Vitoria-Gasteiz Arqueológica.


 
 

Conformación de las etnias prerromanas en Álava, Vizcaya y Guipúzcoa. Armando Llanos Ortiz de Landaluze.(1)

RESUMEN.

La investigación actual diferencia entre la zona de Vizcaya y Guipúzcoa y la de Álava. Tras la estructura geográfica, se analiza el proceso formativo que da lugar a formulaciones culturales diversas. Mientras existen contactos con elementos residuales del mundo megalítico y con los primeros grupos continentales, paralelamente, en ciertas zonas predominan grupos de Cogotas I. 

El poblamiento aumenta durante el Bronce Final/ Hierro I, con la fundación de castros, ocupándose densamente la zona meridional por gentes del mundo cultural centroeuropeo. Posteriormente. a partir de la zona meridional hacia el norte se conforman grupos celtibéricos con influjos iberizantes y materiales de Cogotas II. Finalmente, se alude a cromlechs y menhires y se analiza la correlación con áreas vecinas, así como la relación entre etnias y Arqueología.

 

INTRODUCCIÓN.

Tanto éste. como cualquier otro trabajo de síntesis partirá de unos condicionantes que habrá que tener en cuenta a la hora de valorar sus conclusiones. ya que estas tendrán un valor temporal. El actual. En este caso concreto. en esta visión de conjunto de la zona que tratamos, uno de los principales inconvenientes será el de la diferente intensidad de las investigaciones. Si para Álava contamos con un bagaje importante de datos. para Bizkaia y Gipuzkoa son muy escasos. Esperemos que la intensificación en torno a estos momentos. en los dos últimos territorios. permitan en un futuro replantear lo que aquí exponemos y que por tanto debe tomarse como una valoración inicial. casi como un documento base de trabajo. (2)

Esta reflexión o anotación inicial. se constata al analizar historiográficamente el desarrollo de las investigaciones concernientes a estos periodos prerromanos Si ya en Álava, a principios de siglo comienza a reflejarse un cierto interés por este mundo cultural, con la referencia a ciertos yacimientos, como los de Salbatierrabide y Surbi, descubiertos en 1918: el de Kutzemendi en 1926, el Castro de Oro en 1934. localizado por J. M. de Barandiarán (Barandiarán 1934). Todos los demás, hallazgos y referencias, hasta el año 1950, serán trabajos aislados, sin ninguna conexión ni plan prefijado de investigación. Los trabajos de G. Nieto con la excavación del poblado de La Hoya, marcaron unos tímidos intentos de acometer trabajos puntuales en algunos yacimientos. que no llegaron a cuajar y quedaron más como un camino abierto que como un proyecto coherente. Otra vez será J. M. de Barandiarán quien da, en una obra de síntesis (Barandiarán 1953), un catálogo de yacimientos del Bronce Final Hierro conocidos hasta ese momento, que arrojaban un total de 13, repartidos de la siguiente forma: 7 en Álava. 2 en Gipuzkoa y 4 en Bizkaia. 

En Álava, en el decenio del 57 al 67, un plan de prospecciones sistemáticas dio lugar a importantes descubrimientos de poblados y cuevas que ampliaría esta lista inicial (Llanos v otros 1987). Sin embargo la fecha que puede considerarse clave para el estudio de la Edad de Hierro, fue la de 1964 cuando J. M. Ugartechea y A. Llanos, trazaron un plan o programa de investigación a medio y largo plazo que vertebraría los estudios que posteriormente se fueron llevando a cabo. Así se iniciaría la excavación del Castro de Peñas de Oro, a la que seguirían las de otros poblados, Henayo, Berbeia, La Hoya, Castros de Lastra, Atxa, además de varios yacimientos de «Depósitos en Hoyos», así como de cuevas, cromlechs, etc. Todo ello ha permitido disponer de un importante bagaje de resultados, a la hora de analizar estas épocas.


(1) Álava.

(2) A efectos de referencias bibliográficas, sería prolijo citar aquéllas que inciden en el tema de este trabajo. Una gran parte de las referencias están concentradas en un grupo de publicaciones cuya consulta puede resultar de gran interés. Citaremos aquellas que tocan aspectos de toda Euskal Herria, ya que algunos de los fenómenos que exponernos tienen su ampliación en los otros territorios vecinos a los que no nos referimos en nuestra exposición. 

Solamente citaremos en el texto. aquellas publicaciones que son fundamentales. tanto por su temática o porque, al tener concepto de síntesis. agrupa el conocimiento sobre un determinado aspecto.

Estas revistas son: 

Para Álava: Estudios de Arqueología alavesa. Diputación Foral de Álava:  y Boletín de la institución Sancho el Sabio.

Para Guipuzkoa. Munibe. Sociedad de Ciencias Aranzadi : Cuadernos de Sección. Prehistoria y Arqueología. Sociedad de Estudios Vascos Eusko lkaskuntza.

Para Bizkaia. Cuadernos de Arqueología de Deusto. Universidad de Deusto: Kobie. Diputación Foral de Vizcaya. 

Para Navarra. Excavaciones en Navarra. Trabajos de Arqueología Navarra. Diputación Foral de Navarra-Gobierno de Navarra.

Para lparralde. Bulletin du musée Basque, Bulletin de la Société des Sciences Lettres et Arts de Bayonne. Bayonne. 

Para la Comunidad Autónoma de Euskadi, Arkeoikuska. Memorias años 1983/1987, Gobierno Vasco.



Sin embargo en los dos territorios de la vertiente atlántica, las investigaciones en este campo son muy escasas. Hasta los años 70 los únicos datos provienen generalmente, del reconocimiento de algunos niveles con cerámica, que se adjudicaban a momentos del Bronce/Hierro sin un análisis determinante, y que quedaban reseñados como un elemento anecdótico ya que los estudios incidían más en los niveles inferiores de épocas anteriores. Otro tanto ocurría con el fenómeno de los cromlechs, cuyo tratamiento únicamente se ceñía a una amplia labor de prospecciones y su posterior catalogación.

En Gipuzkoa. J. M. de Barandiarán excavó en 1957, 59, en el Castro de lntxur, con resultados de muy poca entidad. Unos años después J. Altuna y colaboradores inician la excavación de algunos cromlechs. A finales de los años 60 y comienzos de los 70 los hallazgos del Junkal y Santa Elena, en lrún comenzarían a ofrecer resultados y datos esperanzadores. Otros hallazgos esporádicos, como los cuencos de oro de Axtroki y el tesorillo de monedas ibéricas de la cueva de Usategi, empiezan a poner de relieve la presencia de estos grupos culturales prerromanos, en tierras guipuzcoanas. 

Sin embargo un programa serio, con prospecciones y excavaciones planificadas no se inició hasta 1985, a cargo de X. Peñalver y C. Olaetxea. En la actualidad ya se conocen seis poblados y varias cuevas adjudicables a estos periodos que nos ocupan, habiéndose iniciado excavaciones en alguno de estos yacimientos con resultados positivos.

En Bizkaia ocurre algo similar en cuanto al desarrollo de las investigaciones. Datos aislados sobre hallazgos. se conocen ya en 1767 con la localización de monedas ibéricas y una estela en el monte Lejarza, así como restos cerámicos y otros elementos en cuevas. que en algunos casos dieron lugar a excavaciones, poniendo como un ejemplo la excavación de la cueva de Goikolau por J. M . de Barandiarán en 1935 pero sin que existiese un programa concreto y definido. 

FIG. 1. Dispersión de los principales yacimientos de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa.

Otro de estos intentos es el que llevaron a cabo Taracena y Fernández de Avilés en el poblado de Gastiburu o Arrola. También en el fenómeno de los cromlechs se realizaron algunas excavaciones por J. M. Apellániz. Ya en los años 80, otros trabajos son los que comenzaron a ofrecer algunos resultados más firmes. Son de destacar los que inició L. F. García Valdés con las excavaciones del Castro de Maruelexa y Santuario de Gastiburu, con un programa dilatado de campañas (Valdés 1981, 1987 y 1986, 1987). Otro tanto ocurre con la labor de prospecciones. Todo ello permitirá disponer, a medio plazo, de resultados concretos. Los yacimientos conocidos actualmente son los de algunas cuevas con niveles del Bronce/ Hierro, y algunos lugares que por sus características corresponden a poblados, y cuyo número se eleva a trece.

Sobre esta base, intentaremos analizar la formación de las etnias prerromanas, en estos territorios. Antes de entrar en materia nos parece conveniente exponer brevemente la estructura geo-hidrográfica de la zona en estudio, ya que será un factor definitorio a la hora de explicar cienos fenómenos de población.

Una larga alineación montañosa de este a oeste paralela a la costa, divide en dos partes bien diferenciadas a esta zona en cuestión . Está formada por las sierras de Aralar, Altzaina, Urkilla, Elgea, Gorbea y Salvada, con altitudes superiores a los 1.000 mts. que en algunos casos llegan a los 1.531, y que se conforman como divisoria de aguas Cantábrica-Mediterránea.

Casi en todo su recorrido, sirve de límite divisorio entre Álava y Bizkaia-Gipuzkoa, salvo dos zonas alavesas, el Valle de Aramayona y el de Ayala que se enclavan en la depresión Cantábrica. Esta zona septentrional o Cantábrica es de compleja orografía, con unas altitudes medias de 200 mts. s. n. m. en la que se establecen tres grandes vías norte-sur, a través de los ríos Oria, Deva y Nervión, con ramificaciones transversales. La zona meridional se estructura orográficamente en dos alineaciones paralelas al eje principal descrito que con altitudes superiores, también a los 1.000 mts. s. n. m. y una media de 500 mts. establece otros tantos corredores que, por el este, enlazarán con tierras navarras y que son surcadas por los rios Zadorra, Ayuda y Ega. En la parte occidental de esta vertiente una red hidrográfica norte-sur. con los ríos Zadorra; Bayas y Omecillo atraviesan otros tantos valles con ejes en esta dirección. Al sur la depresión del Ebro, pone en comunicación la parte meridional de Álava, con Navarra. Burgos y La Rioja.


2. PROCESO FORMATIVO

Resumiendo el concepto diremos que no se puede considerar unilineal, sino lineal en formaciones paralelas que en algún caso son confluyentes, dando lugar a nuevos tipos. Y esto. en general para toda el área en estudio, aunque es palpablemente más acusado en la vertiente meridional. ¿Cuál será la base sobre la que se iniciará el proceso desde el Bronce Final? Fundamentalmente y como substrato globalizador, diremos que, con algunas diferencias en la ocupación territorial y con algunas más en cuanto a su expresión, será el correspondiente al mundo megalítico pastoril. Conocido, más por sus representaciones funerarias, que por el resto de ocupaciones, especialmente de hábitat.

En la vertiente septentrional éstas. casi exclusivamente se localizan en cuevas. No ocurre lo mismo en la parte meridional donde, además de la habitación en cuevas son cada vez más abundantes e importantes los hallazgos de poblados al aire libre con niveles campaniformes. Los espacios del hábitat en cuevas obviamente se repartirán en las zonas o macizos kársticos, no teniendo por tanto validez valorar su reparto espacial, por cuanto se condicionan a un espacio propicio. y no libremente elegido, independientemente que puede indicar una tendencia marcada por ámbitos culturales anteriores. Todo lo contrario ocurre con los yacimientos al aire libre, cuya ubicación puede indicar preferencias en una libre elección de espacios seleccionados por diferentes motivos.

Aunque el punto de partida en el planteamiento de esta formación de etnias prerromanas tiene como origen de su análisis el Bronce Final, tendremos que indicar que en esta exposición que presentamos no lo planteamos bajo un esquema rígido cronológicamente sino que lo trataremos bajo el aspecto evolutivo de ocupación del territorio, a partir de la introducción de grupos postmegalíticos, es decir con aquello que supone una ruptura de formas de vida precedentes y que conformarán un aglomerado de sociedades ocupantes de esta parte del País Vasco. ¿Cuáles son estos elementos constituyentes de las sociedades prerromanas? Son principalmente dos. Las que corresponden al mundo Peninsular, y las aportaciones algo más tardías del mundo Continental.

Ya desde el Bronce Antiguo se constatan unos grupos sociales. que aunque no alejados de las influencias campaniformes o al menos con ellas relacionados, desarrollaron unos modos de expresión socioculturales que quedan reflejados en unas formas que los caracterizan y que básicamente pueden fijarse en fenómenos concretos: un grupo habitante en cavernas, con amplia extensión en la zona septentrional (Apellániz 1974 y 1974 a) y otro con asentamientos al aire libre. generadores del fenómeno de los «Depósitos de Hoyos» y de las expresiones pictóricas en cuevas de tipo esquemático-abstracto, con amplia implantación, especialmente en la zona meridional.

En la vertiente Atlántica se detecta su presencia en numerosas cuevas. Con niveles cerámicos característicos tanto por formas como por ciertos elementos, como son: superficies testuradas, rugosas, ungulaciones cubriendo toda la superficie, pezones horizontales ubicados en el tercio superior de los recipientes e incluso formando parte del mismo labio, bases planas en algunos casos con impresiones de cestería. 

Los perfiles son suavemente convexos con bocas cerradas o con tendencia a cerrarse, y otros de formas cóncavo-convexas. Aparecen en varias cuevas de Bizkaia, destacando las de Arenaza (Galdames), Santimamiñe (Kortezubi), Kobeaga (lspaster), Lumentxa (Lekeitio), Goikolau (Berriatua). En Álava se encuentran las de la Iglesia (Retes de Tudela), Mairuelegorreta (Murua), Kobairada (Subijana de Morillas), Solacueva Jócano), Obenkun (S. Vicente Arana), y en Gipuzkoa en Jentiletxea (Motrico). Urtiaga (lziar), entre otras.

 

FIG. 2.  Cerámica de cuevas: 1.Lumentza (Lekeitio-Bizkaia). 2. Armontaitze (Ataun-Gipuzkoa). 3. El Bortal, (Carranza-Bizkaia), 4. Txispiri (Gaztelu-Gipuzkoa). 5.Santimamiñe (Kortezubi-Bizkaia). 6. Erlaiz. 7. Goikolau (Berriatua-Bizkaia) 8. Marizulo (Urnieta-Gipuzkoa). 9. Cueva de la Iglesia (Retes de Tudela-Álava). 10. Lazaldai (Zárate-Álava) 11. Kobairada (Subijana Morillas-Álava) 12. Mairuelegorreta (Murúa-Álava). 13. Los Goros (Hueto Arriba-Álava).



Sobre este mundo se incrustarán los tipos de Boquique. caso éste en que el mayor porcentaje de elementos aparece en tierras alavesas: Cueva de los Goros (Hueto Arriba), Solacueva (Jócano) (Llanos 1989) o en la bizkaína de Arenaza (Galdames) (Apellániz 1981/ 1987). Es curioso reconocer como esta presencia aparece ligada a la presencia de pinturas rupestres esquemático-abstractas como ocurre en Solacueva y Arenaza, aunque esta asociación no sea un condicionante, ya que en otras cavidades, sin restos cerámicos como los descritos también se dan pinturas rupestres de este tipo, como ocurre en las cuevas de Lazaldai (Zárate), Liziti (Andagoia), Pico Corral (Bóveda), Los Moros (Atauri) (Llanos 1962-1963). 

Corresponderá, precisamente a estas épocas el origen del arte esquemático abstracto, como así parece atestiguarlo la fechación de Carbono 14 de Solacueva, con un 1.760± 100 a.C, para el nivel VI de carácter protoboquique. 

Esta aparición de las ornamentaciones de Boquique, sobre o en niveles con las cerámicas descritas anteriormente, no solamente se acusa en las cuevas, sino que otro tanto ocurre en los yacimientos del tipo de <<Depósitos en Hoyos». La fechación de uno de estos depósitos cuyo resultado de la excavación está aún sin publicarse con los tipos de cerámicas protoboquique denominado Santa María en el pueblo de Estarrona, en plena Llanada Alavesa, arrojó una fecha de 1.830± 100 a.C. Fechaciones para este tipo de yacimientos, con Boquique y excisiones -como el caso del Hoyo de la Paul (Arbigano) (Llanos 1991a), fue fechado en el 950±85 a.C.. y otros sin excisiones ni Boquique, como los de Bizkar (Maestu) (Llanos 1978) en el 670± 100 a.C.. o bien otros, sin fechaciones absolutas, pero con materiales que tipológicamente corresponden al final del Hierro II.

Esta complejidad del mundo de Cogotas I, es aún si cabe, más acusada a la hora de valorar los lugares de habitación. Estos, de momento, solo se conocen en la zona meridional, en Álava. Cerámicas convexas o cóncavo-convexas bajas y abiertas con ornamentaciones clásicas de este mundo cultural pero sin presencia de Boquique ni excisiones, aunque sí de incisiones corridas, se dan en los Castros de Berbeia (Barrio) (Agorreta y otros 1975) y Castillo de Portilla (Portilla), ubicados en zonas altas y bien defendidas.

Por contra, la inclusión de Boquique y excisiones existe en poblados en zonas bajas, sin defensas naturales, como los de La Chirivía o la Pieza la Choza (Berguenda) y el Hoyo de la Paul (Villambrosa), sitio este último con elementos de tradición campaniforme, así como otros varios lugares en la zona riojano alavesa de las proximidades de Laguardia y Elvillar.

Así se constata cómo este mundo meseteño se extiende muy desigualmente, siendo su presencia más clara y completa en cuanto a tipo de yacimientos en la zona media y meridional, aunque existen algunos en la septentrional. Por otro lado, se observa una evolución de los conjuntos de materiales con un momento medio en el que hacen su aparición las cerámicas de Boquique y excisas. A todo ello habría que añadir el amplio abanico cronológico durante el que perduran ciertas formas o modos y que se incrustarán temporalmente y menos culturalmente en los nuevos grupos sociales que harán su aparición a finales del segundo milenio a. de C.

Será en el último tercio del segundo milenio a.C. cuando la introducción y asentamiento de nuevos grupos, de carácter continental, van a generar unas nuevas estructuras tanto de desarrollo como de ocupación, en áreas reducidas o espacialmente más amplias. Es ésta una etapa no demasiado bien conocida al menos en extensión, ya que de todos los lugares excavados solamente en dos, Castro de Henayo (Alegría de Álava) (Llanos y otros 1975) y La Hoya (Laguardia) (Llanos 1983 y 1981/1987), se tienen datos para reconocer su presencia, de una forma objetiva. En estos casos concretos y, al igual que ocurría anteriormente si nos fijamos en su ubicación, no parece que la elección de lugar pueda considerarse una característica definitoria. En uno de los casos, Henayo, se trata de un cerro relativamente prominente dentro del área donde está, en tanto que en el otro, La Hoya, es una zona baja sin ninguna estructura natural que le pudiese servir de defensa natural. Sin embargo sí hay algo que los relaciona. El de los materiales y fórmulas constructivas que están presentes en ambos. Los únicos restos que quedan de estos asentamientos son series de agujeros de postes, algunos con cuñas de piedra, que parecen indicar unas construcciones, tanto de las viviendas como de sus defensas exclusivamente de madera.

Sin embargo existe una diferencia entre los materiales adjudicables a cada uno de los momentos de estos dos yacimientos de Henayo y La Hoya. En el primero, Henayo, caracterizan al nivel IIIc, aparte de los tipos cerámicos con ornamentaciones plásticas, los recipientes de pastas bruñidas, decoradas con impresiones de muelles, grafitadas, excisas e incisas. En el caso de La Hoya, caracterizan a los niveles B3 y C, una serie de materiales cerámicos, que aparte de las decoraciones plásticas de cordones, digitaciones. etc, son características las pastas bruñidas con ornamentaciones incisas corridas que desarrollan temáticas de clara adjudicación continental, así como abundante material lítico con grandes piezas de lascas / raederas de cuarcitas y silex. Es en estas fases donde se encuentran elementos más arcaicos como cerámica campaniforme y de pastas carbonosas o puntas de silex de pedúnculo y aletas, siendo posible una correspondencia temporal, con lo que estaríamos ante un momento de contacto de grupos residuales del fenómeno megalítico, con estas nuevas poblaciones. 

Esto parece indicar que. aunque similares en cuanto a las fórmulas constructivas, existe una diferencia cronológica, para estos niveles inferiores entre uno y otro poblado.

Estas primeras etapas de ocupación territorial llegarán a consolidarse, al producirse una fijación de estos asentamientos. Durante la etapa inmediatamente posterior se introducirán nuevos criterios constructivos y arquitectónicos. En Henayo esta modificación es relativa, ya que continuaron con estructuras de madera y paredes de trenzado de cestería manteadas de barro, con plantas circulares y cubierta posiblemente cónica. También a este tipo de viviendas corresponden las del Castro de Peñas de Oro (Vitoriano) (Ugartechea 1971).

FIG. 3.Cerámicas de "depósitos en hoyos": 1. Bizkar (Maustu-Álava)  2. La Paul (Arbigano-Álava)  3. La Teja.(Villodas-Álava). 4 Batán (Vitoria-Álava). 5. Mendizorroza (Vitoria-Álava).

 

F1G. 4. Cerámica de castros: 1. Berbeia (Barrio-Álava). Cerámica de cuevas: 2. Solacueva de Lakozmonte (Jócano-Álava).

Sin embargo en La Hoya se modifican substancialmente, donde se construyen con levantes de zócalo de piedra y paramentos de adobe y con distribuciones interiores que compartimentan y definen funciones diferentes sobre trazados de plantas angulosas. Sin embargo tanto en uno como en otro caso los hogares son de tipo circular exento. Será en el poblado de La Hoya. en su nivel B4, donde aparecerán una serie de cerámicas bien secuenciadas que resulta clave para conocer su evolución. Siguen siendo los tipos ornamentados con incisiones los más antiguo.

Sobre ellos aparecerán las técnicas excisas que darán paso a las pintadas con grafito y líneas acanaladas. Las cerámicas pintadas con tonos rojizos o con barbotina blanca. se superpondrán a aquellas que a su vez darán nuevamente paso a las impresiones de muelles y acanaladuras. Las fechaciones para estos dos niveles de La Hoya, oscilan entre los siglos XIII al XII a.C. aunque existe una fecha del siglo XV. Son también abundantes en estos niveles los recipientes de pasta de adobe sin cocer, de fibras vegetales, así como restos de otros de madera.

No es solamente en los poblados donde se acusa esta presencia Continental. sobre todo de caracter atlántico, aunque no es única. ya que también se pueden constatar indicios de elementos del sur de Francia. Existe un número de hachas de talón y anillas localizadas casi en su totalidad sin un contexto claro, repartidas por los tres territorios, de las que cuatro corresponden a Álava, como los hallazgos de Bachicabo, Portilla, Henayo, una a Gipuzkoa, en Mondragón, y otra a Bizkaia en Carranza. 

Son también las cuevas otro de los lugares donde aparecen elementos del Bronce Final, aun cuando con cierta timidez y con materiales no excesivamente significativos. Nuevamente será la zona meridional donde en algunos de estos yacimientos en cuevas se representan objetos claramente adjudicables a estos momentos, como la empuñadura de espada de lengüeta y empuñadura en U, de Solacueva de Lakoz monte. Esto no quiere decir que no existan cuevas en la vertiente septentrional con interesantes hallazgos, pero en aquellos donde aparecen, se encuentran próximas al cambio de vertiente y en clara relación de comunicación con el espacio meridional, como en los casos de las cuevas de Anton Koba, en Oñate o en la de lruaxpe III en Aretxabaleta. 

El Bronce Final, al nivel de los conocimientos actuales se confirma en poblados de la vertiente meridional, y no en todos. En los que han podido ser excavados y por tanto claramente identificado este momento, se observan dos diferencias fundamentales en lo estructural. Tanto en las formas individuales de las viviendas como, consecuencia de ello, en el lógico condicionamiento del trazado y disposición urbana. En un caso aparecen las viviendas de plantas redondeadas y por otro las que tienen un trazado anguloso. Las primeras casi en su totalidad tienden a formas circulares y las segundas a superficies rectangulares o trapezoidales. Entre las primeras están las de Peñas de Oro (Vitoriano) y Henaio (Alegría de Álava) y en otra etapa más moderna San Miguel de Atxa (Vitoria) (Gil Filloy 1989), y entre el segundo grupo, todos los demás. 

Todos estos lugares se encajan en unos asentamientos, elegidos según ciertas variantes (Llanos. 1981 ), pero sin que ello suponga uniformidad o diferenciación de grupos, ni norma concreta,  tanto si se analiza desde el punto de vista de las distribuciones espaciales como por el de las cronológicas. En estos tempranos momentos las estructuras constructivas de las viviendas van a adoptar las técnicas que perdurarán hasta la romanización. Viviendas semirrupestres con muros de piedra tabular o manteados de barro de Arkiz (Trespuentes) y Castros de Lastra (Caranca) (Sáenz de Urturi 1981-1987), La Hoya (Laguardia) y Atxa (Vitoria) (Gil 1989), paredes de manteados de barro sobre ramaje de Oro y Henayo, o los zócalos de piedra y levante de adobe de La Hoya. También corresponde a estos momentos. el pintar los suelos y paredes, de las vivienda,. con coloraciones rojizas y temas ornamentales lineales de trazado sencillo.

Los conjuntos de materiales cerámicos, fijarán unas nuevas tipologías, con formas de cuerpos biconvexos con quiebro alto, cuellos muy desarrollados abiertos y en algunos casos rectos, bases de pequeño diámetro con fondo rehundido y cerco anular. Pueden estar ornamentados con ungulaciones o digitaciones, en el caso de terminaciones simplemente alisadas o con terminaciones bruñidas desapareciendo progresivamente las ornamentaciones con impresiones de muelles. Otro tipo clásico son los pequeños cuencos hemiesféricos y con cuellos cortos abiertos, también bruñidos o asimismo los de cuerpo rectos oblicuos con pie anular.

Las funciones metalúrgicas que se desarrollaron en estos poblados quedan patentemente demostradas  por los moldes y crisoles o bien restos de tortas de  fundición. Esta industria parece que se desarrolló, bien a partir de mineral, o como en el caso de Oro, sobre chatarra de viejas piezas que se refunden. Estos testimonios se documentan en los poblados de Kutzemendi (Castillo), Oro, Henayo, La Hoya, Castros de Lastra. 

Es rico y variado el conjunto de piezas metálicas que aparecen en estos yacimientos. Especialmente de bronce, con fíbulas de doble resorte, de codo. etc, o alfileres de cabeza arrollada, agujas de perforación desplazada hacia el centro, botone de travesaño, etc.

Su relación con grupos continentales es clara, tanto del círculo de los túmulos, como de otras estructuras culturales, tipo Campos de urnas. En metales preciosos solamente en tres yacimientos aparecen algunas piezas. En los alaveses de, Solacueva, con pulseras laminares convexas de oro y plata, a parte de otra maciza de sección circular de una aleación de plata, el Castro de Peñas de Oro, con un anillo de extremos cruzados retorcido en salomónico, y en el guipuzcoano de Axtroki (Barandiarán 1973) con el hallazgo, sin contexto, de dos cuencos de oro con ornamentaciones repujadas. Algunas de estas piezas nuevamente nos llevan a procedencias norcontinentales, lo que está indicando unas relaciones posiblemente de tipo comercial desde la vertiente meridional,  del País Vasco, de una cierta importancia.

También, algunos materiales especialmente claros, como pueden ser las cerámicas, impresas con punzones decorados. están indicando una presencia del mundo de Cogotas ll. De momento únicamente se reconocen en el poblado de Castros de Lastra, en la zona occidental de Álava (Sáenz de Urturi 1981/1987).

FIG. 5. Poblado de la Hoya (Laguardia-Álava). Algunas formas cerámicas de los niveles C y B.