelo, como la de El Castillo de Castejón. Esta última necrópolis, datada entre el s. VI a.C. y el s. IV a.C., entre la Primera y la Segunda Edad del Hierro refleja las diferencias sociales existentes en el poblado al existir tumbas con diversas formas constructivas (Faro Carbala y Unzu Urmeneta, 2007: 121­122). 

En La Torraza parece estar diferenciado por sexos el lugar de enterramiento (Ruíz Zapatero, 2007: 104), o es lo que se deduce de los ajuares diferentes. En Berreaga se ha documentado una necrópolis de incineración que contiene estelas anepígrafas y ajuares relativos al armamento. Sin embargo, debido a las labores agrícolas modernas, se encuentra muy mal conservada (Unzueta Portilla, 1990).

En algunas tumbas se inutilizan las espadas o los puñales, pudiendo responder a un acto ritual, "muerte" del objeto para acompañar al difunto, o por una cuestión práctica, ya que ocupa menos. Pero en ocasiones se combinan objetos sin inutilizar, y otros inutilizados, incluso dentro de la misma tumba, por lo que es difícil conocer la intencionalidad real (Peñalver Iribarren y San Jose Santamarta, 2011: 191).

Crómlech: sobre todo en el Pirineo y en las cordilleras prepirenaicas.

Como se ha mencionado anteriormente, según Peñalver, este fenómeno, solo está presente al este del río Leizaran, no estando en contacto con los poblados fortificados. Esto indica que los habitantes de los poblados fortificados probablemente tengan otro tipo de estructuras funerarias no halladas por el momento. Se están buscando, asimismo, los lugares de habitación de las personas inhumadas en crómlech. 

No obstante se está llevando a cabo un proyecto en Gipuzkoa cuyo fin  es localizar las necrópolis de algunos poblados fortificados (San Jose Santamarta y Peñalver Iribarren, 2009). Sin embargo, sí que hay algún crómlech más allá del Leizaran como el de Mendiluze en Álava y asentamientos con crómlech en las inmediaciones, como Santiagomendi y Boluntxo, siendo estos poblados en altura no fortificados.

Cuevas sepulcrales: son muy escasas para esta época, algunos ejemplos son: Mairuelegorreta y Lazalday (ambos en la parte alavesa del Gorbea) (Peñalver Iribarren, 2008a: 228).

Aunque también se utiliza la inhumación sin incineración, son muy habituales en el caso de los enterramientos infantiles y se practica en el interior de las casas, cerca de las paredes o del hogar. Se encuentran en La Hoya, Atxa, Arce-Mirapérez, Las Eretas, Alto de la Cruz, El Castillar de Mendavia, etc. En general los ajuares son pobres: cuencos de cerámica o conchas, pero en ocasiones se encuentran materiales más valiosos como pulseras de bronce, etc. (Peñalver Iribarren y San Jose Santamarta, 2011: 216).


2.6 ECONOMÍA.

"Los montañeses, durante dos tercios del año, se alimentan de bellotas de encina, dejándolas secar, triturándolas y luego moliéndolas y fabricando con ellas un pan que se conserva un tiempo. Conocen también la cerveza. El vino ( 9 ) lo beben en raras ocasiones, pero el que tienen lo consumen pronto en festines con los parientes. Usan mantequilla en vez de aceite." (Estrabón, Geographika III, 3.7 ( 10 ).

"Los rasgos culturales materiales corresponden a un modo de vida pastoril y anclado en las tradiciones de la Edad del Bronce, frente a la densa presencia, en el futuro ager, de poblados y ciudades característicos de la Edad del Hierro." (Montenegro, 1989: 385).


2.6.1 RECURSOS VEGETALES Y AGRICULTURA.

Tanto la visión de Estrabón para los pueblos del Norte como el texto anterior sobre los vascones han quedado superadas gracias a la Arqueología. Los estudios palinológicos, antracológicos y carpológicos ( 11 ) demuestran la presencia de un entorno influenciado por la práctica de la agricultura con un número variado de cereales cultivados como la espelta, la cebada -vestida y desnuda- y el panizo, también de legumbres como el haba y el guisante, y una agricultura asentada con rotación de cultivos (Iriarte Chiapusso, 2002; Peñalver Iribarren y Uribarri Agirrebengoa, 2002: 107­118; Peñalver Iribarren, 2008a: 122­128; Pérez Díaz y López Sáez, 2012; Zapata Peña, 2005: 558).

Dentro del desarrollo de una economía productora, se mantienen ciertas prácticas como la recolección, así, se recogen frutos como bellotas que aparecen en los yacimientos, entre ellos, Basagain y Santiagomendi. Estrabón ya lo recogía en su famoso texto y aunque omite otro tipo de frutos y la agricultura: "En las dos terceras partes del año los montañeses no se nutren sino de bellotas que, secas y trituradas, se muelen para hacer pan, el cual puede guardarse durante mucho tiempo". Por sus cualidades nutritivas y porque se recolectan en otoño, pueden ser un complemento alimenticio a los cereales.


( 9 ) En cuanto al vino, son muchos los ejemplos de su consumo en la Península Ibérica. Para ampliar este tema consultar por ejemplo: Górriz Gañán (2010) Sanz Mínguez et al. (n.d.).

( 10 ) Traducción y notas de M.J. Meana y F. Piñero. Biblioteca Clásica Gredos, 1998.

( 11 ) Actualmente en el Departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología de la UPV/EHU se están desarrollando varias tesis al respecto.




2.6.2 GANADERÍA.

Los restos de fauna hallados en los yacimientos arqueológicos indican que todavía se mantiene la caza (del corzo, el ciervo y el jabalí) por su aprovechamiento cárnico y de las cuernas (con posibles usos rituales, como en La Hoya).La ganadería, tanto del ganado vacuno y ovino y sobre todo porcino (objeto de estudio en una reciente tesis doctoral: Hadjikoumis, 2010) es lo que predomina. Asimismo, se han identificado descartes de edad en el consumo de animales, identificados con el objetivo de obtener más carne y sebo y la posibilidad de producir productos lácteos (Valdés, 2009: 205).

Son varios los productos que se derivan y que apenas dejarán visibilidad arqueológica aunque sí evidencias indirectas. Este es el caso de lana de las ovejas, que se supone que proporcionarían la materia prima necesaria para elaboración de los ropajes y que se intuyen a través de los telares localizados. Los productos lácteos podrían haber sido procesados en una serie de recipientes de cerámica con perforaciones descritas como queseras o coladores. Aunque no puede descartarse que hubiera también recipientes de cuero o madera.


2.6.3 ARTESANADO.

La Edad del Hierro es una época de cambio ( 12 ), no solo en cuanto a la sedentarización definitiva o a la instauración de una economía plenamente productiva, sino que ahora se produce una intensificación de la agricultura y la ganadería, ocupando un lugar destacado la metalurgia. 

Es el momento de grandes avances tecnológicos sobre todo en cuanto a la cerámica y la metalurgia. La cerámica comienza a estandarizarse, las producciones a torno permiten nuevas formas y por supuesto un número mayor de piezas realizadas en el mismo tiempo. Castiella, para Navarra, alude a la carencia de una industria local especializada en un elemento determinado: sea la minería, un tipo de cerámica específico, o una industria ósea alternativa. No destaca ninguna por su innovación en comparación con otros pueblos (Castiella Rodríguez, 1995: 217). Sin embargo, estas innovaciones adoptadas, posibilitarán cambios en el modo de vida.


( 12 ) "Es frecuente la tendencia a relacionar cualquier tipo de elemento innovador con una influencia exterior importante, que por otra parte habría afectado a la mayor parte de las formas de vida del grupo receptor; en ocasiones, incluso, parecía verse detrás del cambio una segunda invasión. Pero muy probablemente, por el contrario, tras muchas de estas transformaciones no habría sino contactos regulares o esporádicos, provocados o no, con otras gentes, o incluso estaríamos tan sólo ante evoluciones dentro del propio grupo a partir de conocimientos adquiridos (formas cerámicas nuevas o especializaciones del instrumental metálico, etc.)." (Peñalver Iribarren, 2001: 238)




2.6.3.1 INDUSTRIA LÍTICA.

A penas hay estudios y lo que señalan es la existencia de molinos, barquiformes o circulares, alisadores, tapaderas, lascas de sílex y bolas de piedra cuya función es desconocida.

En general predominan las industrias talladas frente a la pulimentada, y la mayor parte se realizaría sobre materias primas locales (Fuertes Prieto y Pérez Ortiz, 2008: 254; Morín y López, 2012; Olaetxea Elosegi, 1997: 120).


2.6.3.2 CERÁMICA.

La cerámica es el material que más aparece en los yacimientos de la Edad del Hierro, se encuentra en todos los ámbitos: doméstico y ritual. Inicialmente, se realiza a mano, para en una segunda etapa extenderse el uso del torno sin abandonar la cerámica a mano. El torno constituye la mayor innovación de este momento. 

La decoración es semejante en los dos periodos: cordones, digitaciones, ungulaciones e incisiones, o excisiones en la cerámica modelada a mano y líneas o círculos pintados en la cerámica a torno. Las vasijas son en general de pequeño o mediano tamaño, aunque también se cuenta con vasijas de grandes dimensiones, siendo más frecuentes las formas suaves en S que otras como las troncocónicas, predominando la tendencia a formas abiertas. Con el torno, cambiarán las formas, realizándose piezas desde muy pequeño tamaño con paredes muy finas, hasta grandes vasijas de almacenaje.


2.6.3.3 METALURGIA.

La producción del bronce va a continuar a lo largo del primer milenio a.C. 

Sin embargo, una de las grandes transformaciones del período, la metalurgia del hierro, lo relegará a un segundo lugar. Se elaboran herramientas de hierro para la agricultura: hoces, rejas de arado, armas, cuchillos, piezas para la construcción, etc. El bronce solo se utiliza para elementos de adorno, como colgantes, pulseras, fíbulas, etc. (Peñalver Iribarren y San Jose Santamarta, 2003: 81).

La introducción de la metalurgia del hierro en el valle del Ebro está datada en s.VIII a.C.. En este territorio se atestigua en el Nivel IIa de Escotilla II (Peñas de Oro), nivel relacionado con : II.b de Alto de la Cruz con cronología del s. VI a.C., aunque hay otros hallazgos para el s. V a.C. en La Hoya, Berbeia y Castillo de Henayo (Peñalver Iribarren, 2001: 209).

La presencia de escorias dentro de poblados como La Hoya, Basagain o Munoaundi ( 13 ) indica una posible producción local (Peñalver Iribarren y San Jose Santamarta, 2003: 81).


( 13 ) En estos momentos se está elaborando una tesis doctoral acerca de la metalurgia en esta región.




2.6.3.4 INDUSTRIA ÓSEA.

Por el momento el número de objetos encontrados de industria ósea en este territorio es escaso. Parece haber una continuación de los materiales de cuerno y hueso respecto a la época anterior: fusayolas, que también se realizan en cerámica, enmangues en hueso, y sobre todo en asta, silbos etc., aunque el tipo de objetos realizados irá disminuyendo en favor del metal (Tardio Gorostidi,2011: 189­193).

Durante la Edad de Hierro, la presencia de este tipo de industria es por tanto bastante limitada, pero en época romana se dará una continuación de algunos objetos como agujas, cucharas y otros elementos similares. Este tipo de industria, aunque no es espectacular, tiene la capacidad de adaptarse a las necesidades de la población (Tardio Gorostidi, 2011: 195­196).


2.6.3.5 MADERA.

No pueden olvidarse otros materiales como la madera, que aunque no dejen apenas vestigios se sabe que han estado ahí. En el poblado de Alto de la Cruz se hallaron restos carbonizados de dos recipientes, uno de gran tamaño y otro más pequeño. El mayor presenta unos orificios en el borde que Maluquer identificó como semejantes a los de los kaikus, vasos utilizados por los pastores para cuajar y recoger la leche (Maluquer de Motes, 1954: 133­134, g.44, lámina LXX).


2.6.4 PRODUCTOS DE INTERCAMBIO.

Dado el avance en los modos de producción, parece conseguirse un mayor excedente en muchos productos, excedente que estaría destinado al comercio.

Yacimientos como La Hoya han demostrado que el comercio era algo habitual.

Llanos interpreta que La Hoya fue quemada un día de mercado como explica la gran cantidad de objetos que había en las calles. Del mismo modo, se observan varios recintos que se han identificado como tiendas puesto que en ellos hay objetos repetidos (Llanos Ortíz de Landaluze, 1999: 351). La llegada de objetos exógenos como oro y vidrio, la pulsera de Basagain y las cuentas de Intxur (Peñalver Iribarren y San Jose Santamarta, 2003: 47), reforzaría la idea de comercio o contacto con otros pueblos, no solo con los cercanos.

En este sentido de materiales exógenos está la cerámica procedente del mundo romano: cerámica de barniz negro o campaniense hallada en el poblado de Berreaga (Esteban Delgado et al., 2008: 196­197), en Oyón (Filloy Nieva, 1997: 325) y en La Custodia (Labeaga Mendiola, 2000: 125­126); y la cerámica común romana presente en Santiagomendi y Basagain.

Además, la presencia de objetos identificados como pesas, en La Hoya, Munoaundi y La Custodia, indican además de la actividad comercial un conocimiento matemático (Galilea Martínez y Llanos Ortíz de Landaluze, 2002: 139; Labeaga Mendiola, 2000: 132).

En cuanto a la circulación monetaria (se ha hecho referencia en el apartado anterior de Numismática),hay hallazgos de monedas por ejemplo en Lejarza (cecas de Arecorata, Arsaos, Baskunes, Bolskan, Sekobirices y Turiasu),Usategi (denarios de plata, de las cecas de Baskunes, Turiasu y Sekobirices, datada hacia el 72a.C.) (Cepeda Ocampo, 1997: 265; Ocharan Larrondo, 2004: 312­313) y en Basagain (X. Peñalver en comunicación personal).


2.7 EL FIN DE UNA ERA.

La Hoya estuvo ocupada aproximadamente hasta el s. III-II a.C, los poblados fortificados de la vertiente atlántica son abandonados, en general, en torno al cambio de Era. En Santiagomendi y Basagain hay cerámicas de época romana. Asimismo, en el asentamiento de Santa María La Real de Zarautz y en el núcleo de Irun/Hondarribia existen hallazgos relacionados con el mundo romano (Ibáñez Etxeberria, 2009).

En los últimos años se ha avanzado mucho en el conocimiento del Mundo Romano en nuestro territorio. Se han excavado grandes yacimientos (Forua, Mariturri, Oiasso y Iruña-Veleia) que han ido dando respuestas al proceso de llegada. No se va a entrar a explicar cómo afectó esta llegada de Roma a los pueblos llamados ahora prerromanos, puesto que no es este el objetivo del trabajo.

No obstante, es importante destacar que muchos de los poblados que ahora se abandonan serán ocupados en época medieval.