EL
MONASTERIO DE SAN PRUDENCIO DE MONTE LATURCE.
TEXTO: Diego Téllez Alarcia IMÁGENES: Carlos Sieiro del Nido.
A menos de 20 kilómetros al Sur de Logroño, en las primeras estribaciones de los
Cameros y a los pies de las peñas de Clavijo, se yerguen las majestuosas ruinas
del monasterio de San Prudencio de Monte Laturce.

Tanto lo abrupto del relieve de la zona, como
la extensión y magnitud de los restos, hacen del enclave uno de los lugares más sugerentes
para evocar más de mil años de historia en el entorno riojano.
También es, lamentablemente, uno de nuestros yacimientos arqueológicos
más descuidados y con más riesgo de perderse definitivamente, lo que ha motivado su
inclusión en la Lista Roja del Patrimonio en peligro en España elaborada por la asociación
Hispania Nostra. Su visita y contemplación es un éxtasis tanto de los sentidos como de la imaginación. Para el profesional de la historia
es, además, todo un cúmulo de enigmas.
¿Quién fue San Prudencio? ¿Por qué se elevó en su honor un oratorio en un emplazamiento
tan peculiar? ¿Cuál fue su función a lo largo de casi 1000 años de existencia? ¿Cuáles fueron
sus etapas constructivas? ¿Cómo vivieron sus moradores? ¿Por qué fue abandonado?
La investigación ha ido dando en los últimos
años algunas respuestas a estas interrogantes y ha planteado otras nuevas. Algunas de ellas se
ofrecen al lector a continuación.
El Santo.
San Prudencio.
Las primeras incógnitas que rodean el
monasterio de Monte Laturce surgen en torno a la propia figura del santo bajo
cuya advocación estuvo: San Prudencio de Armentia. Y es que la complejidad de los
testimonios que han llegado hasta nosotros ha producido curiosas paradojas. Una de ellas
radica en el hecho de que distintos hagiógrafos hayan ubicado cronológicamente la vida de
este escurridizo santo en el Bajo Imperio (ss. IV-VI), en el periodo de ocupación
musulmana (s. VIII) e incluso en el s. XII. La propia esfera eclesiástica llegó a dudar de la
historicidad del personaje, suprimiendo su culto litúrgico en el s. XVI. No sería hasta
1762 que el Vaticano devolvería a la diócesis calagurritana la facultad del oficio divino al
santo.
La profesora Igartua Ugarte ha concluido
recientemente, no obstante lo laberíntico de los textos y sus interpretaciones, que "hay
razones para creer que su hagiografía posee un fundamento histórico". Aunque resulta
enormemente complejo deslindar el mito del hecho histórico. En su opinión es posible
ubicar a Prudencio como un obispo mozárabe, que debió de nacer en Armentia, a pocos
kilómetros deVitoria, en el s. VIII, peregrinó a Soria desde su ciudad natal, pasó algún
tiempo haciendo vida de eremita, predicó en Calahorra y desarrolló su labor pastoral en la
sede deTarazona hasta su muerte, sobrevenida en el Burgo de Osma.
Mucho menos creíble es la anécdota que
justifica la elección del Monte Laturce como lugar de descanso definitivo de sus restos.
Según las fuentes hagiográficas el propio santo habría ordenado que su cadáver fuese
colocado en un ataúd y éste puesto a lomos de una mula. Sus restos debían depositarse en
el lugar en el que ésta se detuviese. Lo cierto es que la realidad parece alejarse bastante de la
mística de esta versión de los acontecimientos.
Otras fuentes históricas hablan de razones bien distintas para la elección del estratégico
enclave en el que se situó el cenobio.
Es posible ubicar a Prudencio como un obispo mozárabe, que
nació en Armentia. ( Vitoria-Gasteiz ).

El Monasterio.
El profesor Javier García Turza, aunque no descarta la presencia de pequeñas cédulas
eremíticas previas, sugiere que la abadía habría sido fundada en torno al 925, como
parte de un plan repoblador impulsado por los monarcas Sancho Garcés y Ordoño II.
Su intención era cristianizar y gestionar
la frontera con el Islam, situada por aquel entonces en la región riojana.
Que la zona era realmente conflictiva lo
de muestra el contenido del primer documento que conservamos citando su
existencia, datado en 950, en el que sus monjes con el abad Adica a la cabeza se entregaban con todas sus pertenencias al abad
Dulquito, del monasterio de San Martín de Albelda, probablemente debido a la presión
musulmana. Esta entrega no implicó el abandono total del emplazamiento.
De hecho se realizó en parte, según se indica
textualmente, para garantizar que "nunca faltasen personas que sirviesen a la oblación y
sacrificio". Probablemente en los momentos de mayor amenaza los monjes se refugiasen
en la mucho más segura Albelda. Pero una vez pasado el peligro regresarían a sus tareas
cotidianas en San Prudencio.
Conforme la frontera del Islam fue desplazándose hacia el Este y hacia el Sur,
San Prudencio fue ganando en protagonismo.
Primero consiguió cierta autonomía de Albelda para finalmente independizarse
definitivamente en 1058 gracias a la protección de los señores de los Cameros. De
hecho se convirtió a partir de estas fechas en el panteón familiar de este poderoso linaje
nobiliario que lo dotó a lo largo de más de un siglo de diversas heredades engrandeciendo
considerablemente su poderío económico y su influencia en el territorio circundante.

Hacia mediados del siglo siguiente debido
a nuevos elementos desestabilizadores (conflictos entre Navarra y Castilla) parece volver a perder relevancia en el contexto local
a favor de una nueva fundación: Santa María de Rute, en las cercanías
de Ventas Blancas. San Prudencio será donado a este nuevo cenobio a condición de que la congregación de Rute
pase a ocupar la abadía de Monte Laturce. Este status quo se mantendrá por poco tiempo. En
1203 San Prudencio es donado a la orden del Cister y adscrito a la protección regia,
logrando así una independencia definitiva.
Asistimos a partir de este momento al
comienzo de una etapa de esplendor atestiguado en el incremento de operaciones
(donaciones, compras, ventas) relacionadas con el patrimonio del monasterio. Este
adelantamiento también se deduce de la adquisición de nuevas reliquias, como las de
los santos Funes y Félix del Monte. El punto álgido de este proceso se detecta a finales del
s. XVI y comienzos del XVII, momento en el que se contratan toda una serie de obras
que dan un aspecto totalmente distinto al conjunto monástico.
Por un lado se construye un coro alto en 1594. Por otro sabemos que
en 1616 se está ampliando el refectorio puesto que uno de los monjes dona en su testamento
600 ducados para dichas obras. Por si esto fuera poco en 1617 y en 1620 se encargan
un nuevo retablo y un nuevo órgano a los célebres artesanos Pedro Jiménez y Gaudioso
de Lupe respectivamente.

El fin del Antiguo Régimen trajo consigo
indefectiblemente el del monasterio. Primero sufrió las consecuencias de la invasión
francesa. Luego, en 1821, se procedió a una primera desamortización de algunas de sus
propiedades. La enajenación definitiva de sus bienes fue llevada a cabo el 12 de febrero de
1837, en la casa "llamada del Priorato", en Lagunilla. Los edificios que compusieron el
complejo monacal comenzaron rápidamente a deteriorarse. Su conversión en refugio
de bandoleros fue casi inmediata. Así, por ejemplo, según indica Acha y Hurtado, en "el
año 1869 permaneció largo tiempo escondida en el molino de aceite del Convento, una
partida de forajidos que tuvo por largo tiempo aterrorizados a los vecinos de Ribafrecha, Leza y Clavijo y a los viajeros que discurrían
por la carretera de Soto. Cuando se cometía un crimen por aquellos contornos, la guardia
civil visitaba las ruinas del Monasterio". F. J. Ignacio López de
Silanes Valgañón relata, por su parte, como se convierte "en una cantera
y un gran campo de ruinas, siendo visitado por los buscadores de tesoros y los bandoleros que hacían sus correrías por los montes de
Cameros". Destaca entre estos últimos al "Caldereta", quien, refugiado entre las ruinas
y en busca de tesoros, acabó por sacar a la luz los restos de la antigua iglesia de
SanVicente, que había sido reutilizada como cripta por la iglesia del monasterio.
Poco es lo que se ha salvado de esas riquezas.
El retablo mayor se conserva en la iglesia de San Millán de Barriobusto, Álava, gracias a su
traslado en 1821,aunque algunas de sus partes se perdieron. Las reliquias que
quedaban (la mayor parte de los supuestos restos de San Prudencio ya habían sido trasladados a Santa
María la Real, en Nájera pudieron salvarse y se custodian en la con
catedral de Santa María de la Redonda, donde todavía pueden contemplarse en el altar de San Pedro.

SAN PRUDENCIO PATRONO DE
VITORIA-GASTEIZ.
En 1203 San Prudencio es donado a la orden del Císter y adscrito a la
protección regia, logrando así una independencia definitiva.
El fin del Antiguo Régimen trajo consigo indefectiblemente, el del monasterio.
La influencia en el entorno riojano.
Más allá del conjunto arquitectónico sede, la presencia física, económica, cultural del monasterio trascendió con la comarca del Monte Laturce. No Prudencio una institución tan prestigiosa tan poderosa como San Millán o Santa la Real pero poseyó
tierras, censos y en diversas localidades riojanas a lo varias
centurias. De entre éstas últimas Villanueva de San Prudencio, una villa pertenecía desde 1067 y que todavía adscrita a su jurisdicción según indica Catastro de Ensenada en 1753. Como
consecuencia de todo ello no es extrañar que la abadía cobijase a una media de 20 monjes a lo largo de
los siglos XVII y XVIII. Eran 33 monjes en 1753.
Más allá del influjo económico o social, el cenobio dejó una clara huella a nivel simbólico.
Clara muestra de ello es que atraía la devoción de gran cantidad de peregrinos. Lo
hacía, en parte, gracias a la amplia "colección" de reliquias que Yepes menciona: la cabeza de San
Prudencio (engastada en plata en relicario del altar mayor),y un dedo del
mismo, también engastado en plata, por el cual se pasaba agua y se daba de beber
a los enfermos de calenturas, las reliquias de San Pedro y San Pablo Apóstoles, hueso y un brazo de San Juan Bautista,
que dio el papa Adriano VI a cambio dos costillas de San Prudencio (estos
trueques eran habituales en la época), un dedo de San Juan, engastado en plata y metido en cristal,
una quijada y un hueso grande de San Bartolomé, dos pedazos de la columna en la que fue azotado Jesucristo,
una parte de la Sábana Santa, y arena blanca del sepulcro de la Virgen.
Además, San Prudencio era patrón de localidades cercanas (lo es aún hoy en día) como
Albelda, Nájera o Logroño.

De hecho, a pesar de la prohibición vaticana del culto litúrgico al santo,
el concejo de Logroño mantenía una ofrenda en su honor, conocida con el nombre
de "voto de San Prudencio".Éste consistía en la entrega de cera y un real de a cuatro en agradecimiento
a uno de los milagros del santo: haber acabado con una sequía pertinaz que asolaba la región
en el s. XII. El voto estaba acompañado de una romería a la que contribuían localidades tanto
del valle como de los Cameros: Albelda, Alberite, Clavijo, Lagunilla, Lardero, Leza, Logroño, Murillo, Nalda,
Ribafrecha, Soto, Treguajantes, Trevijano, Ventas Blancas, Villamediana, Villanueva y
Cenzano.
En 1622 se prohibiría la procesión por parte del obispo pero se
permitiría al concejo de Logroño que enviase al procurador mayor y a dos
regidores al monasterio para entregar la ofrenda y comer con los monjes. Hay
noticia de que el voto todavía se cumplía en 1808.Y es que el santo tenía fama de
milagrero. Especialmente reputado era el aceite de las lámparas que daban luz al altar,
aceite que untado en las heridas de Juana Domínguez, la había sanado por completo
de unas llagas en 1556, según el dicho popular. San Prudencio es además patrón
de Álava desde 1645. De San Prudencio son también las fiestas patronales
de Vitoria.
Tiene una basílica, todavía en activo, en la localidad natal del santo:
Armentia, en Vitoria-Gasteiz.
Una mirada al futuro.
Precisamente es de Vitoria-Gasteiz de donde están
llegando nuevos bríos para la valorización y recuperación de este importante monumento. Recientemente
se han desarrollados tareas de registro de información geométrica con el objetivo
de obtener representaciones cartográficas y modelos virtuales de representación a cargo
de un proyecto dirigido por los investigadores José Manuel Valle Melón y Álvaro Rodríguez
Miranda, de la Universidad del País Vasco. Este proyecto está incluido en un programa IP
Erasmus denominado Geometric Documentación of Heritage: European Integration of technologies y es
apoyado por distintas instituciones y empresas, entre las que se encuentra el Gobierno de La
Rioja.
Esperemos que esta iniciativa
pionera encuentre continuidad en el futuro, más allá del estudio topográfico y registro cartográfico de los
restos, en un proyecto global que integre otros aspectos fundamentales como una excavación
arqueológica sistemática, un proyecto de conservación y musealización y un estudio
histórico apropiados. Será la única forma de que nuestros hijos puedan heredar en las mejores
condiciones posibles una de las muestras más singulares de nuestro patrimonio.