ESTELAS
LAS PIEDRAS QUE HABLAN.
FELIX MUGURUZA
MONTALBAN.
Miembro de AVNIA y autor de varios
trabajos sobre toponimia y etnografía

El término "estela" es de una acepción
tan amplia que parece necesaria una definición para no desorientarnos. Podríamos
decir que son unos monumentos recordatoríos, construidos con un bloque de
piedra y colocados verticalmente en memoria de algún acontecimiento concreto o, lo
más habitual, de un enterramiento o muerte. Cuando se trate de este segundo
caso, hablaremos de "estelas funerarias", que son las que habitualmente y por
antonomasia identificamos cuando hablamos de ellas. Como veremos, la mayoría incluyen una decoración y, algunas, una
insripción.
El euskara, para referirse a las estelas, sólo lo hace con las de carácter funerario y
es especialmente conciso en su denominación: "hilarria", literalmente "piedra de
muertos".
Existen además otras denominaciones como hilargi
-"luna" o "luz de muertos"- o, simplemente "gizonak" o
"harri-gizonak". Esta última denominación quizá venga dada por su habitual forma
antropomorfa, es decir, con similitud al cuerpo humano.
Otra serie de denominaciones parecen haber pasado desapercibidas para los estudiosos. Entre ellas, probablemente, el origen de topónimos como
"Gizaburuaga" cabeza humana", Andrearriaga "piedra de la mujer" o los
evidentes nombres de lugar "Munikarriaga" "piedras de la muñeca" presentes, por ejemplo
por los pueblos ayaleses de Madaria, Maroño o Salmantón. Lope García de
Salazar en sus extensísimas Bienandanzas y Fortunas publicadas en el siglo
XV es muy explícito al escribir "... e cortoles las cabeças, e allí
están dos muñecas de piedra grandes por señal de sus muertes...".
El uso de las estelas, tanto como elemento conmemorativo como funerario,
forma parte del propio devenir de la historia de la civilización ya que
se encuentra generalizada en la mayoría las culturas y épocas.
Así existen una tipología de estelas egipcias,
orientales, griegas, romanas, e incluso americanas precolombinas, entre otras.
Para muchos investigadores supone una evolución directa de los menhires,
característicos de las últimas épocas de la prehistoria y también relacionados con
supuestos ritos funerarios. Recordemos que algunos menhires, como el de Ata en
Gipuzkoa, son supuestamente de carácter antropomorfo. A pesar de ello, hay que
adoptar con reservas dicho planteamiento evolutivo.
En cualquier modo, cuando hablamos de las estelas debemos tener en cuenta
que se trata de un campo mucho más rico en tipologías, funciones o formas que lo
que estamos acostumbrados. Decimos esto porque habitualmente sólo se toman
por estelas aquellas que son medievales o posteriores y con forma discoidal. Afortunadamente, el espectro es más variado
tal y como veremos en los ejemplos de este artículo.
Sin ir más lejos, en nuestra zona de
trabajo -principalmente la comarca del Alto Nervión y sus cercanías- existen no
pocos ejemplares, con la ventaja de que abarcan varias épocas históricas y tipologías. A pesar de su indiscutible interés, son
las grandes olvidadas de nuestro patrimonio y el desconocimiento general que existe sobre ellas es prácticamente absoluto.
Esperemos que este artículo sirva, al menos, para potenciar su conocimiento y
ÉPOCAS.
Ya se ha dicho anteriormente que la presencia de las estelas como elemento de
cultura material se constata en la práctica totalidad de las civilizaciones antiguas.
En nuestra comarca, los primeros ejemplares conocidos pertenecen a la
época conocida como la romanización y han sido hallados en Laudio.
Tras la caída del imperio romano siguieron utilizándose aunque se produjo
una evolución en su tipología. Así, durante toda la Edad Media florecieron las
llamadas discoidales las cuales gozaron de una excelente difusión. Su máximo esplendor general fue alcanzado en
él siglo XVII -especialmente en la Vasconia continental-, momento en el que
comienza su decadencia hasta prácticamente desaparecer. En la zona donde encuadramos nuestra comarca de estudio parece que
dicho declive fue anterior. Ello queda reflejado en los elementos localizados.
Posteriormente, en un afán iconoclasta, el uso de la estela vuelve a resurgir en
las épocas actuales como recuperación de aquella estética ya perdida.
FUNCIÓN DE LAS ESTELAS.
El hecho de que una estela sea un bloque de piedra colocado de manera vertical
ya nos implica una ruptura con el estado natural de las cosas y por tanto, una llamada de atención. Es decir, se trata de una
señalización.
Exceptuando los escasos ejemplos de estelas conmemorativas -como sucede en
Arespalditza- la práctica totalidad hará referencia a la muerte. Principalmente
eran colocadas en las cabeceras de los enterramientos para evitar que, por accidente, se destruyesen las tumbas. Es más,
parece ser que el uso de simples losas sin trabajar o incluso madera fue habitual.
Además, en los casos en los que existe escritura -estelas romanas de
Laudio se pretende hacer perdurar la memoria del fallecido a través de los tiempos.
En otras ocasiones señalan una muerte violenta. Este tipo de estelas
suelen encontrarse lejos de las poblaciones. Es buen ejemplo la de Aranekoarri de
Orozko.
También les ha sido atribuida a las
estelas la función de delimitación del cementerio en las necrópolis. En cualquier
caso dicha función es dudosa y difícil de atestiguar. Lo que sí es cierto es que, especialmente las que aparecen cercanas a alguna
iglesia o ermita -Menagarai, Artziniega, Isusi-Laudio, etc. - parecen haber
formado parte de alguna necrópolis.
QUIÉNES USABAN LAS ESTELAS.
Todos los datos parecen evidenciar que el uso de las estelas estaba alejado de
las capas populares tanto en la época de la romanización como en la medieval. Su uso
parece estar restringido a personajes de
cierta importancia o relevancia.
Tal y como ya se apuntaba anteriormente, quizá corresponda a las capas más
populares la señalización realizada por
medio de piedras sin talla ni decoración o con maderas. Ello sería suficiente para evitar la destrucción del enterramiento a la
hora de realizar nuevas fosas.
Solamente en el nordeste de
Vasconia llegó a popularizarse su uso pero, en cualquier caso, generalmente
corresponde a
épocas más tardías.
PRESENCIA DE ESCRITURA.
Se llama epigrafía a la escritura en materiales duros como las piedras o
los
metales, en oposición a la paleografía, referida ésta a la escritura en
materiales
blandos y perecederos como el papel pieles. Así pues, diremos que una este
contiene elementos epigráficos cuando en ella aparece incisa cualquier tipo de información escrita.
Dado que el conocimiento de la
escritura está directamente relacionado con el "nivel de desarrollo cultural, es un elemento clave para su datación cronológica,
lógicamente, cuando aparece nos ofrece una inestimable información.
En las dos estelas de Laudio pertenecientes a la época de la romanización
aparece Información escrita sobre los difuntos y sus dedicantes, algo muy común en los
materiales procedentes de este período histórico. Ello se debe al considerable
grado cultural del momento, suficiente como para ser utilizada en la mayor parte de las
estelas de la época a pesar de que la escritura fuese desconocida por los estratos
sociales más bajos.
Quizá sobre decir que las estelas
pertenecientes a la romanización son fácilmente reconocibles por su comienzo con
las letras D. M ., una fórmula dedicatoria a las divinidades de los difuntos.
Sin embargo, tras la caída del imperio
romano y durante toda la Edad Media se produce una gran aculturización, quedando el conocimiento y uso de la escritura
minimizados y relegados a un muy limitado grupo social.
Cómo no, ello tiene su reflejo en las
estelas. Así, todas las pertenecientes a la época suelen carecer de elementos
epigráficos. Es más, la ausencia de escritura suele servir como referencia en su
datación y, casi automáticamente, presume una elaboración anterior al siglo
XVI . A partir de esta fecha, con la generalización progresiva del conocimiento de
la escritura, se posibilita la aparición de otros elementos funerarios diferentes,
comenzando así la decadencia y práctica extinción de las estelas.
La presencia de escritura en los
ejemplares medievales es algo excepcional y -'..suele producirse más en estelas conmemorativas de fundación de Iglesias,
enterramientos de cargos eclesiásticos notables, etc. Recordemos que el dominio de la
escritura en el medioevo está prácticamennte relegada al sector religioso. La estela
conmemorativa de Arespalditza es una buena muestra de ello.
TIPOS DE ESTELAS.
Es tan variada la tipología de las estelas que se hace necesaria una clasificación de
las mismas. Para ello nos valdremos de sus características.
Por un lado, tal y como ya se ha adelantado, tendremos en cuenta la función
para las que fueron realizadas pudiendo ser tanto conmemorativas como funerarias.
Las primeras están relacionadas con algún hecho o acontecimiento y las segundas con
la señalización de alguna muerte. Entre estas últimas -las funerarias-, podemos
hacer dos nuevos subgrupos: el de las relacionadas con algún enterramiento, normalmente en necrópolis cercanas a iglesias o
ermitas y que suponen la mayoría de las que se estudian en este artículo y las que
señalan el lugar de una muerte violenta o luctuosa.
Si nos atenemos a la forma de las estelas, podemos clasificarlas como tabulares
-normalmente de forma cuadrada o rectangular- o como discoidales, es decir, de
forma circular u ovoide.
Dentro de estas últimas, se ha producido cierta confusión entre las estelas antropomorfas y las discoidales propiamente
dichas. Aunque en ocasiones la distinción entre ambas no sea demasiado nítida, podríamos definir las discoidales como aquellas en forma de discos que se apoyan en el
suelo por medio de un vástago, bien trapezoidal bien rectangular, mientras que en las antropomorfas, entre el disco y el vástago
basal existen una serie de elementos descritos como hombros, cuello, etc. que se
asemejan en mayor grado a la forma humana.

En cualquier caso, el disco no siempre
es circular siendo a veces de formato irregular. Así definiremos las de forma ovalada como ovoides y como discoides las que
se aproximan a una forma circular.
También hemos de tener en cuenta el material con el que han sido realizadas. De
entre las estelas propiamente dichas de nuestra comarca, exceptuando el caso de
la de Andagoia realizada en piedra caliza, el resto son de arenisca. Ello probablemente se deba a la mayor abundancia de este
material a las notorias facilidades que ofrece para ser trabajado.

DECORACIÓN.
Es de destacar que las dos estelas pertenecientes a la romanización carecen de
cualquier elemento decorativo a pesar de que su uso no sea extraño en dicha época.
En las medievales, la decoración suele ser muy variada aunque se repiten una
serie de elementos, por otra parte, muy habituales. Las formas circulares elaboradas con compás están presentes en
la mayoría de ellas. Por una parte están los círculos concéntricos, es
decir, a modo de ondas y sin cruzarse entre ellos. En otras ocasiones, como sucede en la de Andagoia, valiéndose del compás, se
realizan unos arcos de circunferencia cuyo resultado se asemeja a una flor de seis pétalos.
Es muy habitual además la presencia del símbolo de la cruz, tanto
en su variante griega -eje vertical y horizontal de igual medida-, latina
-eje vertical mayor que el horizontal y con el punto de cruzamiento ligeramente superior-, trebolada
-extremos de los brazos con una forma que se parece al trébol- o patada -extremos de los brazos
ampliados en su extremo a semejanza de las patas de las aves palmípedas-.
Otras decoraciones muy recurridas son las de las incisiones imitando motivos vegetales o formas
geométricas.
LAUDIO.
Estela perteneciente a la época de la romanización y,
probablemente, la más antigua de las aquí estudiadas.
Su localización original se desconoce si bien fue reutilizada como elemento decorativo y constructivo en la
ermita de la Magdalena -más conocida como Santa Águeda- situada un el monte Larraño de
Laudio.
La estela se encontraba en la fachada, en el lateral este de su puerta de acceso y a un nivel ligeramente
superior al aguabenditera.

Una incompresible falta de interés hizo que el tejado de dicha ermita se derrumbase en julio de
1.992 sin que nada se hiciese para recuperarlo. Posteriormente, en mayo de
2.001 se procedió al derribo de sus muros y en dicha operación fue extraviada la parte inferior de dicha
estela vertiéndose como material de relleno junto al resto de escombros en una zona anexa. Sin duda un hecho
injustificable que tan tristes consecuencias ha traído para nuestro patrimonio.
Realizada sobre piedra arenisca, su descubrimiento oficial data de 1.986 aunque ya era conocida como estela romana desde mucho antes. Sus medidas son de 50 cm de alto por 30 de ancho y
un fondo de unos 30 cm.

En la lectura dada a su material epigráfico, al que faltan partes y con
un escueto desarrollo expuesto en seis líneas, se ha apreciado D M /CAL . MON / SVL . REGALI / MARI / TO . AN / LX . S. Quizá debiera ser analizada de nuevo ya que la realidad no corresponde con la lectura aceptada.
En cualquier caso, teniendo como base la lectura aceptada hasta el momento da lugar a varias posibles interpretaciones. Ello se debe a
que, habitualmente, tan sólo se escriben el comienzo de las palabras, es decir, se realizan una especie de abreviaturas. Por ello, existen varias
opciones en su lectura.
Una de ellas es la de D(is) M(anibus) / CAL(purnia) MON(tana) /
SVL(picio) REGAL(i) / MARITO AN(norum) / LX S(ttl). Es decir, "A los dioses Manes. Calpurnia Montana a Sulpicio Regali, su marido de 60
años. Séate la tierra leve".
Otra posible sería D(is) M(anibus) /
CAL(purnius) MON(tanus) / SVL(picia) REGAL(?) / MARITO AN(norum) / LX S(ttl) que podríamos traducir como "A los dioses
Manes. Calpurnio Montano. Sulpicia Regal(?) a su
marido de 60 años. Séate la tierra leve"-.

La datación cronológica atribuida a dicha estela podría establecerse aproximadamente en
torno al año 100 de nuestra era. Las personas citadas son, por los indicios onomásticos, individuos con ciudadanía romana y de condición
libre.
A petición del Ayuntamiento de Llodio, la parte de la estela recuperada del derribo de la ermita fue
entregada por su propietario Celestino Lazkano.
Posteriormente se transfirió al Museo de Arqueología de Álava para su restauración y custodia.
LAUDIO.
La otra estela atribuida al período de romanización también apareció
en el municipio de Laudio y más concretamente en el barrio Isasi. Su hallazgo fue casual y se produjo en
un movimiento de tierras posterior a la tala de un pinar en el año 1.987. Se
encontraba junto a un gran número de losas.

Está realizada en arenisca y mide 50 cm de alto, 23 de ancho y 14 de grosor.
La lectura de su inscripción es difícil dado el desgaste y desconchado de algunas partes. A pesar
de ello, lo que primero llamará nuestra atención es el grabado de varias líneas horizontales que
demarcan la escritura.
Todos los indicios parecen apuntar a algo, al menos, sorprendente: en ella
han sido realizadas en distintos momentos aunque por el mismo autor dos dedicatorias diferentes dispuestas
una a continuación de la otra.
La lectura realizada de la parte legible es la siguiente: D M / SE AVNIA / LIC
LICOlOM / FILIAE SV / M V POS que ha sido interpretada como D(is) M(anibus) / SE(mpronia) AVNIA / LlC(iniae) LICO lO M / FILIAE SV(ae) /
MV(nlmentum) POS(uit).

De ser ésta su lectura, la traducción sería: " A los Dioses Manes: Sempronia
Aunia puso el monumento a su hija Lidnia de los Licoios". La segunda dedicatoria es prácticamente ilegible a excepción del nuevamente repetido
MV(nimentum) POSV(lt) final.
Su datación cronológica, es atribuida al período
altoimperial, posiblemente en los siglos ll-lll de nuestra era.
Como podemos apreciar, en esta estela se encuentra el primer nombre de persona de nuestra comarca documenta
do en su totalidad ya que el resto no son sino interpretaciones a partir de grupos iniciales. Se trata de
Aunia, una madre afligida por la muerte de su hija y cuyo recuerdo hemos transportado hasta nuestros días,
utilizándolo para nombrar esta nueva publicación.
Aunia es un nombre relativamente conocido en
Europa y en el norte peninsular. De hecho, también se documenta en los alaveses llarduia e
Iruña.
Es lingüísticamente interesante la forma genitiva de plurál céltico -om , haciendo referencia a "los
licoios", un linaje y modo organizativo indígena suprafamiiiar.
Tanto la difunta como la dedicante Aunia, fueron
probablemente carentes de la ciudadanía romana, según se desprende del sistema onomástico usado.
La estela se encuentra desde su hallazgo en el Museo de Arqueología de Álava.
LUIAONDO.
Estela funeraria discoidal en mal estado de conservación: falta gran parte de la misma y, lo que se conoce, se encuentra dividido en cuatro fragmentos.
Los trozos aparecieron formando parte de un muro en el caserío Aio de
Luiaondo.
Éste se encuentra alejado del centro del pueblo en la ladera de un monte. Aunque su
construcción date de principios del XX y no guarde ningún elemento característico
propio, está documentalmente constatada la existencia de una torre homónima en
dicho lugar.
Fue un antiguo ocupante del caserío quien dio la noticia de dicha estela al malogrado arqueólogo ayalés Félix Murga. Éste, tras su identificación, la trasladó a los fondos del que próximamente va a ser Museo de
Amurrío.
Tiene aproximadamente unos 60 cm de diámetro, lo que la convierte en un ejemplar de tamaño considerablemente grande.
Está decorada por ambas caras. En una de ellas, se aprecian una serie de cinco círculos concéntricos. En el más Interno -d e unos 15 cm de diámetro- se halla incisa una
cruz griega.
En la parte posterior, se reproduce una decoración caótica que parece reflejar motivos vegetales.
A falta de realizar un estudio en mayor profundidad, a modo provisional, el arqueólogo I. García Camino, la ubica en torno al s. IX aunque
su gran tamaño podría ser indicativo de haber sido elaborada en épocas anteriores.

MENAGARAI.
Estela funeraria discoidal localizada delante de la iglesia de San Pedro
de Menagarai y entregada por Joseba Egiraun en el año 1.996 al Museo de Arqueología de Álava.
Realizada en un bloque de arenisca, posee cabeza ovalada que finaliza en un vástago rectangular. Con un grosor de 4,5 cm mide en su eje
mayor 35,5 cm y 30,5 en el menor.
Su decoración es llamativamente sencilla y tan sólo aparece en una de sus caras. Consiste en dos pares de trazos, uno formado con dos líneas
paralelas y el otro por otras dos no-paralelas y que se cruzan entre sí formando una especie de sistema reticular
Su datación es difícil por la carencia de elementos significativos pero
podrá tratarse del siglo V III-IX.

FOTO CEDIDA POR EL MUSEO DE ARQUEOLOGÍA DE ÁLAVA.

ARTZINIEGA.
Estela funeraria discoidal realizada sobre un bloque de arenisca. Probablemente, al igual
que la anterior, formó parte de una necrópolis ya que fue hallada en los jardines del
Santuario de la Virgen de la Encina en Artziniega, mientras se procedía a realizar unas zanjas para instalar un sistema de iluminación nuevo.
Aunque desaparecido, se aprecian los restos del vástago inferior, quizá de forma rectangular.
Está además decorada por ambas caras. En una de ellas, aparecen toscamente dibujados
dos círculos concéntricos sobre los que se inscribe una cruz griega de trazo simple y con un
marcado más profundo que el de los círculos.
En la otra cara, se observan en el centro de la estela tres círculos concéntricos.
Desde el
más exterior de ellos se desprenden una serie de líneas, sin aparente orden, y que dan al
conjunto una apariencia de representación solar.
Actualmente se encuentra en el Museo de Arqueología de Álava.
Su datación, con las limitaciones oportunas, podría ser similar a las anteriores (s. VIII-IX).
OROZKO.
Se trata de una estela funeraria discoidal realizada sobre
una piedra arenisca llamada "Araneko harria" y que ha dado nombre al lugar. Tiene un diámetro de 40 cm y un vástago
inferior rectangular de 14 cm de base y unos 7 de alto. Su grosor es de 12 cm.
Está decorada tan sólo en una de sus caras, con una cruz
griega poco apreciable y cuyos trazos miden 4 cm de ancho.
Está ubicada en un páramo situado en las estribaciones
occidentales de Gorbeia, en torno a los 1000 m. de altitud, y a pocos metros del límite entre Bizkaia y Álava. Sus coordenadas geográficas UTM son 30T 0511267 / 4767015 (N43º
03,232' / W 02º 51,775' en grados).
Es una estela de cierto renombre ya que lleva una leyenda asociada -muy
conocida en los alrededores- y que básicamente viene a contar que una chica
que iba de Murgia al caserío Arane de Orozko fue atacada por los lobos y murió
allí mismo. No se encontraron de ella más que los pelos. Existen otras variantes
y detalles que por su extensión serán desarrollados en un futuro artículo específico.
A pesar de ello, su existencia era desconocida hasta no hace mucho tiempo.
El mismo José Miguel Barandiarán realizó una visita al lugar el 23 de mayo de
1.922 y, al no saber de la estela creyó ver "dos piedras enhiestas como formando dos costados de una cámara dolménica. Ellas contribuyen sin duda a perpetuar el nombre y la leyenda".
Conmovidos por la curiosidad, dos miembros
de la actual asociación "Aunia" examinamos la zona en un ya lejano año
1.985 para deducir que la cámara dolménica encontrada por Barandiarán no era tal. Rebuscando en una
franja rocosa situada a unos 25 m. al oeste del collado descubrimos, oculta entre rocas, la hermosa estela que ahora nos ocupa. En cualquier
modo, alguien desconocido había marcado con pintura años antes la cruz incisa en la misma, ya
que podían apreciarse restos de la misma.
Posteriormente, fue erigido un monumento y la estela se fijó con cemento. En dicho monumento reza una placa: " Araneko arri. A una
chica le comió el lobo. 24 de diciembre de
1.308. Caserío Arane. Picaza - Garay. Orozko, 20-6-88 ". Por supuesto, la fecha
del fallecimiento no tiene ningún razonamiento histórico y los nombres finales
corresponden a los apellidos de los que erigieron dicha construcción. Posteriormente ha vuelto a ser remarcada con pintura la cruz de la estela.
Para concluir, podemos decir que se trata de una estela funeraria medieval, ligeramente ovalada y ejemplo perfecto de las relacionadas con una muerte violenta, en
contraposición a las que señalan enterramientos cercanos a las necrópolis.
OROZKO.
Al Igual que la anterior, se trata de una
estela situada en una zona deshabitada de montaña en la misma estribación de
Gorbela, a unos 850 m. de altitud. Sus coordenadas geográficas UTM son 30T - 0510715 /
4769460 (en grados, N 43º 04.665' -W 02º 52,103').
Se encuentra en la cima de un resalte conocido como Kurtzegan, a caballo entre el
collado de Urizar y una cumbre llamada Kolometa.
En esta ocasión no hay una leyenda asociada y su existencia
es relativamente desconocida. Una vez más, el topónimo nos evidencia su anterior
presencia {Kurtzegan, "alto de la cruz").
Se trata de un bloque rectangular de arenisca cuyos extremos superior e Inferior parecen fragmentados. Su base, actualmente
no visible por encontrarse recubierta con cemento, es de unos 15 cm. De lo que hoy
en día está expuesto, su altura en el lado mayor es de 40 cm frente a los 30 del menor.
El ancho es de 25 cm y su grosor de 12 cm. Sobre ella, se halla labrada en relieve una cruz latina compuesta por unos brazos de
5 cm de anchura. La estela estuvo exenta hasta su fijación con cemento en
1.988.
La falta de más datos contextúales hace difícil su datación si bien podría tratarse
-con todas las reservas- de un ejemplar bajo-medieval. Quizá convenga llamar la
atención sobre el topónimo cercano Urizar ("poblado viejo").
Dados los evidentes riesgos de sufrir algún deterioro o robo, tanto esta estela como
la anterior, deberían ser trasladadas a un museo.
LAUDIO.
En el barrio Isusi se encuentra el caserío Beaskoetxea. Sobre el
balcón de la fachada principal de éste se encuentra encajada en la pared un bello ejemplar de estela
funeraria. La noticia de su existencia nos fue comunicada por Joseba Amondo Eskuza en el año
1.995.

Ubicación de la estela en
fachada.
Al parecer, el caserío actual está edificado en el año 1.905 ya que el anterior se arruinó en un
incendio. Según ha sido transmitido, la estela ocupaba una posición similar en el antiguo caserío.
Se trata de una obra realizada sobre un bloque de arenisca y consta de un disco de 33 cm de
diámetro y un vástago inferior alargado en forma rectangular que hace que el conjunto tenga
una altura total de 50 cm.
El disco tiene ligeramente vaciado su interior formando un borde que remarca toda su circunferencia. En su interior, sobre
saliente, una cruz latina con terminación trebolada y cuyo eje vertical recorre todo el vástago.
Su datación resulta complicada pero podría situarse a fines del medioevo o siglos posteriores a
éste (s. XVI).
Su existencia ha sido absolutamente desconocida, incluso entre los vecinos del lugar.
Podría ser relacionada con el cementerio no muy lejano o con el santuario de Sta. María del Yermo,
situado en una antigua ruta comercial de gran importancia.
AIMDAGOIA.
Estela ubicada en el bello pueblo de Andagoia, perteneciente al municipio alavés de
Kuartango. Se encuentra en una de las paredes que delimitan el cementerio de la
iglesia parroquial dedicada a Ntra. Sra. de la Asunción.
Está labrada en piedra caliza y consta de un disco de 29 cm de diámetro que descansa sobre un
vástago trapezoidal, con una anchura en el punto de encuentro con el disco de 17 cm. El conjunto,
en su totalidad, ofrece una altura de 43 cm y un grosor de 13 cm. Además de por su material de
construcción, es llamativa por su vástago y por su exquisita decoración presente en ambas caras.
En el anverso, se representa un motivo muy recurrido en el arte popular y consistente en crear una
especie de flor de seis pétalos valiéndose del compás, trazando varios arcos de círculo con la misma medida con la que ha sido realizada la circunferencia.
En el reverso, una banda recorre todo el borde del disco. En su interior tiene grabada una cruz griega
cuyos extremos se van ensanchando. es decir, lo que habitualmente se conoce como cruz patada.
Su datación. imprecisa, ser de finales de la Edad Media o posterior (s. XV-XVI).


UZKIAINO.
En la parte superior del pueblo de Uzkiano (municipio alavés de
Urkabustaiz) se encuentra la ermita de Goikoana o Goikoama.
En unas recientes obras de reparación fue
colocada la estela sobre unos soportes metálicos en la pared su altar. Los vecinos dicen no
conocerla anteriormente aunque bien pudiera haber sido localizada en los alrededores.
Consta de un disco no completamente circular de algo más de 60 cm de diámetro. A pesar de no
tener vástago inferior se aprecian marcas de su anterior existencia. El punto de unión entre ambos debió ser unos 20
cm. Probablemente, el escaso grosor de la estela -apenas 5 c m - debió facilitar su ruptura.
Actualmente sólo presenta decoración en una de sus caras ya que la otra parece
hacer sido destruida.
En la cara principal aún se aprecia el punto central para la instalación del
compás. Con él debieron trazarse los dos círculos concéntricos incisos. Entre
ellos aparecen unos temas geométricos compuestos por ondulaciones y algunos motivos rectilíneos.
En la parte Interior del menor de los círculos y ocupando la parte central
de la estela se crean otros tres conjuntos decorativos formados por cinco semicírculos también concéntricos.
Cronológicamente su elaboración podría datarse en torno a los siglos
Vlll-X.
En la misma ermita, en una sala accesible desde el exterior, ha sido utilizada
como dintel de la puerta la tapa de un sepulcro.

Ubicación de la estela junto al
Altar.


ARESPALDITZA.
El único caso de los tratados en este artículo cuya estela tiene fines conmemorativos y no funerarios. Se trata de una pieza cuadrangular de arenisca, planteada en
posición horizontal y cuyas medidas laterales son de 50 por 40 cm.
Posee además material epigráfico, algo que nos sugiere su importancia. En ella
podemos observar en la parte izquierda una talla deteriorada de una persona en
posición tronal.
Hay quienes han visto en ella una imagen de San Pedro y quienes
lo identifican con la representación de un monje. A la derecha de dicha imagen se
puede apreciar escrito el siguiente texto: "ERAM MCCV HIC CONTINEMTURABAS
PETRUM", es decir, " Año 1.205. AquÍ se reunía la abadía de San Pedro".
Debemos tener en cuenta que el año corresponde al 1167 tras aplicar los ajustes
correspondientes a las reformas realizadas en los calendarios por el Papa Gregorio
XIII en el año 1582 y que recogen reestructuraciones anteriores.
La grafía está incisa y no presenta problema de lectura, excepto el que pudiera
plantear la letra T que se escribe según grafía común de la época.
URDUÑA.
Existe en Urduña una laude funeraria que, si bien no corresponde a la tipología
propiamente dicha de las estelas, vamos a reseñar por dar más amplitud
al presente trabajo.
Se trata de una gran placa marmórea ubicada en una pared exterior de la parte
más antigua del santuario de Ntra. Sra. de la Antigua, junto a una puerta gótica. De
forma rectangular, circunvalando todo su perímetro, aparece una inscripción que
dice: " Aquí está(n) sepultados Diego López de Madaria e su mujer.
A(ño) die) 15.. (ilegible)".
Aunque falte parte de la fecha, sabemos que corresponde al siglo
XVI.
Lo más llamativo de la estela es que en su parte central se halla dibujado un símbolo que representa a los mercaderes,
algo de muchísima importancia en Urduña.
Sin duda, hace referencia a un personaje importante del momento que debió
conseguir grandes fortunas con el comercio.
OTROS.
En el término conocido como los Pasos de
Gordeliz (Artziniega) fue localizada una gran piedra -hoy desaparecida- con inscripciones y correspondiente a la época de la romanización.
Por los indicios, parece que se trataba
de un ara y no de una estela funeraria.
BIBLIOGRAFÍA.
Estelas romanas de Laudio;
La romanización de los valles cantábrico
alaveses. El yacimiento arqueológico de Aloria. Juan José Cepeda. Edita: Museo de Arqueología
de Álava. Colección "Exposiciones", 2.001.
El poblamiento antiguo de Llodio-Laudio y el origen del topónimo. José María Vallejo Ruiz.
Edita; Laudioko Udala. Colección "Bai", 1.996.
Estela de Uzkiano e información general;
Euskal Herriko Erdi Aroko hilara eta
inskripzioak (VI-XI mendeak) I Euskal Herriko Mendebaldea. Agustin Azkarate e Iñaki García
Camino. Edita: Eusko Jaurlaritza - Kultura Saila
y Euskal Herriko Unibertsitatea, 1.996.