CENTRO LITERARIO VASCONGADO.
EL
LIBRO DE ÁLAVA.
RICARDO BECERRO DE BENGOA.
Catedrático numerario de Física y Química,
Académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia, Secretario de la Comisión de Monumentos de la provincia
de Palencia, Socio de número de la Económica de Amigos del País, Individuo de la Academia de Bellas Artes de Vitoria,
Correspondiente de la de Bellas Artes de Valladolid, Fundador y Presidente del Ateneo Palentino;
y Socio Fundador del Centro Literario Vascongado.
VITORIA-GASTEIZ
1872.
Adaptación: J.A.M.
CIUDAD
DE VITORIA-GASTEIZ PROVINCIA DE ÁLAVA.
INTRODUCCIÓN.
«"Bizi hedis baque onian arábat gustiak"»
«¡ Vivan la unión y confraternidad
entre todos los alaveses !»
A medida que asciende el nivel de la cultura intelectual de los pueblos, sienten estos mayores
necesidades para satisfacerla. La época que alcanzamos exige a todos los elementos sociales,
pero a la juventud principalmente, una educación amplia y bien cimentada. Es preciso
estudiar, sin rendirse en el estudio, y dedicando las horas del descanso que nos
dejan nuestras ocupaciones habituales, a la lectura y a la adquisición constante de conocimientos, porque siendo
nuestro siglo eminentemente critico y progresivo, es en las luchas de la inteligencia donde
se templan sus hijos; y en ellas se hacen grandes, y a ellas se debe el que ya no haya mas
castas, ni más nobleza, ni más distinciones ni más timbres, que los que separan
a los hombres
ilustrados de los ignorantes.
De los primeros es el presente y será el
porvenir; de los segundos la triste condición de la esclavitud moral, causa y único fundamento del
atraso y miseria de las naciones.
De la juventud y de la escuela lo esperan todos los pueblos.
La escuela en sus diferentes fases: escuela propiamente dicha, instituto, academia
o ateneo,
donde respectivamente se educan los niños, los adultos y los hombres, extiende cada
día mas el horizonte de sus enseñanzas. Hay una enseñanza necesaria, que da al individuo todo su
valer intelectual, que se adquiere con la originalidad que ninguna otra y que dura toda la vida,
que es imprescindible para todas las clases, lo mismo para el modesto y honrado artesano, que
para el rico y probo comerciante o propietario, que para el digno y distinguido hombre de
carrera, y es la que se recibe en esa edad crítica de los diez hasta los veinte años, en la que se
forman: el físico, el carácter, los gustos y las inclinaciones humanas.
Para ella, ya en la
escuela de niños o de adultos, ya en el instituto o en las academias, comprenden hoy los
programas un número de conocimientos mucho mas grande que el que comprendían hace
algunos años, con objeto de satisfacer las necesidades que la cultura pública
exige.
Y en las escuelas y academias sobre todo,
donde se educa el verdadero pueblo, que así se llama, porque es la parte mas numerosa,
a los
conocimientos fundamentales de la moral, de la lectura y escritura, de la geografía y de la
historia general, de las matemáticas vulgares, de las ciencias naturales rudimentarias y de la
agricultura, añádese el estudio de la descripción e historia de la comarca en que se ha nacido.
A satisfacer una necesidad, hasta aquí poco atendida, viene la idea de generalizar el
conocimiento de esta última asignatura. Así lo exige ese carácter crítico y
discutidor de nuestros tiempos.
Amamos á la provincia que es nuestra madre,
con el corazón, espontánea y naturalmente, pero hay necesidad de que ese amor se fortifique
razonándolo. Y la razón se adquiere con el conocimiento, y este con el estudio. No hay
estudio mas grato para los buenos hijos de un país cualquiera que el de su historia y el de su valer
y significación actual. Se adora a los padres que nos dieron el ser, a la tierra y al horizonte en
los que abrimos los ojos, al pueblo donde corrieron nuestros primeros años,
a las personas
con quienes trabamos nuestras nacientes amistades y cariños; pero esa adoración toma cuerpo,
se ensancha y se arraiga poderosamente, cuando en la historia aprendemos
a conocer y a admirar
á nuestros antepasados, por sus trabajos y por sus gloriosos hechos; y en las descripciones
a apreciar y entender lo que el país natal vale, lo que goza o lo que padece en la actualidad, y lo
que para el porvenir espera.
Como todos, con iguales deberes y
derechos formamos parte de la tierra común, a todos nos interesa igualmente ese conocimiento; por cuya
razón ha de difundirse este donde todos nos reunimos; en la escuela, en la clase de la
academia de adultos y en el ateneo, en las lecturas populares.
Estas ideas, calurosamente acogidas en la
mayor parte de las provincias de las naciones mas civilizadas de Europa, han hecho llegar á manos
de sus hijos multitud de obras diversas, que se leen con avidez, y que multiplican el conocimiento
de tan importante ramo de la educación popular.
Estas ideas, fueron objeto de amistosas
conferencias y cartas, entre los dignos individuos de la Comisión de Instrucción pública del ilustre
Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz en fines de Diciembre de 1.872 y el autor de este ligero y pobre libro
( 1 ).
( 1 ) A los Sres. D. Camilo de Castañares,
Don. Ramón López Yárritu y Don Padre Madinaveitia individuos del municipio y de la Comisión
de Instrucción pública, se debe la iniciativa para que se escribiese esta
obra, lamentándose entonces en el seno del Ayuntamiento de que la ignorancia de nuestra historia y de nuestras leyes, llevase al pueblo por
los temerarios caminos, que nos han conducido al término en que hoy nos
encontramos.
Que la ciudad de "Vitoria-Gasteiz ha demostrado siempre
extraordinario celo y decisión por la instrucción de sus hijos, sabido es en
la patria entera y fuera de ella; ya que sus escuelas son modelo, y ya que los jurados internacionales le han
otorgado honrosas distinciones por tan glorioso concepto. Que el municipio mantiene vivo el
entusiasmo escolar de la juventud, por medio de certámenes, premios y reuniones notables, de
muy antigua fecha, esto de sobra es conocido en los anales de la enseñanza pública, que señala
a
la consideración de las gentes, como un ejemplo digno de ser imitado, los suntuosos edificios, el
orden y la marcha general que la ciudad ofrece en la instrucción.
Pues bien; esa Comisión en
nombre del municipio entero y en obsequio a
las gloriosas tradiciones, a la historia, a los sacrosantos fueros, buenos usos y costumbres de
Álava, trató de que la juventud en sus aulas estudiase también, de un modo lacónico y sencillo
el resumen de la descripción, historia y leyes forales de la provincia; realizando de este modo
un notable adelanto en la cultura. Y más las amistosas relaciones que mis propios
merecimientos, que son nulos, impulsaron a los Señores que componían dicha Comisión,
a designarme, después de nuestras conferencias, para que redactara ese resumen sencillo y lacónico, que
debía ser un modesto libro de lectura. Honroso por demás era el encargo, que con vivo placer
acepté, no porque fuera digno de él, ni mucho menos, pues superiores literatos y hombres de
saber tiene la provincia, que a maravilla lo hubieran desempeñado, con mas títulos que yo,
sino porque dedicado desde hace quince años a
leer los recuerdos y antigüedades del suelo vascongado, y a solazarme a
mi modo en la
contemplación de sus ruinas, de sus tradiciones, de sus costumbres y de sus seculares prácticas,
entretenido durante ese tiempo en emborronar mis albums con la pluma y con el lápiz, sin
orden ni concierto, sin corrección y sin pretensiones, tal cual espontáneamente de mi afición
brotaron los artículos y los dibujos, era esta tarea placentero cumplimiento de mis fervientes
deseos, desde muy antiguo, y con extremado placer, acariciados ( 2 ).
( 2 ) El bosquejo completo de este trabajo, con planos,
retratos y vistas, que aún conservo entre inútiles papeles, fue hecho en
1.857, animado por las aficiones de una
sociedad o tertulia literaria, que se reunía en un alto piso de mi casa de la calle Chiquita, cuyos individuos
ninguno llegaba a los catorce años. De ellos, mis queridos compañeros de aquellos tiempos, algunos han muerto,
otros no sé donde paran, otros aún viven en Vitoria. He
aquí sus nombres: Ramón Olaríaga, José Cormenzana, Cayo Balza,
Baldomero Nafarrate, José María Martínez, Vicente Aguírre, Vicente
Esquivel, Ricardo Bravo y Julián Fernández.
Presenté el plan de la obra
a la Comisión, y
entonces el Ilustre Ayuntamiento, en una comunicación por demás lisongera y honrosísima
para mí, que nunca sabré agradecer bastante y que con cariñoso cuidado conservo, me ratificó
el encargo de escribirla. Era a mediados de Enero de 1.873. Terminé algún tiempo después
otros trabajos literarios en que estaba ocupado y empecé a reunir datos para resumirlos todos
en pocas cuartillas. Los sucesos de mediados de este año, que dieron mayor intensidad
a la
maldita guerra civil, cambiaron por completo la manera de ser de nuestro muy desgraciado y
muy querido país. Entonces, cuando ya tenia muy avanzado mi resumen, se me
cayo la pluma de las manos. Era grande mi pena al ver a un pueblo siempre feliz y venturoso bajo el amparo do sus grandes instituciones, caminar
a su ruina
por lanzarse a locas y temerarias aventuras, desoyendo la voz de sus respetables
Diputaciones, de sus hijos ilustrados y de sus sabios patricios, e inspirado tan
sólo, y explotado en su
misma bondad y candidez política, por extrañas, criminales e indignas
sugestiones. No era
aquella la ocasión para recordar nuestra historia, para rendir un justo tributo
a nuestras leyes,, ni para publicar obras en las provincias.
Guardé las cuartillas escritas, cuyo conjunto vio el individuo de la Comisión de Instrucción
pública, digno concejal del municipio vitoríano, Señor López
Yárritu, a su paso por Palencia, donde este libro se ha escrito, y volví á mi
tarea de defender en la prensa de Madrid y de provincias el buen nombre de nuestro pueblo
vascongado, dentro de la idea de la libertad y de la civilización.
Y para continuar entretenido en mis ratos de
descanso y de vacaciones, escribí otro trabajo análogo al de Álava, titulándolo El Libro de
Palencia, que acaba de publicarse, aceptado, y honrosamente patrocinado, por la Excma.
Diputación y el ilustre Ayuntamiento de la provincia y ciudad respectivas.
Ha cesado felizmente la guerra, y espero
confiado en que el país volverá a gozar de su ventura y de su felicidad, momentáneamente
perdidas. He terminado aquel trabajo y me dispongo a enviarlo al ilustre municipio vitoriano.
Corto e incompleto es, porque no he sabido hacer otra cosa, dentro de los límites de una
obra dedicada a decir en muy pocas páginas lo que los jóvenes deben saber.
No he hecho ni una sola digresión. Creo que ciertos libros han de contener solo lo que se
debe decir, y nada más que lo que se necesita saber. He leído para formar este sumario, todos
los libros antiguos, que respecto a la provincia andan de mano en mano, y me han ayudado
muchísimo entre otros importantes trabajos: la admirable obra de la Historia de la
Legislación, de los sabios Sres. Marichalar y Manrique, y el notable Compendio foral del
distinguido patricio alavés Sr. Ortiz de Zárate.
De cada parte de este libro
podían escribirse, y se han escrito, grandes volúmenes, para el bufete de los hombres ilustrados y para las
bibliotecas. Pero no es ese el objeto anhelado, trátase sólo de popularizar y vulgarizar estos
conocimientos, haciendo un libro de lectura para la juventud.
¡Ojalá que mi desaliñado resumen satisfaga este deseo! ¡Ojalá que nuestros jóvenes alaveses
aprendan en la historia y en el fuero a querer más y más a su provincia y
a procurar su ventura y su progreso! Amando a su provincia se ama a la patria entera; porque procurando el bien
particular de todas las provincias se hará la felicidad de la nación. La cooperación del trabajo y
de la inteligencia de los ciudadanos ha do sostener a la nación, y no
ésta a aquellos, dándoles como de limosna su dinero. Con la inteligencia
y con el trabajo, nuestro país que es verdaderamente pobre, ha sabido ser feliz y distinguirse,
amparado por sus sabias instituciones.
Nosotros debemos continuar la obra de nuestros mayores trabajando, instruyéndonos y
manteniendo vivo y potente el culto a los populares y sanos principios del fuero. Es
proverbial el respeto de los vascongados a sus autoridades paternales; esa virtud debe ser la norma
constante de nuestra conducta. Nuestros Diputados rinden a su vez absoluta lealtad y respeto
a los altos poderes del Estado, y de este modo jamás cabe en nuestro pueblo la posibilidad de que
contribuya a perturbar la santa y bienhechora paz, que tanto necesita España. Por no respetar
a las Diputaciones ha sido nuestro pueblo tan desgraciado, y ha sufrido el terrible castigo de
la guerra en dos tristísimas épocas; ¡poderosa enseñanza que no debe olvidar!.
La juventud ilustrada y trabajadora, no se prestará jamás a ser rebelde contra la provincia,
su santa madre, pues es propio sólo de la ignorancia y de la holgazanería el soñar que en
sangrientas contiendas podrá la aventurada fortuna premiar con sus favores al que huye
criminalmente de la ruda pero honrosa carga del trabajo.
Sea este libro un pequeño esfuerzo más, un paso seguro, dado en la tarea de la ilustración
de los jóvenes alaveses, para que se acreciente su amor a la provincia,
a sus instituciones, a su glorioso pasado, a la paz presente y a la
prosperidad en el porvenir.
2 de Abril de 1.876.
PROVINCIA DE ÁLAVA.
P R I M E R A P A R T E.
Descripción geográfica.
El nombre de ÁLAVA, como todos los nombres vascongados, que designan regiones,
sitios o pueblos, indica la cualidad del punto designado, y quiere decir «llanura inmediata
a las montañas» tal cual es la comarca central de la provincia que da nombre
a toda ella ( 3 ).
Así viene llamándose en los testimonios y
noticias históricas desde el siglo IX.
( 3 ) Deben aprender los alaveses, siquiera sea por
rendir culto al incomparable idioma vascongado, las etimologías de los pueblos y sitios en donde viven , y cuyo
origen demuestra la gran extensión que antes tuvo el vascuence; así por ejemplo, en las inmediaciones de
Vitoria-Gasteiz : Arriaga quiere decir sitio de piedras; Arechavaleta robledal
extenso ; Judimendi monte de los judios ; Urbina dos aguas; Elorriaga lugar ó sitio de zarzas; Zaldiaran
silla o lomo de caballo; Mendióla ferreria del monte, etc, ETC.
I.
Situación, límites y extensión.
La provincia de Álava, una de las tres llamadas Vascongadas, está situada en el
centro y vertientes meridionales del Pirineo eúskaro, entre los 42°, 23' 46" y los 43° 8' 5" de
latitud N. y los 0° 32' 21" y 1° 21' 31" de longitud E. del meridiano de Madrid.
Son sus límites: al N. la provincia de Guipúzcoa y el señorío de Vizcaya, con las que
confina respectivamente por las sierras de Elguea, montes y puerto de
Arlaban, Albertia, montes de Aramayona, Amboto, Gorbea, Altube y los valles de
Oquendo y Gordejuela; Al O. con la provincia de Burgos por la sierra Salvada, montes de Quivijo, Valdegovía,
Valderejo y sierra de Árcena; Al S. con la misma de Burgos y la de Logroño por el Ebro, y parte de la sierra de
Toloño, y Al E. con la de Navarra por la sierra de Cedes, montes de Orbiso, de Andía y sierras de
Urbasa, Alzania y San Adrián.
Este territorio, cuya mayor longitud de N. a S. es de más de veinte leguas, y de diez y
seis de E. a O., comprende una extensión de ciento diez y seis leguas cuadradas.
II.
Constitución Geológica.
El suelo de la provincia ofrece dos grandes formaciones:
1ª El terreno secundario en la
especie crelácea, que ocupa toda la llanada de Álava y las cordilleras, hasta las vertientes
del S. de los montes de Vitoria, cuya formación vuelve a presentarse en los barrancos de
Peñacerrada, desde los montes de Treviño hasta la sierra de Toloño. Abundan en este
terreno, entre otros muchos fósiles: el Spatangus cor anginum que llena toda la sierra
de Badaya y el suelo de Vitoria, los pectens, terebrátulas, amonitas, belemnites y volutas.
2ª El terreno terciario
(eoceno), que se extiende en la mayor parte del condado de Treviño hasta la ribera izquierda del Ebro. El
terciario (eoceno medio numelítico), con gran
abundancia de sus fósiles característicos, ocupa una larga extensión entre los montes de
Izquiz,
Treviño y sierra de Andia. Además de estas formaciones, se encuentran algunas rocas
eruptivas, lechos carboníferos, y sobre todo extensas fajas de asfaltos entre los montes de
Peñacerrada, Izquiz y Encía.
III.
Montes y minas.
La provincia está rodeada de montes en toda su extensión, y cruzada por ellos en
distintas direcciones.
La rodean por el E. y N. formando el Pirineo vascongado los montes de Alzania, la
sierra y puerto de San Adrián y la Peña horadada, las sierras de
Aránzazu, Artia, Elguea,
Arlabán, Bestibayeta, montes de Albina, Albertia, peñas de Amboto, montes de
Gorbea, de Pagasuri, Altube y altos de Barambio. Tiene al O. la Sierra Salvada, montes de Quibijo,
Arcamo, Gobía, Arcena y Bachicabo, Al S. la sierra de Toloño y la sonsierra de Navarra, y
al E. las sierras de Códes, Izquiz, Iturrieta, Orbiso, Andía y urbasa.
Cruzan su territorio; limitando la llanada, los montes de Vitoria, Júndiz,
Badaya. los Huetos, Araca y Arace y forman el límite meridional del Condado de Treviño los de Faido, Zumento, Tarabero, los Payos, Portilla y San
Formerio.
MINAS.
--En estos montes, y en los distintos
valles comprendidos por ellos, hay abundantes criaderos de minerales, y en tal número, que
cuando la industria minera pueda desarrollarse será la nuestra una de las provincias de mayores productos y de
más vida industrial.
Dan asfalto las localidades de: Peñacerrada y Maestu, Corres, San Román, Lagran,
Bernedo, Antoñana y Vírgala.
Carbón: las de Peñacerrada, Nograro, Zuya y Vitoriano.
Hierro: las de Llodio, Villareal, Aramayona y Oquendo, Ocio, Barrio, Marquina,
Araya, Asparrena, Salinas, Póbes, Rivera Alta, Llodio, Murgia, Salinas, Amurrio y
Zuya.
Plomo: las de Villareal, Barambio, Tertanga, Zuya, Murguía y Lezama.
Zinc: las de Villareal, Barambio y Araya.
Calamina y cobre: las de Villareal, Salinas y Arrastaia.
Azufre: la de Aramayona.
Manganeso: la de Urcabustaiz.
Sal: las de Salinas y Caicedo Yuso.
Y preciosos mármoles negros: la de Anda (Cuartango). Tiene también la provincia
bastantes manantiales de aguas minerales: son sulfurosas las de Aramayona, Gornillaz y SaIinillas de
Buradon; ácido carbónicas las de
Nanclares de la Oca, y Sobrón; sulfhídrico ferruginosas las de Luyando, y sulfurosas
termales las de Barambio.
En todos estos puntos
hay establecimientos balnearios. También existen manantiales pequeños: sulfurosos en
Vitoria, Aberásturi, Heredia, Gordoa e Ilarduya; ferruginosos en Arlabán, Landa y
Llodio, y ácido carbónicos en Vírgala mayor, Laguardia, y Santa Cruz de Campezo.
IV.
R Í O S.
Riegan esta provincia como principales rios:
El Zadorra; que nace al pie de la peña de Munain, cerca de Salvatierra, derivado de la
Sierra de Encía, y que unido a otros varios arroyos, pasa por Zuazo, Heredia, Guevara,
Garayo, Nanclares, Mendizabal y Landa; cruza la carretera de Francia por
Ullibarri de Gamboa, cambiando su rumbo al S. pasa por Arróyave,
Amárita, Mendivil, el histórico puente
de Durana, Gamarra Mayor, cercanías de Arriaga y de Yurre, Gobeo, Margarita,
Trespuentes, lugar histórico de Iruña, Víllodas, Nanclares de la Oca, famoso boquete de La Puebla, Manzanos y
Armiñón y se une al Ebro a corta distancia de Lacorzana.
Vierten sus aguas en el Zadorra entre otros ríos pequeños: los de Otaza, Marieta, Santa
Engracia, Restia, Alegría, Santo Tomás, Avendaño, Lermanda, Foronda, y Leciñana, y el
Ayuda que viene de Treviño.
El Bayas nace en las faldas meridionales de Gorbea, marcha siempre en dirección S.,
atraviesa el valle de Cuartango (Anda) al lado del ferrocarril de Bilbao
a Miranda, riega
a Subijana de Morillas, Póbes, Caicedo, Ereña, Igay, inmediaciones de Ribabellosa, y entra en el
Ebro a media legua de Miranda.
El Omecillo viene del valle de Losa,
provincia de Burgos, atraviesa el de Valdegovía, se une con el de Osma y Caranca, pasa por
Espejo y desemboca en el Ebro cerca de Bergüenda.
El Ibayzabal o Nervión, histórico río de Bilbao, nace en las fuentes de Ureta en la peña
Nervina, marcha en dirección N. pasa por Orduña, Amurrio, Luyando y Llodio; y
penetra en Vizcaya para morir en el Océano en Portugalete.
El Altube nace al pie de las peñas de su nombre, baña a Barambio y se une al
anterior en el límite de Vizcaya.
El Ayuda tiene su
origen en los altos de Oquina y Berroci, atraviesa el condado y puente de Treviño, baja
a Berantevilla y se une al Zadorra cerca de Lacorzana.
El Ega, tiene varios manantiales, se divide en dos brazos y recogiendo el
más principal las aguas de la caudalosa fuente Sagarrota, cerca de Lagrán, toma la dirección E.,
penetra en Navarra, vuelve a bañar en Álava a
Santa Cruz de Campezo, donde se reúne con el otro brazo, y entra en Navarra por el
histórico puente de Arquijas, para desembocar en el Ebro cerca de Calahorra.
V.
Alturas de nivel.
(En metros y sobre el nivel del mar.)
-Gorbea, 1.538.
-Aranguio, 688.
-Amboto, 1.361.
-Arlabán, 617.
-San Adrián. 1.641.
-Sierra de Códes,
1.421.
-Montes de Berroci,
1.175.
-Toloño, 1.263-
-Badaya. 1.037.
-Pie de Altuve,
886.
-Bóveda, 1.207.
-Sierra Salvada, 1.183.
-Vitoria, 525.
-Salvatierra, 599.
-Miranda, 453.
E S T A D Í S T I C A
Y S E R V I C I O S.
I
Población.
Álava tiene 21.892 vecinos y 97.934 almas.
En 1.591 tenía 60.696 habitantes; en 1.780, 71.399; en 1.823. 77.475; en
1.842, 70.167 y
en 1.859, 96.309.
Resumen de la
población.

II.
División territorial.
Está dividida en siete cuadrillas, cincuenta
y tres hermandades, 90 ayuntamientos, y 438 concejos.
Hasta fines de 1.840 solo había seis cuadrillas, pero habiéndose hecho con la hermandad
de Vitoria otra nueva, figuró desde entonces como la primera, la cual por consiguiente está
constituida con la hermandad de su nombre.
La 2ª es la de Salvatierra y comprende las hermandades de Salvatierra,
Iruraiz, San Millán , Arraya y Laminoria, Campezo y Arana.
La 3ª es la de Ayala formada por las hermandades de: Ayala. Arceniega,
Llodio, Arrastaria y Urcabustaiz.
La 4ª es la de Laguardia cuyas hermandades son: Laguardia, Tierras del Conde;
Marquínez, Berantevilla, Salinillas, Aramayona, Villareal y Labastida.
La 5ª es la de Zuya que la forman las de: Zuya, Cuartango, La Ribera, Valdegovía y
Valderejo.
La 6ª es la de Mendoza con las
hermandades de: Mendoza, Gamboa, Barrunndia, Aspárrena, Iruña, Ariñez, Los
Huetos, Badayoz, Cigoitia, Ubarrundia, Arrázua y Lacozmonte.
Y la 7ª es la de Añana; que está formada con las de Añana, Bernedo, Guevara,
Bergüenda y Fontecha, Estavillo y Armiñon, Morillas, Labraza. Tuyo, Portilla, Ijona,
Mártioda, Oquina, Bellogin, Larrinzar, Andollu y San Juan de Mendiola.
En estas hermandades se comprenden una sola ciudad que es Vitoria, 85 villas, 3 valles
y 349 aldeas.
Moderna y judicialmente está dividida Álava en tres partidos, que son: Vitoria,
Laguardia y Amurrio.
III.
Instrucción pública.
La provincia de Álava, según la, estadística más reciente, figura la primera entre todas las
de España por el estado de su instrucción.
Instrucción primaria.
En 1858 había 264 escuelas a las que concurrían 11.500 niños; hoy asisten
a ellas 21.789 niños, hay una escuela por cada 87 vecinos y 303 habitantes, y sabe leer y
escribir el 79 por 100 de la población. Sólo Madrid supera a esta proporción, pero Madrid no es
caso comparable.
La provincia gasta en la instrucción primaria 254.093 pesetas.
Segunda enseñanza.
La provincia posee un magnífico establecimiento destinado a este objeto, dotado con
todos cuantos elementos son necesarios para la instrucción. El instituto se fundó en
1.842.
Concurren a él, por término medio. 250
alumnos en cada curso ( 4 ).
( 4 ) Al ocuparme de la ciudad de Vitoria, quedarán
descritos estos establecimientos.
Academia de Bellas Artes.
Vitoria posee desde principios del siglo este importante
centro instructivo en el que se enseñan: aritmética, geometría, dibujo de adorno, de figura, de
paisaje, lineal, arquitectónico, topográfico y trabajos de talla. Concurren mas de 300
jóvenes de ambos sexos, en épocas distintas, y obtienen brillantes y provechosos
resultados, sobre todo en los artesanos.
Universidad Libre.
Desde hace dos años y
en el hermoso edificio del instituto está establecida la Universidad literaria de Vitoria, en extremo concurrida y favorecida, y en la cual
se estudian las facultades de derecho, ciencias y filosofía y letras ( 5 ).
( 5 ) Por las circunstancias anormales en que se
encontraba Vitoria a finales de 1.873, se suspendieron estos estudios y en
1.876 siguen en suspenso.
Escuela Normal de Maestros.
En los suntuosos y grandes edificios de moderna
construcción, donde la ciudad tiene sus escuelas-modelo, están las cátedras de esta importante
enseñanza. El número de alumnos que concurren es 69 y el de las alumnas 14.
Ateneo.
Uno de los primeros de España por su historia, por sus trabajos, por su
animación, y por los distinguidos profesores que ha dado. Es un centro que honra
a la provincia de Álava.
Academia Cervántica Española.
Centro destinado a cooperar a la gloria del inmortal
autor del Quijote, y a la propaganda y brillo de la literatura.
Academia de Ciencias de Observación.
Sociedad de jóvenes alumnos y profesores de la
facultad de Ciencias para el estudio de las mismas, en lo relativo a la provincia.
Seminario Conciliar.
Fundación particular para los estudios eclesiásticos, establecido en
el antiguo palacio de la Sociedad Vascongada, sumamente concurrido.
IV.
Beneficencia.
Muy escaso es el número de pobres de la provincia que se ven circular por los pueblos
y caminos, porque aunque no son de grandes recursos la mayor parte de las familias
labradoras, se dedican al trabajo con asiduidad en todas las edades, y todos los sexos, y no
dejan que la miseria asome jamás en sus casas.
Para los que, por desgraciadas circunstancias, quedan sin ayuda ni hogar, cada hermandad
tiene establecidos sus socorros, ya en modestos asilos, ya en limpios y sencillos hospitales.
La ciudad de Vitoria socorre y ampara a
sus pobres y a sus enfermos en los magníficos establecimientos: el Hospital de Santiago, y
la Casa de Misericordia, instituciones que son modelo en su género, gracias al
exquisito celo y cuidado de las juntas respectivas, y cuya
descripción se hace más adelante.
V.
Medios de Comunicación.
Ferrocarriles.
Atraviesan el territorio alavés dos vías férreas: la del Norte, y la de
Bilbao a Castejón. La primera, después de cruzar el rio Ebro en Miranda toma la dirección N. E.,
pasa por las inmediaciones de Ribabellosa, Armiñón y Estavillo, estación y fábrica de
Manzanos, cruza el Zadorra y la carretera de Vitoria, pasa por delante de La Puebla, vuelve
a cruzar la carretera y el río, entra en el boquete o paso de La Puebla, toca en la estación de
Nanclares, corre por delante del establecimiento de baños, cruza el río, pasa por los términos
de Lermanda, Margarita, Crispijana y Ali y llega a Vitoria. Corta el alto de Santa Lucía,
marcha por las cercanías de Arcaya, Ascarza, Cerio, Oreitia, El Burgo, Alegría,
pasa el túnel de Chinchetru, sigue a Gaceo, estación de Salvatierra,
Eguilaz, San Román y entra en Navarra en las inmediaciones de Ciordia.
La de Bilbao empieza también en Miranda y dirigiéndose constantemente al N. por el curso
del río Bayas pasa por los términos de Ribabellosa, Qnintanilla, Igay,
y San Pelayo, Hereña, Caicedo, Castillo, Mimbredo, estación de Póbes, Subijana de Morillas, portillo de Techa,
Aprícano, Zuazo, Urbina, Echávarri, Sendadiano, (dólmenes celtas) Catadiano, Anda, (canteras
de mármol) Andagoya, Abecia, estación de Izarra, túnel de Gujuli, altos de
Uzquiano, Lezama, Saracho y Lecamaña, vuelve al Sur, por Aloria, Artomaña y
Délica, dando la vuelta a la peña de Orduña, llega a esta ciudad,
marchando al N. por Lecamaña y Saracho, por Amurrio, Olavezar. Avala, y continúa
siguiendo los márgenes del Nervión por Lujando, la estación de Llodio, la de Areta y entra
en Vizcaya.
Carreteras. La de Madrid a Francia entra cerca de Miranda en el confín marcado con
una columna, pasa el puente de Armiñón, La Puebla, sus Conchas o boquete, Ariñez y
Gomecha, venta de Armentia, el Prado, la ciudad de Vitoria, y los pueblos de Beleño,
fábrica de Escalmendi, Mendivil, Arróyave, puente del Zadorra, Ullíbarri
de Gamboa, Ventabarri y llega al puerto de Arlabán en el confín de Guipúzcoa.
Su trayecto es de unas 8
leguas.
La de Bilbao por Orozco parte del portal de Arriaga en Vitoria, pasa por Arriaga, puente
de Zadorra, Abechuco, Mendigaren, Záitegui, Murguía, Amézaga, (donde empieza
el
camino de Orduña por Belunza, Apreguíndano, Unza y Artómaña), se eleva
a Altuve, (se deriva en otra carretera que va a Amurrio, Llanteno y Arceniega) y termina
más allá de
Barambio en el límite de Vizcaya.
Su trayecto es de 7 leguas y media.
La de Bilbao por Ochandiano se deriva de la de Francia en el Crucero antes de llegar
a Betoño, pasa por el puente de Gamarra, alto de Araca, Miñano Mayor, Luco, puente de
Urbina, venta de Antolin y Villareal, (al entrar en la villa parte otro ramal para Bilbao
también, por Ubidea; al salir de ella nace la carretera de Aramayona que pasa por el monte de
Albina, bajada de Gureya, pueblo de Ibarra, y paso de Santa Águeda) y la vía principal
sigue hácia Ocbandiano pasando por delante del establecimiento de baños de
Gomilaz.
Recorre un trayecto de 5 leguas y media.
De Vitoria a la Borunda: sale del Portal del Rey, y va por el barrio de Arana y pueblos
de Elorriaga, Arcaute, Granja-Modelo, Ilárraza, cercanías de Arbulo,
Echávarri, Castillo de
Guevara, Ezquerecocba, venta de Gaceo, Villa de Salvatierra, dólmen celta
de Eguilaz, Eguilaz, San Román y el límite de Navarra.
El trayecto es de 6 leguas.
De Vitoria a Estella. Parte del anterior detrás de Elorriaga, sube el puerto de
Eguileta, y pasa por Azáceta, Vírgala mayor, Villa de Maestu y de Santa Cruz de Campezo hasta el
puente de Arquijas.
Su trayecto es de 7
leguas y media.
De Vitoria a Logroño: sale por el Portal de
Barreras, cruza la vía del Norte, sube a Arechavaleta, Gardélegui y puerto de Vitoria,
desciende a los Chorros, San Vicentejo, üzquiano, ventas de Armentia, puente del
Ayuda (condado de Treviño), pasa por la venta de Moraza, Peñacerrada, asciende al puerto de
Herrera, y baja a la Rioja alavesa, hasta Laguardia, cadena de Assa, y cercanías de
Logroño.
El trayecto es de cerca de 10 leguas.
Al pie del puerto de Herrera parte otro ramal riojano alavés, que pasa por Samaniego,
Ábalos, Labastida, Briñas, Salinillas, Zambrana y Armiñón.
De Vitoria a Salinas de Añana. Es el camino de Francia a Madrid desde Vitoria
a Ariñez, pero pasado este punto sigue la dirección O. tocando en Nanclares, Montevite, Póbes y
Salinas, hasta unirse con la de Bilbao en Espejo.
De Puentelarrá a Llodio. Esta carretera que corta a la provincia en sus valles y
límites occidentales, pasa por Bergüenda, Espejo, cercanías de Belloqui, Villanañe, Caranca y
Astulez, toca en Osma, entra en la provincia de Burgos, entra en la de
Álava, por debajo de la peña de Orduña, toca en Tartanga, entra en Vizcaya, pasa por la ciudad de
Orduña, vuelve á entrar en Álava, y sigue el curso del Nervión pasando por
Saracho, Amurrio, Luyando y Llodio hasta Areta (Vizcaya).
Su trayecto es de 9 leguas.
VI.
A S P E C T O D E L P A Í S .
Terreno y producciones.
Como comprende nuestra provincia zonas tan distintas, muy distinto es también el
aspecto que en ellas ofrece. En la parte meridional se ve el hermoso país de la Rioja alavesa
dominado por la sierra de Toloño y limitado por el Ebro. El terreno es bastante ondulado,
fértil y fuerte; las vides y los olivares le adornan; no hay un sólo metro de terreno sin
cultivar; las villas y pueblos, todos de mucho vecindario, ocupan, en general, los sitios
más altos, unidos por una excelente carretera y muy buenos caminos. Es la región
más animada, y una de las más fértiles de la provincia. Subiendo la sierra de Toloño, desde cuyo puerto
de Herrera se divisa uno de los panoramas más sorprendentes y hermosos de España, se
llega a la montuosa parte de Peñacerrada, extremadamente distinta de la anterior,
cubierta toda de denso arbolado en los altos, cañadas y valles, desde los riscos de
Buradón al O. hasta el límite navarro al E. es una extensión de nueve leguas. Al bajar
a lo más hondo de las cuencas que forman, se ven los pueblos en estrechas vegas todas cuidadosamente
cultivadas, no habiendo una distancia de un cuarto de legua, en ninguna dirección, en
que no se distinga un modesto grupo de media o una docena de casas con su sencilla
iglesia, que constituyen la mayor parte de los pueblos alaveses, y que por su proximidad,
número y colocación, hacen tan pintoresco y tan original a nuestro suelo.
El Condado de Treviño, verdadera isla castellana, asentada por históricos derechos
en medio de Álava, es muy ondulado en su terreno, si bien no tan cubierto de verdor
ni tan animado. Pasados los altos montes de Vitoria, también poblados de árboles en su
mayor extensión, aparece el llano de Álava, magnifica planicie, rodeada de un anfiteatro
de montañas, toda abierta al cultivo, que contiene más de 60 pueblos, en medio de los
cuales, y sobre la antigua colína de Gasteiz se alza la ciudad de Vitoria. Todos los
caminos, carreteras, arrollos y ríos, están bordeados de árboles, el suelo mantiene una lozanía casi
constante, las montañas están llenas de perenne verdor, y no es raro que como dignos
límites del paisaje, lo adornen con sus brillantes toques de luz las nieves, que coronan las
frentes altísimas de esas fortalezas colosales que se llaman San Adrián, Udala, Amboto y
Gorbea. Las aldeas del llano son de corto vecindario.
Al oriente de este llano las villas de Alegría y Salvatierra ofrecen otros dos
más reducidos, pero también sumamente pintorescos, y en los que tampoco se puede encontrar,
como en toda la provincia, un palmo de terreno que no esté aprovechado, o para la agricultura
o para la ganadería, únicas fuentes modestas, pero seguras de la riqueza del país.
Al poniente, pasada la extensa y áspera sierra de Badaya, está el bonito valle de
Cuartango, especie de simétrica cuenca, en la que se alzan diez y ocho
o veinte pueblos,
cruzada por el río Bayas y la vía férrea de Bilbao, con su famoso pico cónico de
Marinda, sus puentes, canteras y casas de mármol, su barranco de Escorumbe y sus notables
dólmenes celtas. Más al poniente están los valles y hermandades, que confinan con la provincia
de Burgos; de áspero suelo, de hermosos cultivos y de ricos pueblos, región bastante
montuosa, y notables por sus producciones. Al norte del llano de Álava,
más allá de las alturas de Araca y Restia, preséntase el verdadero país montañoso, poco poblado en las faldas de
Arlabán, pero muy animado, en cambio, en el camino de Vizcaya. Los altos de Urbina y de
Gojain cierran la angostura del vallecito de
Villareal, bonita villa rodeada de muchos pueblecitos por el mediodía y el poniente, y
de los altos y poblados montes de Bestibayeta, Albertia y Albina por el Este y el Norte. Una
áspera subida abierta en medio de los bosques da paso al valle de Aramayona, y una suave
y pintoresca cañada que sigue el curso del río Urquiola conduce a Vizcaya por
Ochandiano.
El valle de Aramayona es una notabilísima formación geológica; es un verdadero hoyo
profundo, de legua y media de bajada, rodeado de colosales alturas, decorado con ocho
o diez anteiglesias o pueblecitos, sembrado en todos sentidos, cubierto de frondosa
vegetación, y que guarda en su fondo el pueblo capital Ibarra; comunica con la provincia de Guipúzcoa
por una pintoresca y extensa angostura en la cual está el establecimiento de baños de Santa
Águeda.
No son menos quebrados ni hermosos los valles de Zuya, al pie de Gorbea; de
Barambio, al pie de Altube; de Lezama, Amurrio, Luyando y Llodio en la risueña ribera del
Nervión; los de Zuaza, Oquendo, Menagaray y Arceniaga en el límite septentrional-oeste; porque la
abundancia de aguas que mantienen la rica vegetación en todas las veredas y cercanías de
los pueblos, la variada distribución de los cultivos sostenida por una laboriosidad sin límites,
la belleza de las villas y el gran número de pueblecitos y los centenares de caseríos y
barrios, hacen que estas pacíficas y olvidadas comarcas verdaderos paisajes llenos de encanto y
de vida.
¡Lástima que el cielo, velado casi constantemente por gigantescas nubes
desprendidas de tantas montañas, no contribuya con su limpidez y diafanidad
a completar el verdor, lozanía y hermosura de la tierra!.
Por fin la parte oriental, límite de Navarra, desde los altos de Guereñu, Encía y
Urbasa, hasta las márgenes del Ega, encierra un territorio completamente quebrado, áspero y
difícil.
El aspecto no es tan pintoresco como en las otras hermandades, pero el rudo trabajo de
sus habitantes, que son industriales y labradores, aprovecha todo el suelo roturable, y
llena de animación y vida estos pueblos, cuyo carácter , ocupaciones y especiales industrias difieren mucho de los del resto de la
provincia.
Producciones.
La agricultura es la vida de Álava. Las hermandades riojanas dan riquísimos vinos y entre ellos tienen fama los de
Laguardia, Elciego, La Puebla y Labastida; producen también finos aceites y abundantes
frutas.
Cójense cereales en toda la provincia. El trigo mejor es el de la Ribera
(Antezana, Ereña, Leziñana, etc.) llamado de primera, y de 88 libras de peso en fanega. En el resto del
país cójese además del llamado blanco de 3ª
que pesa 84 libras, y el valenciano de 2ª que pesa 90.
En cebada tiene mucho nombre la de Alegría, en maíz la región limítrofe de Guipúzcoa
y Vizcaya.
En patatas, cuyo cultivo está muy desarrollado, la parte de Treviño. Siémbrase también
mucha zanahoria blanca para alimento del ganado. Recoléctanse en todas las aldeas
alubias, habas, guisantes, garbanzos, centeno, peras, manzanas, ciruelas, guindas, cerezas,
melocotones, y uvas de parra. Vitoria da riquísimas hortalizas, Llodio, Orozco y
Aramayona excelentes manzanas, Puentelarrá buen chacolí.
Se obtienen lino y cáñamo en muchas aldeas, cuyos habitantes los tejen y elaboran
perfectamente.
En las demás producciones vegetales, nuestras maderas de construcción premiadas en los
concursos universales, tienen bastos criaderos en todos los montes del país. Aramayona y
Arlabán dan excelente roble fresnal para edificaciones y tablas de cubería. Gorbea da el
roble fresnal y el haya, lo mismo que los montes de Vitoria. Badaya encinas, muy
empleadas en la construcción de carruajes; las sierras Elguea, San Adrián,
Izquiz, Peñacerrada y Santa Cruz, robles; Cuartango, Lacozmonte y
Valdegovía, tienen buenos pinares; y todos en general producen muchos
arbustos de encinar, bortos, acebuches, lentiscos y otros.
En plantas medicinales de uso aplicado, se cuentan más de doscientas especies. Toda la
extensa parte quebrada de la provincia tiene excelentes, frescos y nutritivos pastos.
En el reino animal merecen citarse: en el ganado lanar los excelentes corderos y leche
de las ovejas churras; en el vacuno las razas finas de vacas y terneras del N.
(Urrúnaga, Villareal, etc..) en el de cerda la magnífica raza cruzada de la Granja modelo de
agricultura; en el caballar los caballos de corta talla pero muy superiores para el trabajo agrícola y servicios rurales, procedentes de
Aramayona, Losa, Contrasta y Oquina.
Es muy notable la raza de perros perdigueros de Vitoria, por sus inmejorables cualidades
cazadoras y por sus esbeltas formas. En la caza, ocupación favorita de los
alaveses, y muy particularmente de los vitorianos, se encuentra: extraordinaria abundancia de
codornices y perdices en todo el país; muchas liebres, aviones, y sordas, ánades, gansos,
francolíes, alcarabanes, y percazas en todas las riberas y lagunas; corzos en
Gorbea, Peñacerrada y Villareal; javalíes en Badaya, palomas torcaces en los montes de Santa Cruz, y
ardillas en Cuartango y Valdegovia.
En la pesca: el Zadorra cría magníficas anguilas; las aguas de Gorbea ricas truchas;
el Zalla, y otros riachuelos, gran cantidad de cangrejos, y todos los ríos muy numerosa y
diversa variedad de pececillos.
En cuanto al clima, véase lo que se indica en las observaciones meteorológicas de Vitoria.
VII.
Industria.
Además de la industria minera, que con
períodos do mayor o menor animación, se sostiene en Villareal, Barambio, Maestu, y
Peñacerrada, cuenta el país con los grandes establecimientos vitorianos, que dan productos de
ferretería, ebanistería, alfarería y confitería; curtidos, chocolates, camas de todas clases,
coches, armas, conservas, velas, colas, y otras muchas manufacturas. Son notables también
las ferrerías de Araya, las fábricas de asfalto de Maestu y las elaboraciones de vinos limpios
y perfeccionados y aguardientes de la Rioja; las fábricas de harinas de Manzanos,
Abechuco, Escalmendi, Salvatierra, Vitoria y Cárcamo, habiendo además, en algunos pueblos,
acreditadas especialidades de la industria manufacturera.
VIII.
Ferias y mercados.
Tienen lugar: En Vitoria el día 25 de Julio; en Salvatierra el 24 de junio; en Añana el 15
de Mayo; en Valdegovía el 1.° de junio y el 18 de Septiembre; en Quejana el 24 de Junio;
en Villareal del 9 al 16 de Septiembre. Celébranse en Vitoria tres mercados semanales de
cereales, ganado vacuno, lanar y caballar; en Salvatierra todos los martes, y en las
principales villas en días también fijos de cada semana.
IX.
Culto y clero.
Hasta la creación de la diócesis de Vitoria los pueblos de Álava
correspondían a cinco obispados:
El de Calajorra, que comprendía 390 pueblos con 337 parroquias matrices, 35 anejas,
4 conventos y 139 ermitas.
El de Burgos, que comprendía 33 pueblos con 28 parroquias matrices, 5 anejas y 12
ermitas.
El de Santander, que comprendía 11 pueblos con 8 parroquias matrices, 1 aneja y 8
ermitas.
El de Pamplona, que comprendía 1 pueblo con una parroquia matriz y 3 ermitas.
Y de Calahorra y Burgos unidos 1 pueblo con una parroquia matriz.
O sea un total de 416 parroquias, servidas por 663 eclesiásticos, cuyos haberes y gastos
eran de 2.544,786 reales.
Instalada la diócesis, han quedado arregladas la catedral y los curatos de diferentes clases de
esos 390 pueblos, con arreglo al Concordato, como las demás provincias de España.
X.
Carácter y Costumbres.
País pobre y montañoso el de
Álava, imprime a sus hijos costumbres de sobriedad y de trabajo. El alavés es labrador activo,
incansable, y en las labores del campo trabaja con su familia entera, con su esposa, con su madre, con sus ancianos padres y con sus hijos jóvenes,
en cuanto pueden levantar la azada o voltear el suelo con la laya. Es económico en grado
sumo, porque la poca extensión de las propiedades, aún con incesante trabajo no da sino
regulares ganancias. En el hogar doméstico reinan el amor y el respeto
más naturales y profundos, el orden más sencillo, y la mas cumplida y benéfica limpieza. Las mujeres y las
jóvenes aldeanas tienen a grande honra el ostentar sus casas, y sus enseres «limpios como
la plata.» Todos los niños alaveses van a la escuela, todas las escuelas, por humildes que
sean, pudieran pasar por modelos en otras provincias, y todos los maestros están bien
pagados. Los labradores viejos son un tanto refractarios a las reformas agrícolas, pero los
jóvenes han demostrado en las exposiciones
provinciales, habidas en la Granja modelo, que están dispuestos á admitir y que admiten y
practican todas las mejoras que la prudencia, las condiciones del país, y el consejo de los
inteligentes les brinden a realizar. La juventud agrícola alavesa educada en la Granja modelo
ha dado al resto de España los mejores, más
prácticos, más sumisos y más leales encargados de las explotaciones rurales en las dehesas
y propiedades de alguna importancia.
Los alaveses idolatran a su país; practican desde hace veinte siglos sus independientes y
populares costumbres forales, cuya constitución jamás escrita, pero
jamás alterada, han aprendido, como aprenden los preceptos agrícolas, oyéndola de boca de sus padres y
ejercitándola desde la, juventud. Veneran, más que respetan, a las autoridades
forales, y tienen a su administración particular y general, como lo es en efecto, como la
más sabia, la más sencilla, la más equitativa y la más noble de todas las administraciones.
En Álava no se conoce el tipo del colono o inquilino temporero y errante, origen de la
miseria rural, tan numeroso en otras provincias, porque los inquilinos agrícolas vinculan
de generación en generación los arrendamientos con gran provecho de los propietarios y de
ellos mismos que de este modo consideran y estiman como suya la tierra que labran.
Trabajando en el campo las mujeres, llevan al
matrimonio, por pobres que sean, la valiosa dote de duplicar desde el primer
día los brazos útiles de la casa, así es que en cada puñado de tierra alavesa vive un matrimonio sin llegar
nunca a la miseria. Y con el saludable ejemplo del trabajo del padre y de la madre,
toma los niños como una necesidad esa virtud honrosa, y son por necesidad trabajadores, y es
claro, por necesidad ahuyenta la holganza y con ella los vicios. No dan casi nunca las
aldeas ni villas alavesas el tipo del joven perdido. La misma humildad de la casa y la
pequeñez de la labranza les salva.
Que son fieles creyentes y religiosos, no hay para qué decirlo, porque todos los labradores
y campesinos del mundo lo son, cada uno en su creencia. Lástima horrible que esta natural
sencillez religiosa se explote para criminales fines fratricidas entre todos los campesinos y
labradores de España y del mundo entero.
Tan asiduos como son en el trabajo, lo son también en la celebración de sus alegres
fiestas. En los días llamados de precepto, después de cumplir los deberes de vecinos en sus
democráticas asambleas o concejos, después de cumplir con Dios en el templo, el corto
vecindario de las villas y pueblos se divide en dos porciones; los vecinos casados juegan
a los bolos en todo los pueblos del llano de Álava y valles circunvecinos, y los jóvenes bailan al
son de la pandera; hay entre las aldeanas escelentes cantadoras. En la Rioja se baila al
son de la gaita y del tambor; y en Villareal, Aramayona y demás villas del N. usan el
agradable y armonioso tamboril vascongado, y bailan el zortzico, con el
aurresku y el alchesco y demás variaciones de la danza eúskara. Las fiestas anuales de los pueblos, las
cofradías, y las Juntas forales se celebran ruidosamente con convites, músicas, novillos,
fogatas, fuegos artificiales y bailes públicos y particulares. Contribuyen siempre muchísimo
a animar estos espectáculos los vitorianos, cuyo buen humor y especial genio son
proverbiales, donde quiera que estén.
Fuera de su país es tal el cariño que conservan a Álava, que por irresistible simpatía se
reúnen y se comunican todos los días, y en sus habituales distracciones, cuantos alaveses
haya en las respectivas localidades, no siendo estas muy populosas. Esta elocuente y
especial costumbre es también propia de los demás vascongados.
El traje de los alaveses es bastante parecido en todas las hermandades. Sin embargo, los
riojanos gastan en la cabeza, gorra redonda de paño con una borlita, o si no pañuelo; los aldeanos de la llanada sombrero hongo de fieltro
y en las labores del campo calzan abarcas; y los del N. limítrofes de Vizcaya y
Álava usan boina y fuman en pipa de barro. Los rayanos de Navarra usan un pañuelo recogido al
rededor de la cabeza. Las mujeres casadas llevan pañuelo en la cabeza, blanco por fuerza
en el limite vizcaíno, y de muchos colores y flores en el llano.
Al describir á Vitoria van descritas también sus costumbres.
XI.
Armas de la provincia.
Ostenta Álava en su escudo, rodeado de un
trofeo de banderas y armas, un castillo puesto sobre una altura, y de cuya puerta sale un
brazo cubierto de armadura , que empuña una espada en actitud de herir
a un león que
avanza empinado hacia él. Debe simbolizar esta alegoría la independencia del país, fuerte
en sus montañas, y dispuesto siempre a resistir las fieras acometidas de los invasores.
Rodea al escudo esta inscripción; «JUSTICIA CONTRA MALHECHORES,» aludiendo sin duda,
a la que hasta 1.841, y en todos los tiempos, ejercía el magistrado supremo de
Álava, el Diputado general. Pero no creo que represente esta justicia el castillo con el brazo armado,
aunque sí, pudiera simbolizarla la espada, ni que el león haya sido nunca emblema de
malhechor; por lo que al bailar la discordancia entre las figuras y la leyenda es muy posible
que aquellas simbolicen, lo que queda indicado. Tiene la provincia el título de MUY NOBLE
Y MUY LEAL.
A P É N D I C E
Territorios extraños.
En el centro de la provincia está enclavado el Condado de Treviño, perteneciente
a la provincia de Burgos, que en una extensión de 10 leguas cuadradas próximamente, comprende
las villas de Treviño, La Puebla y Santa María, Pariza y Sáseta y los pueblos de: Lozana,
Meana, Doroño, Villanueva de la Oca, Zurbitu, Arrieta, Ladrera, Ocilla, Golonio, Busto,
Ascarza, Burqueta, Añastro, Pangua, Cucho, San Estévan, Araico, Ozana,
Grandibal, Franco, Dordoniz, Cacicedo, Moscador, Villanueva, Tobera, Tarobero, Moraza, San
Martín Sar, Laño, Bajauri, Obécuri, Mesanza, Albaina, Torre, Fuidio, Pedruzo,
Samiano, Argote, Saraso, Armentia, Ogueta, Marauri, Uzquiano, Aguillo,
Miruri, Ochate, San Vicentejo, Ajarte.
En el extremo Noroeste de Álava y también dentro de ella, están la ciudad de Orduña y
los pueblas de Lendoño de Arriba, Lendoño de Abajo, Mendaca y Belandia, pertenecientes al
señorío de Vizcaya.