Arkeologi
Ikerketa-Investigación Arqueológica.
A.6. ARRAZUA / UBARRUNDIA.
A.6.1. Asentamiento de Aldaia.
Dirección: F. Rafael Varón
Hernández.
Financiación: Ministerio de Cultura-Instituto Alavés de Arqueología.
The work on this settlement is advancing, and its chronology has now been established as ranging between the
1st and 2nd Iron Ages until the late Roman period. Its functional characteristics have also been defined, and we now
know more about its physical extension.
El interés en el estudio de este emplazamiento
estaba basado en las entradas bibliográficas que se tenían sobre él que indicaban la existencia de
materiales arqueológicos en superficie datables entre el Bronce Final/Edad del Hierro I y la Romanización, sin
que, en principio, hubiese continuidad de poblamiento. A estos materiales se sumaba la
existencia de espacios aterrazados y terraplenes que podían constituir defensas en un espacio físico situado en un punto
de control entre la Llanada Alavesa y el acceso al Territorio Histórico de Gipuzkoa por
Bergara.
A este planteamiento inicial, original de los años
70 y 80, se había añadido, en los años 90, una posible relación con los hallazgos de Aldaieta y
Espikulatxe, lo que aumentaría el desarrollo cronológico del asentamiento.
Para mejorar el conocimiento del espacio se
planteo una campaña de valoración mediante tres métodos complementarios: prospección visual,
sondeos estratigráficos y prospección mediante magnetometría.
La prospección visual nos hizo dividir nuestra área
de investigación en tres espacios distintos, respondiendo a la disposición natural. El monte de Aldaia presenta, en su lado oeste, un potente cortado, mientras que por
sus lados norte, este y sur forma una pendiente más o menos suave, con pequeñas terrazas, que aparece
cerrada por un reborde en el que se vuelve a acrecentar la sensación de cortado. Al sur del monte se plantea una
vaguada que permite la comunicación entre la actual localidad de Arroiabe y el pantano, dividida en distintas
terrazas, y, además, da acceso a la zona de Espikulatxe, de la que está separado por un nuevo cortado.
Como característica común a los tres espacios
hay que decir que los trabajos de reconocimiento de superficie se vieron afectados por la escasa visibilidad
que permite tanto la cubierta boscosa del monte de Aldaia como el crecimiento de especies arbustivas y
herbáceas en el resto. Si a esta situación añadimos que la zona prospectada hace tiempo que no está en
cultivo se podrá deducir que la recuperación de materiales arqueológicos en superficie fuese nula, salvo
por la localización de un fragmento de estela en una parte poco accesible del monte.
Por otro lado, los trabajos de prospección sí que
nos permitieron verificar que el reborde que separa Aldaia de la vaguada podría haber sido trabajado
para mejorar sus capacidades defensivas. El repaso de las imágenes aéreas, pero sobre todo de las
procedentes de LiDAR, y la localización de la estela al interior de este reborde, nos sirvieron para plantear los
sondeos en la zona.
La apertura de sondeos respondió al intento de
verificar la ocupación humana del espacio, tanto en su vertiente horizontal, o de extensión física, como
vertical, o de extensión temporal.
En el interior del monte de Aldaia se abrieron 5
sondeos, tres en la parte más alta, 1 en una terraza intermedia, y el último sobre el borde. En la parte superior
del monte asoman los perfiles de la roca natural subyacente, formando ángulos ortogonales, tanto en sus roturas
verticales como horizontales, lo que nos llevó a pensar en un posible acondicionamiento de estos lugares como
espacios de viviendas semirupestres. La excavación de los tres nos permitió recuperar un número no pequeño
de evidencias cerámicas relacionables con un momento de ocupación del espacio durante la Edad del Hierro II y
I, pero no verificar la hipótesis de partida sobre el hábitat del lugar. Esta misma circunstancia se verificó en el
sondeo abierto a media ladera.

Asentamiento de Aldaia. Resultados obtenidos con la
fotografía aérea vertical, y mediante el uso del LiDAR en lo que se refiere a la localización de elementos ocultos,
como la muralla del poblado.
El sondeo abierto en el reborde, sin embargo, nos
permitió verificar la existencia de una estructura muraría, de unos dos metros de anchura, a la que se
habían adosado, tanto por su lado exterior como interior, los derrumbes de la misma. La excavación de
ambos lados nos ayudó a identificar el relleno del muro sin que pudiésemos comprobar que este
presentase caras en ninguno de los dos lados.
El levantamiento del derrumbe interior produjo la
exhumación de un nivel que contenía cerámicas realizadas a torno con pastas claras, de factura
celtibérica, y que situaba por encima de la roca natural.
La valoración de la vaguada, mediante cuatro
sondeos, nos permitió verificar que el espacio se ha ido aterrazando, probablemente para usos agrícolas. Dos de
los sondeos arrojaron resultados positivos, en uno de ellos por la localización de un agujero de poste que había quedado cubierto por depósitos de tierra en los que
se contenían piezas cerámicas realizadas a mano y a torno lento, de posible adscripción cronológica en el
entorno del final de la Edad del Bronce y la Edad del Hierro.
En el otro sondeo positivo abierto en este espacio hemos visto en la secuencia estratigráfica la
existencia, bajo la superficie actual de cultivo, el frente de una antigua terraza formado, muy probablemente, por
materiales pétreos recuperados bien del derrumbe del muro localizado en el cerro o bien extraídos
directamente de allí. Esta nueva estructura cubre lo que nos parece un nivel de derrumbe en el que hemos
recuperado abundante material cerámico realizado a mano y con torno lento, con la misma adscripción
cronológica. Este depósito estaba sellando un nivel de uso/suelo formado por arcillas apisonadas en los
que se había utilizado material vegetal para mejorar su compacidad y que presentaba un corte para la
inserción de un enterramiento infantil. La práctica de métodos antracológicos y la recuperación del
esqueleto infantil han propiciado la recuperación de materiales orgánicos que han sido datados por C-14, y
calibrados mediante OxCal, obteniendo que la muerte del infante tuvo lugar entre el 400 y 190 Cal BC (a dos
sigmas y al 95,4%), mientras que el suelo pudo hacerse entre el 760 y el 400 Cal BC (a dos sigmas y al
95,4%, la muestra se orienta hacia el 600-400 Cal BC con un 57,8%, aunque al 24,9% estaría entre el 760-
680 Cal BC, y al 12,8% entre 670-610 Cal BC).
Del resto de sondeos abiertos, en dirección a
Espikulatxe lo más positivo que podemos decir es que nos han permitido la recuperación de materiales
cerámicos en consonancia con los recuperados en el resto de la intervención.
En este sentido, en relación con los materiales,
cabe destacar que en los niveles más superficiales se han localizado fragmentos de TSH que desaparecen
del registro una vez que se profundiza en él.
Finalmente, y en lo que se refiere a la prospección
por magnetometría, hay que decir que ésta se ha efectuado en algunas de las parcelas sondeadas, en
concreto en la vaguada, confirmando los resultados obtenidos, pudiendo verificar la presencia de la terraza previa a las actuales, y localizando algunas alineaciones que se
pueden corresponder con estructuras murarías y algunos puntos en los que la acción del fuego es intensa y muy
localizada, lo que permite especular con la posibilidad de que estemos ante espacios construidos en los que
existen hogares, lo que iría en consonancia con la presencia de enterramientos infantiles de la Edad del Hierro.
También se ha utilizado esta técnica en parcelas
donde no hemos sondeado, localizando alineaciones que podrían identificarse con estructuras, pero que
necesitarán de un proceso de excavación para su definición más concreta.
Como conclusión a los trabajos vamos a proponer
que nos hemos encontrado con un emplazamiento inicial, creado durante la Edad del Hierro I, en una vaguada
que se abre a la Llanada Alavesa, con buena insolación y posibles capacidades defensivas aprovechando el
entorno natural. Quizás el crecimiento de este emplazamiento hizo que se quedase pequeño y que se produjese el
traslado de población al cerro de Aldaia, y que esté tuviese que fortificarse mediante la erección de una muralla
que cobijase en su interior a la población durante la Segunda Edad del Hierro, y que la llegada de Roma fuese la
responsable de su desaparición durante el Alto Imperio Romano. Con posterioridad a esa fecha, pero sin poder
ofrecer una cronología concreta, el espacio se va convirtiendo en un lugar aterrazado propicio para el cultivo.
Entendemos que la intervención ha cumplido con los objetivos planteados en su inicio. Se ha podido
proponer una caracterización cronológica y funcional del lugar mayor que la que teníamos hasta el
momento, y definir un área de ocupación del espacio ligeramente más amplia que la que se incluía en los
inventarios administrativos, consiguiendo una mejor protección de este importante yacimiento.
F.R. Varón Hernández.
AIARA / AYALA.