ESCULTURA
ESTATUARIA FUNERARIA DE LA CHINA TANG.
CHINA
TANG.
LA ESCULTURA ECUESTRE EN EL CONTEXTO DE LA ESTATUARIA FUNERARIA DE LA CHINA
TANG.
Yolanda García Quílez.
Dirección del doctor José de las Casas Gómez. Madrid, 2009.
ISBN: 978-84-692-7195-7.
Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Bellas Artes. Departamento de Escultura.
4.5.c. Refinados pasatiempos: excursiones a caballo, caza y polo.
Si la posesión de caballos y la equitación eran ya de por sí un símbolo de
estatus, a partir del año 667 se convirtieron en un privilegio aún mayor, después de
que Tang Gaozong [Li Zhi, r.649-683] promulgara un edicto prohibiendo estas
actividades a las clases inferiores: comerciantes y artesanos (126 ).
Las consecuencias de este edicto se dejaron ver también en panorama artístico de la época. Los
encargos de obras cuya temática gira en torno al caballo aumentaron, debido sin
duda a que su valor representativo se vio reforzado. Los cortesanos solicitaban
escenas en las que se les representara ociosos, practicando sus más preciados
pasatiempos: paseando a caballo, cazando o jugando al polo, fig. 29.

29. La dama Guo Guo sale de excursión en primavera (fragmento)
Li Gongling (1049-1106) Dinastía Song. Copia de una obra Tang realizada originalmente por Zhang Xuan (act. primera
mitad del siglo VIII). Rollo horizontal: tinta sobre seda. 33,4 x 112,6 cm. National Palace
Museum, Taipei En la escena aparecen Yang Guifei y sus hermanas, acompañadas por una joven sirviente y un eunuco. Zhan Xuan fue
conocido sobre todo por sus retratos de hermosas cortesanas
Esta temática no se dio de forma aislada en la pintura cortesana sino que se
trasladó también al ámbito funerario. La tumba, concebida como un universo, debía
reproducir el mundo idílico del que gozaría el difunto en la otra vida. Durante la
dinastía Tang se añadieron nuevos temas a los programas iconográficos de la
arquitectura funeraria Han.
En la dinastía Han se describía el viaje que debía seguir el alma del difunto y se le guiaba, colocando elementos que marcaban las
cuatro direcciones y otros elementos como las torres que marcando la transición
entre los dos mundos.
Se representaba el cortejo fúnebre con escenas de procesiones protocolarias, comitivas militares y excursiones al aire libre. Los
motivos se pintaban sobre los muros, se tallaban en relieve sobre elementos
arquitectónicos como dinteles o jambas y se recreaban en tres dimensiones con los
mingqi.
Durante la dinastía Tang la pintura mural, en parte influida por los usos
budistas, se extendió por todo el interior de la tumba, incluidos los techos. La
temática se vio envuelta de un halo de realidad, el énfasis didáctico de acuerdo con
la moral confuciana característico de la dinastía Han, fue siendo remplazado por un
programa centrado en la figura humana y en las situaciones concretas de la
vida ( 127 ).
Esta secularización se produjo paulatinamente a lo largo del siglo VII. Su
definitiva estandarización permitió nuevas interpretaciones en el siglo VIII.
Un ejemplo paradigmático son los murales de la tumba de Li Xian
(Zhanghuai, 654-684) (128 ).
Dentro de las escenas protocolarias habituales, aparecen representados, por primera vez, dignatarios extranjeros venidos para participar en
las exequias, cap. II, fig. 84.
La inclusión de estas figuras en el cortejo manifiesta una clara intencionalidad: demostrar el prestigio de la corte Tang y dejar patente
el rango de Li Xian en particular ( 129 ).
Otro tema tradicional que aparece renovado en la tumba de Li Xian es la
escena de caza, que aparece justo antes de los dignatarios, en la pared este de la
rampa de acceso, fig. 30.
En este caso no hay ninguna presa ni hay un único
tirador. Tampoco aparece un grupo de músicos a caballo.

30. Escena de caza que aparece representada en los murales de la tumba de Li Xian (detalle).
Año 706 dC. Dinastía Tang. Frescos de la tumba del príncipe Li
Xian. Sección segunda. 149,5 x 185,5 cm en total. Shaanxi Provincial
Museum. En la parte inferior de la imagen aparece un cazador a caballo sobre cuya grupa está representada un
ave rapaz. Justo encima, otro cazador porta sobre la grupa de su caballo una onza con un pelaje muy
reconocible, similar al del leopardo.
No se representa un entrenamiento militar, propio de tiempos de paz, sino
una actividad lúdica, practicada asiduamente por el difunto de acuerdo con su
rango. En la escena aparecen también halcones, buitres, perros, y onzas, mamíferos
con pelaje de leopardo y cuerpo similar al del perro que fueron importados de
Persia, donde fueron domesticados para su uso en la caza ( 130 ).
La caza con onza, montada en la grupa del caballo, era un privilegio exótico restringido a la
aristocracia más exclusiva. La corte Tang recibía a veces perros de caza como
tributo de otros estados como Samarcanda en los años 713 y 724 o Kucha en el año
721 ( 131 ).
Por otro lado estos murales prueban que, tanto la cetrería como la
recepción de aves para la caza de volatería como tributos de estado, siguieron
practicándose pese la prohibición de Tang Gaozong ( 132 ).
La escena se cierra con unos pocos jinetes rezagados, que cabalgan entre los árboles, cincha en mano.
Junto a ellos corren unos camellos cargados. Llevan todos los enseres necesarios
para una comida campestre: recipientes para cocinar y leña. Todos los elementos
de este tipo de escenas nos remiten de forma explícita al lujo y a los privilegios
cotidianos de la aristocracia Tang.
En la pared opuesta, en el muro oeste de la rampa de acceso se representa una
escena de polo a cielo abierto fig. 31 y cap. II, fig 87.

31. Escena de polo representada en los murales de la tumba de Li Xian (detalle).
Año 706 dC. Dinastía Tang. Frescos de la tumba del príncipe Li
Xian. 196 x 154 cm en total. Shaanxi Provincial Museum.
El polo se introdujo en China durante la dinastía Tang, probablemente durante el reinado de Taizong. Aún no
hay un consenso sobre si se importó desde Persia, Irán, o desde el Tibet, tal y
como sugiere la etimología del término tibetano pulu ( 133 ).
Todas ellas eran áreas de gran tradición ecuestre. No obstante, algunos investigadores chinos sostienen que
este deporte fue una invención autóctona y basan sus argumentos en un poema del
siglo III ( 134 ).
Las primeras referencias fidedignas, tanto literarias como visuales,
aparecen durante el siglo VII y el VIII. El Jiu Tang Shu recoge la anécdota de un
partido jugado en el año 709, entre un equipo chino de cuatro jugadores y otro
tibetano de diez, dentro de los festejos del compromiso entre una princesa china y
un rey tibetano.
El equipo chino ganó y su capitán, el futuro emperador Xuanzong
(r.712-756), fue por ello afamado ( 135 ).
Una estela conmemorativa nos habla de la construcción de un enorme campo de polo en Chang´an en el año
831( 136 ).
Las reglas del juego eran las siguientes ( 137 ): los jugadores formaban dos
equipos de dieciséis miembros cada uno. Cada equipo ocupaba un campo. El taco o
mazo terminaba en forma de cuarto creciente. La bola o bocha era de madera o de
cuero pintada de rojo. Las porterías eran estrechas, de unos 36 cm.
Estaban delimitadas por dos postes de madera que a su vez sostenían la red. Tanto el
atuendo de los jinetes como los arreos y jaeces de los caballos debían ser elegantes
y vistosos. Una banda militar amenizaba cada partido. La escena que se representa
en el mural de Li Xian aparece no obstante al aire libre y participan en ella unos
veinte jugadores uniformados.
El polo conllevaba sus riesgos, los jugadores podían resultar heridos o
incluso muertos durante el juego, y es posible también que fuera utilizado para
resolver alguna intriga cortesana. Fue criticado por ser una pérdida de tiempo, y
porque dañaba la vitalidad -tan valorada en términos taoístas- de jinetes y
caballos ( 138 ).
Sus defensores alegaron que era un buen entrenamiento para la
guerra ( 139 ).
Lo cierto es que el polo, y en general la equitación, se convirtieron en
uno de los placeres civiles más valorados durante la dinastía Tang. Una de las
fuentes visuales que mejor ilustra estas aficiones son los mingqi.
Las esculturas que representan mujeres a caballo no aparecen de forma
regular hasta mediados del siglo VII. Se conocen desde el periodo Han Occidental
(206 a.C-9 dC), y se representaron en mayor número durante el siglo
VI ( 140 ).
Su inclusión en los ajuares fue mayor a medida que se popularizó la práctica en la vida
real. Curiosamente la mayoría de las figuras de jugadores de polo conservadas son
femeninas. Es difícil determinar la causa de este fenómeno pues esta tipología de
mingqi no era esencial en el ajuar funerario ortodoxo.
Posiblemente su presencia en una tumba indique una predilección especial del difunto por este deporte y su
intención de seguir practicándolo en la otra vida ( 141 ).
La equitación, el polo y la caza fueron practicados por ambos sexos. Puede
que algo tenga que ver el origen no-chino de buena parte de la clase dirigente
Tang, incluida la familia imperial.
La mujer xianbei llevaba una vida más activa y menos recluida que la china.
No obstante, no se puede decir que antes de la dinastía Tang la equitación fuera un privilegio masculino porque hay mingqi de
época Han que demuestran lo contrario.
Sin embargo sí se puede establecer que desde mediados del siglo VII se percibe un clima de renovada libertad e
independencia entre las mujeres de la alta sociedad Tang, sin olvidar por supuesto
a Wu Zetian (r. 684-705), única emperatriz en la historia china.
( 126 ) SCHAFER: op cit (nota 85), pp. 58-59.
( 127 ) FONG, Mary H.: “Four Chinese Royal Tombs of the Early Eighth Century” Artibus
Asiae, Vol. 35, nº 4, 1973, p.325.
( 128 ) Ver también capítulo II, apartado 2.2.f.D
( 129 ) ECKFELD, Tonia: Imperial Tombs in Tang China, 618 – 907. The politics of
Paradise. USA y Canada: RoutledgeCurzon, 2005, p. 111.
( 130 ) ECKFELD: ibid, p. 114.
( 131 ) SCHAFER: op cit (nota 85), pp. 77, 88 y 93.
( 132 ) SCHAFER: ibid, p. 93.
( 133 ) LIU, James T. C.: “Polo and Cultural Change: From T´ang to Sung China”. Harvard
Journal of Asiatic Studies, vol. 45, Nº 1, (Jun., 1985), p. 205. Liu nos remite a Yin
Fa-lu: (On the transmission of polo from Tibet to Ch´ang-an during the Tang
Period) Li-shih yen-chiu, 1959, nº 6, pp 41-44 y nº 8, p. 20.
( 134 ) BOWER, Virginia L.: Polo in Tang China: Sport and Art”, Asian Art, vol 4, nº 1
(invierno 1991), pp. 23-45.
( 135 ) BOWER: ibid, p. 26, y COOKE: op cit (nota 18), p. 49.
( 136 ) LIU: op cit (nota133), p. 207.
( 137 ) LIU: ibid, pp. 206-207.
( 138 ) MICHAELSON, Carol: op cit (nota 79), p.46 y LIU: op cit (nota 133), p. 208.
( 139 ) BOWER: op cit (nota 134), pp. 23-25.
( 140 ) BOWER, virginia: “Two Masterworks of Tang Ceramic
Sculpture”. Orientations. Vol.24, nº 6. Junio 1993, p. 75.
( 141 ) BOWER: op cit (nota 66), pp. 76 y 113.